Araure.- Claudia Miraglia es la creadora del Método Cor, una terapia que lleva aplicando más de 15 años, durante los cuales ha vivido multiples experiencias sanadoras que requieren coraje y corazón para reconocerlas, enfrentarlas y sanarlas.
Eso la inspiró a escribir un libro con el mismo nombre «El método Cor», que ya está siendo exhibido en algunas librerías, ferias europeas y también puede ser adquirido en Amazon.
Aunque su lanzamiento oficial será en las Ferias del Libro de Madrid y Sevilla, Claudia -radicada en Turín, Italia, pero que vino a ver a sus padres Lucía Barrios y Vito Miraglia-, invitó recientemente a sus amigos más cercanos para compartir la alegría de este logro, en Araure.
Hoy ha logrado la satisfacción plena, consciente de su ser. Viaja, hace escultura, disfruta, escribe, trabaja y estudia muchísimo, pero sobre todo, se toma su tiempo para meditar, hacer retiro, mirar dentro de sí y hacer posible su propósito de vida: ayudar al otro a ver sus propias habilidades para ser feliz.
Aventurera y desfasada
La terapeuta y novel escritora recuerda con mucho cariño su paso por el Colegio Alejandro Humboldt y, luego, la Escuela Palacio Fajardo. Guarda en su memoria su aventura con una compañerita de cuarto grado con quien se escapó a conocer la Quebrada de Araure y la de andar descalzas por la plaza Bolívar como dos pájaros libres, en su inocente y feliz infancia.
Ingresó a la facultad de economía de la Universidad Central de Venezuela y trabajó en ese período con letrados como Emeterio Gómez entre otros. Allí conoció a Gary Backer, Premio Nobel de 1992, un escritor que considera maravilloso y vivió experiencias que la marcaron muchísimo, porque todas tenían un contenido social y psicólogico con las que fue descubriendo que también le atraía el estudio de la conducta y de la mente. Más tarde, fue en la Universidad Católica Andrés Bello, donde se graduaría de economista.
«Yo siento que he estado desfasada siempre. Tuve un amor maravilloso en mi juventud, pero aún no me veía casada y dicidí terminar la relación. Al entrar a la universidad y aunque mis amigos tenían mi misma edad, mi nivel de conciencia y observación era otro, distinto. Entonces me enamoré y me casé con un hombre mucho mayor que yo, con el que permanecí 30 años, fue una relación muy profunda en la que aprendí, sufrí, dije hasta aquí y del cuál me divorcié hace cuatro».
El cambio de economista a terapista
Ella y su esposo, tuvieron que salir del país y es el momento en el que su vida empieza a tomar otro curso. Incursiona en el autoconocimiento a través de su cuerpo, “porque -dijo- es allí donde se manifiesta la vida, con el que padeces y disfrutas».
Claudia (@claudiamiraglia_cor) se interesa en la Terapia Biodinámica Craneosacral y estudia durante cuatro años con su máximo exponente, el científico Jonh Upledger, quien estaba seguro que una persona puede revertir un proceso genético de cáncer y otros procesos adversos restableciendo su homeostasis.
«Tuve experiencias maravillosas con él. Nos ayudaba a expandir nuestros niveles de conciencia, leíamos mucho y también tenía una clase de liberación somatoemocional, porque se dio cuenta que el cuerpo encapsula (tumores y quistes) los impactos emocionales y se manifiestan con las enfermedades. Aplicando la terapia Gestalt, cerramos estos procesos y descartamos su manifestación corporal», explicó.
Sabiendo esto, se dedica a estudiar terapia Gestalt durante varios años y a ayudar a muchas personas, ya como terapista profesional.
La evolución espiritual
Luego se va a India para recibir y aprender terapia espiritual. “Fue mágico, estaba completamente en el amor. Este camino espiritual me llenó por completo y fui a India, anualmente dos y tres veces, durante doce años».
El método que aprende es tan poderoso como sencillo -explica- y tiene una sola técnica; ayudar a ver al otro, lo que el otro no puede ver. Hay muchas cosas que nos bloquean.
Lo primero que vemos es el ego que nos limita, es decir, nuestros pensamientos y todo el cuerpo con sus placeres y sus dolores. Hay una técnica de meditación que se llama autoindagación, para poder soltar y salirnos de la rigidez y la limitaciones.
El Método Cor
«Yo soy terapista de evolución y cambio. El desbalance más grande de la humanidad en este momento está en la mente y es necesario que la gente se haga consciente de la enfermedad mental y su desbalance. La vida siempre nos pone en situaciones de fricción para transformarmos. Sí, nos produce estrés, pero sin fricción no hay vida. El significado que le demos a las fricciones hará la diferencia y si somos conscientes, será menos dramático».
Escribió este libro porque quería contar los resultados de su terapia. Le ha llevado cinco años lograrlo. Todo el mundo llegaba a su consultorio en medio de una crísis queriendo resolverlo inmediatamente. Siempre referidos, pero muchas veces sin saber exactamente qué es lo que ella hacía. El libro explica lo que hace, su propia experiencia, expone algunos casos y cómo logra ayudar.
Su método es una integración de varias técnicas que se ajusta al paciente, a la familia o al grupo. Si ve compromiso hace cuatro propuestas: fortalecer la autoestima, dejar de autosabotearse, tener técnicas de meditación y conocer, al menos fugazmente, el ser, el camino espiritual, señaló.
Venezuela vive un ambiente de crisis ¿Qué hay que hacer para no caer en desesperanza?
«Claro que hay esperanza, pero hay que estar consiente y hacer un esfuerzo constante, para que la negatividad del inconsciente colectivo no nos arrastre. Estos 23 años del siglo XXI nos están poniendo a prueba para que tengamos formas de pensar diferentes. Hay varias premisas en este siglo: el ego está golpeado y hay que permitir la vulnerabilidad, algo que casi nadie desvela. Nada es definitivo, ya lo dijo Einstein cuando presentó la Teoría de la relatividad y, por último, pareciera que en el siglo XXI nos está controlando la inteligencia artificial y el logaritmo sabe más de ti, que tú mismo. Es inminente conocerte a ti y ayudar al otro a que se conozca. Saber qué emoción está presente, cómo la manejas y qué hacer con nuestra incertidumbre, saber quién eres y comprenderte, para que el miedo no nos domine». (CNP 16.100)