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La historia de Yeferson Rodríguez: ¡Qué el vitíligo no le quite el color a tu vida!

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Escrito por Beatriz Quintana

Acarigua-. El pasado 25 de junio fue el Día Mundial del Vitíligo, una enfermedad que se caracteriza por la pérdida del color (pigmento) de algunas zonas de la piel. El resultado, es la aparición de parches blancos y desiguales que no tienen pigmento.

El vitíligo afecta a entre el 0,5 % y el 1,0 % de la población mundial, según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés). No obstante, muchos casos pueden no ser reportados y algunos investigadores estiman que la condición puede ocurrir en el 1,5 % de la población.

Todos conocemos o tenemos un amigo con vitíligo. En este caso, consultamos a Yeferson Rodríguez, modelo, locutor, speaker y director de la productora de eventos Gadafa Comunicaciones, un joven que se ha propuesto visibilizar, sensibilizar y mostrar su piel superando los complejos internos y sociales.

«Esta enfermedad afecta principalmente el autoestima. Lo digo desde mi experiencia, ya que no produce ningún tipo de dolor. En principio, causa mucha preocupación, angustia y un poco de aislamiento, porque muchas veces el peor crítico, es uno mismo», indicó.

Afirmó que aunque hay un desequilibrio emocional inicial, lo primero que debe hacer alguien cuando es diagnosticado con vitíligo es mantener el control y tratar de no proyectarse negativamente a futuro, porque en principio el paciente se imagina una despigmentación completa y otras terribles consecuencias sociales.

-Esas ideas que están en nuestra mente, pueden hacer mucho daño. Yo traté de dirigir mi proceso desde la aceptación, el amor propio y, por supuesto, siempre es importante la ayuda ayuda profesional, y una mentoría emocional y psicológica.

Para Rodríguez, es importante hacer visible el vitiligo en estos tiempos de diversidad, para demostrar que absolutamente todos somos iguales, sin importar el aspecto externo.

«Es muy importante este Día Mundial del Vitíligo, para aclarar que no es una enfermedad contagiosa ni es una infección. Veo con preocupación cuando padres de niños con vitíligo caen en alarmas que solo hacen que el niño se autorechace por su despigmentación», acotó.

Al comenzar fue a un dermatólogo, que confirmó el diagnóstico y le dio un tratamiento antiinflamatorio y unos esteroides.

«Los médicos no me dieron muchas esperanzas. Hasta ahora entiendo que la ciencia no tiene clara la causa ni tampoco la cura, pero sí me preguntas a mí, yo diría que sí tiene cura. Es más, te diría que todo síntoma tiene cura. Ha sido distinta la experiencia postdiagnóstico, pues yo realmente traté de asumirlo con la mejor actitud, pero la causa sí tiene un factor común y es que todos con los que he conversado coinciden en un proceso emocional intenso previo a la manifestación del síntoma», señaló Rodríguez.

Afortunadamente ––dice–– que en todo momento he recibido comentarios de apoyo y aceptación. Sí, es cierto que hay mucha desinformación, pero lo más importante siempre será la propia aceptación y, lo demás, será una consecuencia.

«¿Que si me avergoncé? La respuesta es un rotundo sí. En mi caso, que comenzó por mi rostro y se propagó rápidamente, fue algo realmente sorpresivo para mí y para todo el que me conocía, así que las primeras dos semanas me maquillé, pero de nada servía (risas) Igual pasaba mis horas de vigilia, explicándole a todos qué era lo que tenía. Mientras me reconocía en un nuevo rostro, sentía un poco de vergüenza, pero la idea es no quedarse en ese estado», enfatizó.

Llamado de atención

Desde su proceso de curación, explica que el vitíligo fue el síntoma que vino a hacerle un «llamado de atención», para cambiar.

«Yo no buscaba la repigmentación. Yo buscaba la salida del estado emocional que la causó para no arrastrarlo en el tiempo. Mi rostro se ha repigmentado como consecuencia de un trabajo interno que me ha hecho transitar mis miedos y atreverme a hacer todo lo que antes pensé que no sería capaz, por incontables excusas», dijo.

Esta terapia ha implicado sustituir un patrón de pensamientos y emociones tóxicos por uno más amable, establecer hábitos positivos y vivir el presente, para equilibrar su cuerpo y regenerar sus células.

En todo este tiempo ha estudiado libros de autores como Joe Dispensa, Thirwlld Dethlefsen y Rüdiger Dahlkl. Sus amigos se sorprenden y quedan fascinado con la historia de la repigmentación y, sobre todo, reconocen el trabajo interno que ha hecho para lograrlo.

«En mí, cambió todo. Yo podría decir que soy otro en cuerpo, alma y mente después de mi diagnóstico. Muestro con orgullo la despigmentación de mis piernas, porque creo que todos debemos mostrar con orgullo lo que somos; lo hago también porque sé que puedo inspirar a muchos”, afirmó.

-Hace un par de años, cuando todo estaba comenzando, en el 2021, un niño con vitíligo se me acercó con su mamá para conversar conmigo. Me contaron que él no usaba shorts, ni tampoco quería ir a clases por rechazo a su despigmentación. Para mi sorpresa, después de ese contacto, este niño se sintió más seguro y yo mismo lo vi luego usando short, de lo más feliz. Eso para mí significa mucho, así que seguiré mostrándome con orgullo. Además, auténticamente, creo que me quedan bellas», relató Yeferson.

Su mensaje es de autoaceptación, de reconocimiento y de amor propio. «Los invito a que abracen todo lo que los hace únicos y diferentes. Que aprovechen este momento de la historia, donde se le está dando visibilidad y valor a la diversidad, que no se detengan y que éste o cualquier otro síntoma les sirva de impulso para vivir más, para vivir mejor», fue su propuesta.

Estadísticas

Según la organización The Vitiligo Society, 70 millones de personas tienen la condición y entre el 20 % y 35 % de los pacientes son niños.

El vitíligo, por lo general, comienza a aparecer a los 20 años de edad, aunque puede desarrollarse a cualquier edad, y afecta a hombres y mujeres de cualquier origen étnico.

Los especialistas afirman que un primer factor de origen puede ser genético, pero que el desencadenante suele ser el estrés emocional.

Lo más importante es desmitificar este tipo de enfermedades, que por desinformación hemos mirado de soslayo, ya que está comprobado que el vitíligo no es una infección y no puede contagiarse. Es una despigmentación externa, ¡la vida tendrá siempre la intensidad y el color que tú le des! (CNP 16.100)

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Beatriz Quintana

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