El mundo espera un fármaco anticonceptivo masculino desde hace décadas. Además de los preservativos y la vasectomía, no hay más alternativas para todas las personas con pene que no quieran arriesgarse a producir un embarazo. Así, la responsabilidad de prevenirlo suele recaer desproporcionadamente en las mujeres, para quienes existen una miríada de opciones anticonceptivas que incluyen desde los preservativos hasta las terapias hormonales.
Pero el pasado 14 de febrero se anunció una opción que, aunque todavía está lejos de poder encontrarse en las farmacias, podría cambiar este paradigma. Un equipo de Weill Cornell Medicine, en colaboración con Rockefeller University y Memorial Sloan Kettering Cancer Center, desarrolló un tratamiento potencial anticonceptivo para el esperma.
El mecanismo es ingenioso: los científicos desarrollaron una molécula llamada TDI-11861, en una larga labor de ingeniería química, que inhibe una proteína clave de los espermatozoides. Se trata de la adenil ciclasa soluble (sAC), que permite que los espermatozoides se muevan.
Al inhibir esta proteina, que está presente en otros órganos y tejidos pero que en los espermatozoides de los mamíferos se expresa de una forma particular, se evita que lo espermatozoides logren desplazarse hasta el útero una vez eyaculados en la vagina, haciendo imposible la fecundación y, por lo tanto, el embarazo.
La idea de este equipo de científicos es administrar la molécula a través de un fármaco oral que se tome poco antes de las relaciones sexuales, entre media hora y una hora antes de la penetración. El inhibidor mantiene a los espermatozoides inmóviles completamente hasta tres horas después de la administración del tratamiento. A partir de las tres horas, el esperma empieza a recuperar movilidad y, después de 24 horas, el efecto se desvanece completamente.
Por ahora, los experimentos solo se han desarrollado en animales, particularmente ratones. Pero los resultados son prometedores: en los ratones que recibieron el tratamiento, no hubo ningún embarazo a pesar de que sucedieron 52 apareamientos. En cambio, un tercio de los intercambios sexuales en ratones que no fueron tratados terminaron en embarazo.
El camino hacia una posible comercialización de este fármaco para personas está lejos. Primero, deben empezar estudios preclínicos que corroboren que el tratamiento puede funcionar en el esperma humano. Después, seguirían al menos tres etapas de estudios clínicos para demostrar que el método es seguro y funciona, empezando por un puñado de personas hasta probarlo en una muestra amplia.
Si este camino se recorre con éxito, será el primer tratamiento anticonceptivo que podría conseguirse en farmacias bajo demanda, que tendría un efecto rápido y que a la vez también sería reversible en un periodo corto. Por ahora, la mayoría de proyectos anticonceptivos masculinos son tratamientos hormonales que suelen demorar semanas hasta que hacen efecto, por lo que, a su vez, toman semanas hasta volver a la fertilidad normal.
Además, muchos de los tratamientos hormonales que se estudian acarrean fuertes efectos secundarios, igual que los tratamientos hormonales a los que se someten muchas mujeres. Sin embargo, en un equilibrio algo cínico, el costo de los efectos secundarios suele considerarse de más peso en la balanza respecto a los beneficios, ya que no son ellos los que quedan embarazados.