Acarigua.- Hay personas que son públicamente conocidas por lo que hacen, por la manera especial con que proyectan su trabajo. Otras destacan por su talento, liderazgo y simpatía; son admirados, queridos y con sólo conversar con ellos se generan endorfinas a montón. Y hay personas multipropósito, como el entrevistado de hoy, que es todo eso y mucho más en una misma personalidad. Que tienen una misión de vida amplia y diversa.
Hablamos de Ramón Elías Bolotín, uno de los agricultores más reconocidos en la región llanera venezolana, y al que hoy conoceremos de manera más personal en Nuestra Gente, más allá de su trayectoria como profesional.
Bolotín es hijo de un agricultor croata y una maestra venezolana de Río Caribe (Edo. Sucre). Sus padres se conocieron y se casaron en Turén, y tuvieron 4 hijos: Ramón, el mayor; Zulay, Marcos (+) y Maria.
Ramón se graduó de ingeniero agrónomo a los 22 años, pero él ha tenido una relación cercana con la tierra desde su más tierna edad. En una oportunidad, su papá lo llevó a la finca y lo dejó en el carro por un rato y cuando regresó lo consiguió llorando. Su papá asombrado le preguntó ¿lloraste? -relató- «me encantaba ir al campo, lo que no me gustaba era estar solo».
El padre, el abuelo
«Mi cultivo más preciado son mis cinco hijos. Tengo tres hembras y dos varones y ahora soy abuelo con 2 nietos y una nieta. Los niños emigraron con su mamá Anni Karina, pero los visito frecuentemente. Mateo se identificó con la agricultura desde muy pequeño; e Iam, el más pequeño, seguro seguirá los pasos de su hermano», explicó.
Anni, trabajó a su lado en la finca que fue de su tío y que ella le compró y donde, además de sembrar, ha desarrollado Konukito Fly, un proyecto fabuloso e innovador de promocionar el ecoturismo desde una «oficina verde».
De los cinco hijos, los dos varones se dedican completamente a la agricultura; en su momento también Anni Karina, también lo hizo. Gabriela que escogió la comunicación y el modelaje, mantiene su vínculo siendo imagen de empresas agroindustriales, y Génesis, la menor, permanentemente lo acompaña al campo.
«Vengo de una familia de agricultores. Soy parte de la segunda generación, y de la tercera, mis hijos, al menos tres de ellos han heredado mi pasión, y seguro que en la cuarta generación varios tomen ese camino. Ese amor por la tierra se lleva en la sangre, y los padres estimulamos esa inclinación. La agricultura no es un trabajo, es una pasión que da mucha satisfacción. Es el hombre de la mano con la tierra produciendo alimentos», señala.
Para Bolotín ser abuelo es una segunda oportunidad como padres, por eso es muy consentidor. El tiempo que ahora tiene libre, porque sus hijos le ayudan en el trabajo en el campo, lo dedica a la satisfacción de ver crecer a sus nietos y enseñarles el arraigo con la tierra.
Sin excusas
Un consejo que Ramón le da a sus hijos, es que no den excusas. Que simplemente digan: ¡sí, lo hicimos! o ¡no lo logramos!.
«Mi papá me decía que quien justifica sus limitaciones se queda con ellas toda la vida. Por eso lo repito, no den excusas, basta con decir que sí lo hicieron o no lo hicieron, pero que lo lograrán en el próximo intento«, explica determinante.
Sembrar es algo más
En la asociación que preside en Turén (PAI: Asociación de Productores Agrícolas Independientes) tienen como eslogan: «Sembrar es algo más«, y define muy bien que la agricultura es mucho más que cosechar, se refiere a la relación profunda del hombre con la naturaleza.
«Finalmente, con el tiempo aprendemos a conocer la naturaleza, que no nos enseña que no es caprichosa; es sabia y que el clima no es impredecible, sino que lo conocemos poco. La agricultura no es un trabajo, es una pasión, el oficio del hombre libre, donde no hay horario y tenemos la mejor oficina, en la que desde cualquier ángulo podemos ver un amanecer».
Sus gustos
Dice que es muy mal cocinero pero que tiene muchos amigos que son unos chef y preparan unos asados y unos gulash extraordinarios.
Su hobby es volar, sobre todo aviones ultralivianos, porque es pequeño, de dos puestos, es económico, está al alcance de muchos agricultores. Le permite, además de disfrutarlo, observar los cultivos porque ayuda a detectar zonas de mal drenaje y áreas afectadas por plagas.
«Ver los cultivos desde arriba es un placer en un vuelo lento, de poca altura, disfrutando de amaneceres o atardeceres únicos, y los campos agrícolas de Turén que son hermosos. No hay palabras para describirlos, realmente son espectaculares», afirma el también director de Fedeagro.
Los girasoles y Turén
«El agricultor es ecologista porque convive con la naturaleza, aprende a amarla, a hacer un uso racional de los recursos, y sobre todo a cuidar del medio ambiente. Los paisajes de los girasoles en Turén visto desde la tierra o desde el aire son grandiosos. Los girasoles absorben la energía del sol y la transmite a la gente», precisa Bolotín.
Este cultivo estuvo desaparecido de Portuguesa por más de 7 años y ha renacido este año 2023 de la mano del sector privado y con el ecoturismo. Miles de visitantes se dieron cita en Turén, no sólo familias sino autobuses llenos de gente.
«Fue impresionante ver quinientas personas entre los girasoles, que cuando se retiraban no dejaban nada de basura. Qué demostraron respeto por la propiedad y por la naturaleza, algo en lo que influyeron los guías turísticos».
¡Qué se siga repitiendo esa hermosa experiencia!
Los hijos y sus palabras
Edison Bolotin
«Orgullosos nos sentimos por dedicarte estas palabras ante la opinión pública, que te tiene como referencia de padre, hombre de familia y campo, amante de la naturaleza y de trato jovial.
Nuestros mayores deseos de salud para ti papá, para seguir disfrutando de tu sabiduría y amor de padre, amor de familia unida, y para que también todos los productores agropecuarios (y jodedores) sigan disfrutando de tu visión agrícola y actividades recreativas».
Anni Bolotin
«Decir que mi papá es el mejor puede incluso rebajarlo a la comparación rutinaria de una frase comercial. Papi es tan grandioso que no necesita introducción ni bitácora de eventos fortuitos. Proyecta la energía correcta que hace que la vida sea una alegría perpetua; tiene la magia de la conciliación que hace que bajemos armas y corazas y encuentra siempre el tratado oportuno. Una de sus mayores virtudes es ver y enaltecer el potencial de todos, incluso de los que no se lo creen ni ellos mismos. Que si no hubiese nacido con la dicha de tenerlo como papá, estoy segura que hubiese procurado tener su esencia en mi vida porque tiene esa energía que recarga. Papi es especial, y no lo dicen estas letras que leerán otros, ni el sonido de la palabra, si estás leyendo esto y sabes a quién me estoy refiriendo, sabes que hablo de Ramón Elías Bolotin, y yo soy una de sus afortunadas hijas.
Gabriela Bolotin
«Papi, esa palabra dulce que regala paz a mi corazón, pero como no verlo así, si mi papá es mi primer amor.
Es quien me enseñó de seguridad y juicio. Me dibujó con educación la justicia y la pasión por la familia y el trabajo. A disfrutar de los días grises y también de los soleados. Papá es todo, porque nunca jamás habrá alguien que proteja a sus hijos como él lo hace. Mi papá unió raíces y alas.
Te quiero y te amo papi… gracias por hacer de nosotros una familia maravillosa».
(CNP: 16.100)