Cultura y Espectaculo

«La Batalla», tradición que se ha mantenido por siglos

Foto del avatar
Escrito por Redacción

Acarigua.- Las fiestas patronales en honor a San Antonio de Padua, es una tradición arraigada en el occidente del país, con epicentro en el estado Lara, desde donde se extendió, a comienzos del siglo XX, a Falcón, Guárico, Portuguesa, Barinas y buena parte de Venezuela.

Esta fiesta sincrética se ubica en la mayoría de los municipios del estado Lara, aunque se originó en la región comprendida entre El Tocuyo y Curarigua. También es una referencia cultural importante en Barquisimeto, Cabudare, Carora, Sanare y Duaca.

“El tamunangue es uno de los bailes más originales que se ha visto en América. La elegancia aristocrática de su coreografía, la pureza de concepción de sus movimientos, revelan por una parte que es un baile de regocijo popular, en el cual está exento todo sensualismo y elementos que pudieran quitarle este espíritu ingenuo, con que todavía se baila en los campos de Lara”, dice el musicólogo chileno Eduardo Lira Espejo.

La creencia de San Antonio es universal, lo particular en Lara es el tamunangue. Existen variantes como el orden de los sones o pasos, así como variantes melódicas que distinguen a cada sitio. También el ritmo puede ser algo más acelerado, como en los casos de Barquisimeto y Sanare.

Cada región tiene un estilo propio. El tamunangue de los barquisimetanos, por ejemplo, es más jocoso que el del Tocuyo, que es más suave, o que el de Sanare, que se baila como brincado.

En los pueblos barineses se le baila, canta y ofrecen flores al santo durante el velorio. Mientras, en Portuguesa, el velorio se asocia a las zonas rurales.

La tradición del tamunangue se remite a 400 años atrás, cuando los esclavos simulaban los bailes de salón y la esgrima de los señoritos europeos.

En aquel tiempo, a los negros esclavos no se les permitía entrar a los bailes de salón, pero ellos los veían y luego los imitaban o se mofaban y de ahí nacen todas las figuras del tamunangue.

Algunos investigadores coinciden en que su origen está en la derivación de antiguas danzas autóctonas de algunas regiones de España. Se ha citado como referencia, la conformación de cofradías dedicadas a símbolos religiosos, a partir de la llegada de los frailes durante la conquista.

El baile o sones de negros

«El poco a poco», uno de los sietes sones de negro del tamunangue.

Todos estos sones van acompañados de instrumentos de percusión y cuerdas, y voces que entonan estribillos cortos o largos, entre los que se dan gritos o falsetes.

La Batalla marca el inicio del ritual. Comienza con una introducción instrumental y luego es interpretada por un dúo masculino. Paralelamente, dos hombres simulan un duelo o luchas de esgrima con varas tamunangueras, que se ubican debajo de la mesa.

“La Batalla no es un son, es una batalla entre dos hombres con garrote, y es con garrote porque no se les permitía usar armas. Entonces, ellos con los garrotes simulaban que estaban haciendo esgrima, como lo hacían sus amos, por eso la pisada en la batalla simula los movimientos del esgrima”, explica la tamunanguera Ana Díaz.

La tradición se mantiene y cada 13 de junio podemos disfrutar de este baile en cada comunidad del occidente de Venezuela.

Acerca del autor

Foto del avatar

Redacción

Deja un comentario