Araure.- «Biodanza es un sistema de integración humana, de educación afectiva y reaprendizaje de las funciones originarias de la vida. Tiene una metodología que te induce a vivencias integradoras por medio de la música, el movimiento, el ritmo guiado en los encuentros grupales».
Así explica esta terapia grupal que estimula la calma y la alegría, Marilyn Jiménez, profesora de Biodanza, certificada desde hace varios años y quien ha experimentado en sí misma cambios con la práctica.
Hay referencia de que la Biodanza puede mejorar parámetros como la calidad del sueño y el estado de ansiedad, junto con otros síntomas, como el dolor y el impacto de la fibromialgia, en personas que padecen esta enfermedad y de mejorías con respecto al dolor, la calidad de vida y la depresión.
«La sesión tiene dos fases muy importantes: la del compartir en grupo y, luego, la etapa no verbal. ¿Por qué no se habla mientras se está en clase? Para que haya concentración y entrega total, se aprende a escuchar, sentir, respirar mejor; es estar en ti durante esos momentos integradores», relató.
Origen de la Biodanza
Fue creada por el chileno Rolando Toro Araneda por los años 60′, inspirado en lo biocéntrico (vida al centro). En los inicios aplicó el sistema en el hospital psiquiátrico de Santiago de Chile, basando las terapias en la expansión de la conciencia, la creatividad y la afectividad. «Decía que un abrazo es liberador, sana y crea confianza en el ser», dijo Jiménez.
El día 19 de abril de cada año se conmemora el nacimiento de Rolando Toro Araneda y, por eso, en todo el mundo se organizan clases de biodanza multitudinarias, abiertas a personas que aún no conocen este movimiento.
En Acarigua, se reunirán para hacer biodanza, en el Parque Musiú Carmelo de 09:00 a. m. a 12:00 m.
«Se trata de una dinámica que se practica, mínimo, una vez a la semana y puedes notar la gran diferencia, tanto en tu cuerpo físico, mental y emocional, además que si tienes algunas dolencias como artritis o miedos existenciales, se van liberando con la práctica integrativa y el aprendizaje, a través de encuentros grupales, donde se practica el abrazo, mirarse a los ojos o sonreír», indicó la terapeuta.
Jiménez señaló que en Venezuela se imparten estos estudios en la Escuela Venezolana de Biodanza y la Escuela Metropolitana de Biodanza, ambas en Caracas, en Margarita, en Barquisimeto y en Maracaibo; cursos que duran al rededor de 3 años, todas acreditadas por la International Biodanza Federation.
Según Jiménez, todos, sin límites de edad pueden practicar la biodanza, desde los niños hasta los adultos mayores. No se necesita saber bailar, es solo la entrega de la persona, en el momento de estar en la clase. (CNP 16.100)