Más de 60 años después de su creación, la muñeca más popular del mundo llega en versión cinematográfica a las salas del cine. La película que protagonizan Margot Robbie y Ryan Goslin desata pasiones, aunque será vetada en algunos países.
La sexagenaria más sexy, criticada y conocida del planeta ha demostrado que tiene muchas vidas y que es capaz de conquistar el mundo post-MeToo. La muñeca Barbie, que durante décadas ha sido acusada de vehicular la imagen de una mujer físicamente perfecta, casi siempre rubia y exitosa, puede anotarse otra victoria: la de inundar el planeta de productos inspirados en su figura y de salpicar de rosa las tiendas y calles del mundo entero.
Esa es la consecuencia de la salida en las salas de cine de la película “Barbie” dirigida por Greta Gerwig e interpretada por los aclamados Margot Robbie y Ryan Goslin, quienes dan vida a la esbelta Barbie y su musculoso Ken. Un estreno anunciado hace meses por el fabricante de la muñeca, el gigante Mattel, empresa que se frota las manos tras conceder un centenar de licencias para la fabricación de productos derivados, desde la moda y los artículos de belleza hasta los accesorios.
Se trata de una de las campañas de marketing más masivas de los últimos años. Porque Barbie no solo tiene las medidas perfectas, también está hecha a la medida para conquistar el mundo: es un juguete con el que generaciones de niñas han jugado desde hace seis décadas. Barbie representa también un estilo de vida, relajado, profesional (los oficios de la muñeca han variado con el paso de los anos), exitosa e independiente. También, es la personificación de un universo de plástico, colorido y fluorescente, donde abunda el rosado chillón. Eso sí, con una referencia específica: el Pantone 219 c.
Pero no todo ha sido color de rosa en la carrera hacia el éxito de Barbie. La muñeca creada en 1959 también ha tenido millones y muy acérrimos detractores, principalmente entre las feministas, quienes la acusan de ser el arquetipo de la mujer-objeto y de la belleza estandarizada.
Greta Gerwik, conocida por ser una directora de cine independiente y feminista, se ha apropiado de estas críticas, para componer una comedia no exenta de reflexiones sobre la sociedad moderna. En esta versión cinematográfica, Barbie y Ken salen de Barbielandia para enfrentar “el mundo real”. Y deben escuchar los reproches y problemas de las mujeres de hoy.
“En la película hay nostalgia por Barbie, y a la vez, muchas recriminaciones por todo lo que ha podido causar a las mujeres. Pero Barbie es solo una muñeca; un receptor de todo lo que proyectamos como imagen femenina”, declaró Anne Monier Vanryb, del Museo de Artes Decorativas de Paris, en entrevista al diario francés Libération.
Muchos han defendido a Barbie considerando que representa a la mujer independiente, que se vale por si sola. Tiene amigas, carro, casa con piscina, muebles y guardarropa de lujo, joyas. Cualidades que también tiene sus límites.
“Barbie simboliza la belleza de la mujer, su independencia y a la vez su alineación a través del físico. Ha tenido representaciones diversas, en términos de apariencia, estatus social, color de piel. Pero eso no cambia lo principal: es un objeto, con normas estéticas alienantes, formateadas: es una top-model, delgada, rubia, linda”, declaró la socióloga francesa del Centro Nacional para la Investigacion Cientifica, Christine Castelain Meunier a la AFP
Independiente para unos, alienada para otros, Barbie sigue creando polémica. Su versión cinematográfica, de carne y hueso, quizás también lo haga. Mientras, la cara de Barbie y su universo rosado inundan las principales ciudades del mundo. La película llegara a América Latina a partir de este jueves y a España el viernes. Pero países como Vietnam y Filipinas piensan prohibirla.
RFI