Beatriz Quintana Mujica
Acarigua.
Juan Pablo Alfonzo, músico y abogado. siempre fue un aficionado de los bombones. En sus giras internacionales, se escapaba a las chocolaterías para comprar y traerle a su familia un souvenir de cacao y leche.
Entonces, pensó en mezclar la flauta -instrumento que toca desde niño- con el chocolate, en eventos donde se podía disfrutar de su interpretación y esos deliciosos dulces que estaban a la venta.
Fue invitado a muchos bazares y cafés para amenizar, y es en estos lugares donde conoce a apicultores, caficultores y productores de cacao. Como era natural, piensa en registrar su productora y así nace, en el 2016, “Gran Cacao Portuguesa”.
Comienza comprando el cacao que molía y mandaba a refinar, para hacer chocolates totalmente artesanales. Consciente de estar iniciando un negocio del que poco sabía, busca oportunidades para aprender .
«Lo que más me gustó es que tiene triple impacto. Si se enfoca bien, se contribuye al desarrollo económico, social y ambiental. Me fui al Impact Hot Caracas, al IESA y la Universidad Simón Bolívar, para conocer más sobre emprendimiento y negocios», dijo.
Recientemente, participó en un programa de coemprendimiento organizado por las Naciones Unidas (ONU), donde se reúnen incubadoras y aceleradoras de negocios.
«Apliqué con mi proyecto de emprendimiento (de 80 quedamos 3), cumpliendo con el perfil de triple impacto: se obtiene un beneficio económico. Socialmente ayudamos a los pequeños productores con formación técnica y asesoría legal y financiera, y atención psicológica, si lo necesita», explicó.
En cuanto al aspecto ecológico, destacó su incidencia en la biodiversidad, porque los cultivos de cacao necesitan polinizadores y estar acompañados de otras plantas como la cúrcuma y el jengibre, cafetos y cítricos. “Así, ayudamos a la familia, el ambiente y a mitigar los efectos del cambio climático”, expresó.
El cacao es un fruto que da felicidad a través de la teobromina (Teobroma Cacao) que activa los neurotrasmisores que producen la sensación de placer.
Además, tiene tanto potencial que se usa todo el fruto, hasta la cascarilla, en la industria cosmética.
Alfonzo y su familia, comenzaron la selección de las plantas de cacao para sembrar y afianzar su pequeña producción de cacao en Araure, algunas hileras rodeados de cafetos y otras de cítricos que se transmiten por las microrisas. De esta manera, se logra que el cacao tenga un aroma y un sabor combinado, particular, exquisito y propio.
El cacao se da en el trópico, y en Portuguesa hay varios municipios en los que se produce: Guanare, Unda, Ospino y Araure. Hay dos picos de cosecha: en noviembre y diciembre, y luego en mayo y junio. Si se hace por injerto se tarda dos años si es por semilla, uno adicional para obtener el fruto.
Los productos de Gran Cacao Portuguesa, son de tres tipos: con leche, chocolate oscuro y chocolate blanco en forma de bombón. Se comercializa también la cascarilla para hacer infusiones o cremas exfoliantes.
«Tenemos sabores muy distintos para que no se parezcan a otras marcas. Tenemos presentaciones desde 3 a 24 bombones, chupetas, flores de chocolates, trufas y placas para días especiales».
Los pueden llamar, para que instalen su stand en una fiesta, bombones, fuente de chocolates, infusiones, entre otros deliciosos productos de la chocolatería.
«Soy optimista por la oportunidad, pocos países producen cacao y todos comen chocolate. Tenemos excelente tierra para producir; aún Portuguesa no se perfila como estado productor pero eso puede cambiar», acotó.
Los pueden conseguir en Instagram @grancacaoportuguesa y Facebook ahora Meta.