Los eclipses solares totales tienen un impacto profundo y duradero en la historia y la ciencia. Desde la antigua Mesopotamia hasta las mediciones que confirmaron la teoría de la relatividad general de Einstein en 1919, estos fenómenos han inspirado mitos, rituales y descubrimientos científicos.
Este lunes 8 de abril el mundo será testigo de un eclipse solar total, un fenómeno astronómico donde la Luna se interpone entre la Tierra y el Sol, ocultándolo completamente a nuestra vista. Este eclipse será visible en una franja denominada “camino de la totalidad”, que atravesará desde Sinaloa hasta Terranova, cubriendo un ancho de 115 millas (185 kilómetros).
Millones de espectadores en México, Estados Unidos y Canadá presenciarán cómo la Luna oscurece completamente la luz del Sol, un raro espectáculo celestial que no volverá a ser visible en la mayor parte de América del Norte hasta 2044.
Este evento ha generado gran expectación no solo entre la comunidad científica sino también entre el público en general. Ciudades y localidades situadas en la trayectoria del eclipse, como Base Radar (Texas) y Perryville (Missouri), han estado preparándose para recibir a miles de visitantes, organizando diversos eventos y actividades para celebrar este espectáculo.
Muchos de ellos ya ocuparon sus codiciados lugares en distintos rincones de los tres países, y esperan fervientemente cielos despejados a pesar de los pronósticos de nubes a lo largo de la mayor parte de la ruta del esperado eclipse solar total, que el lunes 8 de abril se verá a a lo largo de la costa del Pacífico de México y cruzará hacia Texas y otros 14 estados de EEUU, antes de arribar a Canadá. En algunos puntos de este trayecto, las personas podrán experimentar la oscuridad total durante casi cuatro minutos y medio, mientras que en otras áreas el fenómeno durará apenas un instante.
«He intentado describir cada uno de los eclipses que he visto, y los describo, pero en realidad no se puede describir. No hay ningún fenómeno natural con el que compararlo”, describió en diálogo con The New Yorker el físico Frank Close, profesor de ciencias de Close y autor de Eclipse: Journeys to the Dark Side of the Moon y Eclipses: What Everyone Needs to Know.
A pesar de la imposibilidad de capturar completamente la experiencia en palabras o imágenes, los eclipses solares totales siguen siendo un recordatorio impactante de la grandeza y la misteriosa belleza del cosmos, desafiando nuestras percepciones y comprensión del universo.
A medida que la Luna avanza por el círculo del Sol, los colores cambian a tonos rojos y marrones. “Gran parte de la luz que recibiremos es luz dispersada por la atmósfera a una distancia de 16 a 30 kilómetros”, explicó Close a The New Yorker.
Para ver seis eclipses, el físico utilizó un trozo de cartón del tamaño de una funda de Long Play, con un cuadrado recortado en el centro, cubierto por un cristal oscuro: “Utilicé cinta adhesiva para pegar un trozo de vidrio de soldador”.
Los eclipses totales son casi imposibles de filmar. El nivel de luz cae en picado, lo que el ojo puede procesar de una forma que, por ejemplo, el teléfono móvil no puede. En la media hora que precede a la totalidad, a medida que la Luna avanza por el círculo del Sol, los colores cambian a tonos rojos y marrones.
A medida que se cubre más el sol, su luz nos llega menos directamente. “Gran parte de la luz que recibiremos es luz dispersada por la atmósfera a una distancia de 16 a 30 kilómetros”, explica Close. Eso es lo que provoca el cambio de color.
A diferencia del de esta oportunidad, los eclipses se suelen dar en lugares remotos, no tanto en áreas tan densamente pobladas. En el artículo Close cuenta que cada fenómeno que presenció fue distinto. Según detalló, en un barco en los Mares del Sur, la luna parecía más negra verdosa que negra, “debido a la luz reflejada del agua”. En el Sáhara, los millones de kilómetros cuadrados de arena actuaban como un espejo, por lo que la oscuridad era menor, y el físico pudo ver el brillo de la tierra que hacía visibles las formaciones de la superficie lunar.
Por su parte, señala que la etimología de eclipse está relacionada con la palabra griega “fracaso”, “irse”, “abandono”. En chino, en tanto, procede del término que también significa “comer”, probablemente, argumenta, una referencia a la milenaria descripción de los eclipses solares que ocurren cuando un dragón consume el sol. “Si la luna es un espejo, durante un eclipse solar es un espejo oscuro y mágico”.
A lo largo de la historia, los eclipses han fascinado y aterrorizado a la humanidad, generando todo tipo de interpretaciones y reacciones. En el año 585 a.C., un eclipse solar llevó a los medos y a los lidios a cesar sus hostilidades y buscar la paz, según relató el historiador Heródoto. Más recientemente, el eclipse del 29 de mayo de 1919 sirvió para realizar mediciones que confirmaron la teoría de la relatividad general de Albert Einstein.
Los eclipses no solo ofrecen oportunidades para la observación y el estudio científico, sino que también brindan momentos de profunda reflexión sobre nuestra existencia y nuestro lugar en el universo, según indica The New Yorker. Durante un eclipse total, la noche se apodera brevemente del día, revelando estrellas y planetas que normalmente permanecen ocultos a nuestros ojos, y recordándonos la extraordinaria coincidencia que permite que estos fenómenos se produzcan: la proporción entre el tamaño y la distancia de la Luna y el Sol con respecto a la Tierra.
Para Close, el comienzo de un eclipse es como “una declaración del cielo”.
Gran expectativa por el eclipse del 8 de abril
Este fenómeno durará casi el doble y tendrá una audiencia aún más amplia que el eclipse solar total que se extendió de costa a costa en Estados Unidos en 2017.
La Luna cubrirá al Sol durante hasta 4 minutos y 28 segundos, un espectáculo que normalmente se desarrolla en rincones remotos del mundo, pero esta vez pasando por ciudades importantes como Dallas, Indianápolis y Cleveland. Se estima que 44 millones de personas viven dentro de la trayectoria de la totalidad, con otros doscientos millones dentro de 320 kilómetros, lo que garantiza la mayor multitud de eclipses jamás vistos en América del Norte.
Todo depende del clima, por supuesto. El Servicio Meteorológico Nacional proporciona actualizaciones diarias de sus pronósticos de nubosidad a lo largo del camino.
América del Norte no verá otro eclipse solar total de costa a costa durante 21 años.
¿Cuándo es el próximo?
Después del lunes, el próximo eclipse solar total no ocurrirá hasta 2026. Pero rozará la parte superior del mundo, sumergiéndose en Groenlandia, Islandia y España. El próximo, en 2027, atravesará España y el norte de África y durará en su totalidad unos increíbles 6 minutos y medio. Los norteamericanos tendrán que esperar hasta 2033 para ver otro eclipse solar total, pero se limitará a Alaska. En 2044, el oeste de Canadá, Montana y Dakota del Norte tendrán asientos de primera fila. Y en 2045, Estados Unidos volverá a experimentar un eclipse solar total de costa a costa.
Infobae