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Psicóloga Dalia Andrade: «Es importante cultivar la salud mental como estrategia de prevención del suicidio»

Acarigua.- El suicido se encuentra entre las 20 principales causas de muerte a nivel mundial, y es por ello que hoy en día, la situación obliga a tomar la prevención del suicidio como una prioridad de salud pública. A escala global el número de muertes autoinfligidas ha disminuido, pero no es así en América, según los informes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

La OPS afirma que anualmente más de 703.000 personas se quitan la vida en el mundo, lo que corresponde a una muerte cada 40 segundos. Actualmente el suicidio es la tercera causa de deceso entre los jóvenes de 20 a 24 años en las Américas.

Venezuela no escapa de esta dolorosa realidad, entre enero y julio de 2023, el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) registró 256 suicidios. El estado con más muertes de este tipo es Mérida, con 13,7% de los casos, le siguen Aragua (9.8%), Zulia (8.2), Barinas (7.0%), Portuguesa (7.0%), Trujillo (7.0%) y Falcón (6.3%).

En nuestra entidad, cifras ofrecidas a Portuguesa Reporta por la Secretaría de Seguridad Ciudadana, revelan que hasta el 18 de julio de este año, se registraron 22 decesos por suicidios, uno por lanzarse desde las alturas (en Páez), dos por envenenamientos y 19 por asfixia mecánica. Reportes de medios locales indican que los hombres adultos engrosan la lista de víctimas, pero una cantidad considerable han sido jóvenes menores de 25 años.

Este 10 de septiembre se conmemora Día Mundial de la Prevención del Suicidio (DMPS), una fecha pautada en el calendario por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y respaldada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Miles de organizaciones en el planeta, gubernamentales y no, se unen en campañas que promueven su prevención.

Factores de riesgo

En Portuguesa Reporta conversamos con la psicóloga Dalia Andrade Escalona, quien explica los factores de riesgo asociados al suicidio o a los intentos de suicidio, cómo prevenirlos y los términos importantes que la sociedad debe conocer para atacar, lo que ahora es considerada como una enfermedad, y hasta comparada con una pandemia.

«Debemos conocer que existe el suicidio consumado, cuyo resultado es muerte; el intento suicida, que es acto de autolesionarse con intención de provocar la muerte, y finalmente, los pensamientos suicidas que son aquellos planes, pensamientos y actos preparatorios relacionados con el suicidio. Sobre estos dos últimos hay indicativos o acciones que nos ayudan, como familiares y amigos a prender las alarmas y actuar para evitar lo peor», detalla.

La especialista advierte que el suicidio como muchas enfermedades no admite distinción de género, sexo, estrato social o económico y ni siquiera religioso, y destacó que el peor error que el ser humano puede cometer, es pensar que nunca pueda ocurrirnos en lo particular ni como núcleo familiar.

«Los factores de riesgo son variados y diversos. Puede ser que haya antecedentes de suicidio, con depresión o con trastornos o enfermedades mentales dentro de su grupo familiar; personas que padezcan un dolor biológico o físico intolerable, porque han sido víctimas de violencia intrafamiliar, abusos físicos, sexuales, bullying, personas rechazadas o que sientan que no tienen una vida consona. La pérdida de un ser querido. Personas que son dependientes emocionalmente de otros y que son abandonados. Cualquiera puede padecerlos, así que estos pueden llevar al suicidio o a tener pensamientos suicidas», expresa Andrade.

Advertencias

Aunque los factores de riesgo del suicidio son infinitos y ninguna persona está exenta a vivirlos, Andrade Escalona considera que los pensamientos o deseos de una persona de acabar con su vida son detectables.

«Hay acciones o conductas en personas que estén pasando por esta situación que pueden ser tomadas como advertencias o que encienden las alarmas como cuando les escuchamos con frecuencia que desean morirse, que se sienten vacíos o desesperados. El no tener un motivo o un objetivo para vivir. Sentirse atrapado o en una situación inestable. Pensar que no tiene solución a los problemas. Quejarse de las cargas y las responsabilidades. Cuando se alejan familiares y amigos cercanos; cuando se vuelven silenciosos, no comparten, se encierran o se niegan a hablar. Cuando cambian drásticamente su forma de vivir o simplemente duermen mucho o muy poco. Se vuelven inquietos o muy pasivos», detalla.

-Esas personas que de un momento a otro empiezan a hablar de que debe dejar todo en la vida ordenado para cuando no esté o hablan de manera frecuente sobre la muerte, hay que estar atentas, señala, agregando el consumo de alcohol o droga poco a poco también lleva a deteriorar nuestra psiquis.

La comunicación y el acompañamiento familiar son fundamentales para prevenir el suicidio. «La convivencia debe ir más allá de la cotidianidad y el día a día, nos toca desprendernos de ese vivir, para comunicarnos realmente, y a conocer cómo vamos creciendo cómo familia, y está es una situación que se va a replicar al resto de los familiares. Podemos hablar con nuestros hijos, pero resulta que los sobrinos pueden estar sufriendo una depresión, y la depresión es un factor de alarmar que puede terminar en el suicidio».

Andrade Escalona afirma que las personas piensan en provocarse la muerte van dejando rastros en su comportamiento. «No es fácil de percibir o no son tan perceptibles, pero si son como luces intermitentes esas señales. Hay mayor retraimiento, un encierro, un mayor silencio y desprendimiento, y eso hay que atenderlo. Debemos como familia preguntarnos en nuestras conversaciones diarias ¿Cómo está? ¿Cómo se siente? ¿Cuál es el aprendizaje diario? ¿Con qué se queda de ess 24 horas que vivió? ¿Qué hubieses querido hacer? Estas son preguntas sencillas, pero significativas y que podemos hacerles a nuestros hijos y a los familiares en general. Eso nos puede ayudar a percibir si ocurre algo que les aqueja».

Para la especialista es importante cultivar la salud mental que no es más que el bienestar físico, biológico y psicológico de un ser humano. «Esa salud mental, de manera general, todos debemos cultivarla, desde los más pequeñitos, hasta los adultos mayores. Esa es la prevención al suicidio y ¿cómo lo cultivarmos? fortaleciendo nuestra memoria, la salud física a través del ejercicio, disfrutando lo que hacemos y haciendo valer lo que nos gusta y lo que nos disgusta. El tener un dinamismo dentro del grupo familiar, eso es lo que nos lleva a alimentarnos como persona para crecer sanamente en cuerpo, mente y alma».

Asimismo, precisa que es necesario atendernos y entendernos de manera personal y ser conscientes de decir «me siento bien emocionalmente» o «con mis pensamientos», «necesito y requiero ayuda«.

«Poder decirlo con libertad, expresar con tranquilidad lo que sentimos a otro adulto significativo, como mamá, papá, hijos y tener en cuenta que debemos apoyar a esa persona afectada buscando apoyo en un profesional. Llevarlo con psicólogo o psiquiatra, en el caso que tenga que ser medicado, eso es lo ideal para comenzar esa prevención. Ir al psicólogo no es solo por tener un desequilibrio mental, no, estos profesionales nos ayudarán con el bienestar emocional, salud mental y bienestar biosicosocial dando herramientas para nuestro crecimiento, formación y desarrollo, teniendo la edad que tengamos», indica.

La experta asegura que existen estrategias de intervención temprana que siempre son favorables para ayudar a las personas a acabar con estos pensamientos o deseos suicidas, y manifesta que estos deberían ser multiplicados a diario, y cada año, el 10 de septiembre cuando conmemora el Día Mundial del Suicidio.

«Hay que idear y multiplicar las campañas por parte de los entes gubernamentales y las organizaciones no gubernamentales, a través de las redes sociales, y ustedes cómo medios de comunicación. Todos debemos tocar y hablar de este tema, no para inducir a las personas, sino para que conozcan que hay medios de ayuda y de apoyo para la atención. Hay que generar esa seguridad para esa persona que está en la búsqueda de consumar ese acto sepa que puede recibir ayuda y puede salir de esa situación que le aqueja. Es una colaboración que va de manos de todos como sociedad», puntualiza. (CNP 25.482).

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Mariangel Moro Colmenárez

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