Acarigua.- Quien no ha tenido un acercamiento con el proyecto “Colección Ajedrez Social Terapéutico Chess Magic”, no se imagina el alcance y lo hermoso de esta metodología que está rompiendo paradigmas, lenta y discretamente, pero de manera efectiva, impulsado por Roger Colmenárez, director de Hápticos y miembro de la Asociación de Ajedrez del estado Portuguesa
«Tengo mucho interés en probar una terapia para desarrollar habilidades y competencias en estudiantes de primaria y secundaria, con la que ellos puedan incrementar su rendimiento escolar de una manera sencilla, amena y terapéutica. Muchas veces las personas no tenemos cómo gestionar nuestras emociones. Lo viví en carne propia durante la pandemia al no poder ver a mis hijos. Entonces, comencé a practicar yoga y sé de su efectividad, pero esta práctica no es siempre atractiva para los adolescentes y niños. Es cuando comencé a pensar en el ajedrez como medio de entrenar la mente de los más jóvenes, no para competencia, sino de autocontrol emocional», explicó.
Comenzó para la época como un proyecto experimental y hoy Roger se ha convertido en secretario de la Asociación de Ajedrez de Portuguesa, porque en la medida que se practica el ajedrez se fueron generando las ideas y así le iba enseñando a su pequeño grupo sobre el funcionamiento del cerebro, de modo que entendieran cómo ocurre la transformación.
Su alumna más destaca, Oswendy Jiménez, de 13 años, es la única de sus alumnas que ha llegado al módulo número 12, por su constancia y ha mostrado un interés especial en el ajedrez terapéutico, pensando en el futuro. Ella, fue llevada por su mamá porque tenía dificultades para el aprendizaje y lenguaje.
«Yo pude aprender más rápido, he mejorado mi desenvolvimiento y ya no me da miedo exponer. Creo que he evolucionado, porque era muy tímida», dijo la pequeña.
Oswendy es ahora una promesa del ajedrez de competencia, forma parte de la selección infantil del estado Portuguesa, también del método terapéutico y, aunque le resulta diferente comunicarse con niños sordos, dice que le gusta enseñarles.
«Los entrenadores solo están capacitados para enseñar a atletas convencionales. Oswendy es la única atleta en formación a nivel nacional que tiene habilidades de ajedrez competitivo, ajedrez terapéutico y que tiene competencias para enseñar a potenciales atletas neurodivergentes, porque ¡cuántos niños Down o autistas podrían ser grandes ajedrecistas!», afirmó Colmenárez.
El proyecto que Roger ha puesto en práctica en la casa comunal del barrio San Vicente de Paul, inició con un primer módulo en el año 2021, de los 12 que ha estructurado con Oswendy, que tenía 10 años y tres alumnos más de edades diversas, con clases básicas de neurociencias, posturas iniciales de yoga y ejercicios de ajedrez.
A la par, analizaba si su teoría tenía el efecto deseado: impacto en el rendimiento escolar, entrenar la mente antes de un examen o tener seguridad en sí mismos para expresarse en una exposición. Además de ser una herramienta de entrenamiento cerebral, desarrollan la pasión por el juego.
En los siguientes módulos, les enseña sobre higiene postural y neuróbica, que ayuda a desarrollar la propiocepción, porque la postura afecta el cerebro -y viceversa-, la autoestima y, al final, la conducta.
En este sentido, resaltó que el celular, entre otras cosas, deteriora la postura y si, además, el adolescente tiene problemas familiares, el resultado es negativo. Así empezaron a practicar ejercicios de postura y explicar el porqué es importante mantener la higiene postural y la gimnasia cerebral, que es -aparentemente- muy fácil, pero requiere concentración y práctica, de forma divertida.
Los padres, al ver los resultados, se entusiasmaron. Roger incrementó los módulos cada seis semanas, con ejercicios visomanuales, es decir, hacer consciente el movimiento de las manos, coordinando la mente y la vista, midiendo la efectividad del movimiento en dirección hacia donde va su vista, adquiriendo agilidad.
Sigue adelante y profundiza en el ajedrez y la neuróbica e incluye iniciación al taichi, para que los estudiantes sigan aprendiendo sobre el control de la mente sobre el cuerpo y lograr el equilibrio.
En la vida diaria
«Si este control es posible en un ámbito, puede aplicarse a otros en la vida. Por ejemplo, aprender a lidiar con los desamores -que todos enfrentamos- las variables de la economía, problemas domésticos, perdidas familiares, su duelo y no aprender a los golpes, sin saber qué hacer. Por ejemplo, un ejercicio tan sencillo como abrazar un árbol por un minuto, requiere concentración, calma, control y es divertido», señaló.
En el cuarto módulo, se enseñan los finales de una partida de ajedrez, movimientos con velocidad, sincronía, para desarrollar la motricidad fina, las reglas y siguen con la neuróbica.
A partir de este momento, nace la conexión con el Lcdo. Yorman Rojas, de la Asociación de Ajedrez y desarrollan en colaboración cuatro módulos más.
Monitores de ajedrez
«En el módulo 9 cambié mi visión, porque pensé que el ajedrez debía llegar nuevamente, a las escuelas y lo llamé ‘Monitor de ajedrez’, una etapa donde los niños que ya han llegado al número 8, aprenden cómo enseñar a otros niños a partir de los 6 años. Allí, hablamos de cómo tratarlos, de tolerancia, de algunas estrategias pedagógicas, de por qué enseñar y con este certificado, pudieran ser apoyo de su maestra, si así lo quiere, aprovechando las competencias que los practicantes tienen, no solo para su propio aprendizaje sino para multiplicarlo entre sus propios compañeros», explicó.
Para ciegos y sordos
“Yo soy intérprete de lenguaje de señas y un representante me pidió que le enseñara a su hijo sordo”. Un nuevo reto que superó, con otro adolescente sordo que ya jugaba. Aprendió cómo podía enseñar, completamente seguro de que le entendería, porque aprenden con ejemplos, totalmente diferente de un oyente.
Creó entonces el módulo 11 para sordos y personas ciegas. Lo logró de la misma manera. Invitó a un ciego que le mostrará un poco de su mundo interior y, cómo él, siendo invidente, enseñaría a otro.
«El contacto con una persona ciega es increíble. El invidente tiene una energía especial en el tacto. Es su manera de ‘ver’ y la transmiten de una manera que no se puede explicar. Tienen una memoria extraordinaria y una forma de imaginar distinta a como lo hacemos quienes usamos los cinco sentidos, y esa empatía se traslada a la materia», acotó.
Roger, además de interprete de lenguaje de señas, toca el piano y fue convocado para apoyar el Programa de Educación Especial de «El Sistema». Nuevas ideas llegan, a partir de esa experiencia, para crear el módulo número 12, dirigido a la neurodivergencia, que será enfocado en personas con algunas condiciones como autismo, síndrome de Down, dislexia, disgrafía y discalculia.
«Comprobamos que el método funciona porque los niños quieren continuar viniendo y los padres están satisfechos con sus resultados», finalizó. (CNP 16.100)