Acarigua.- Tiene la música en su ADN, sus bisabuelos tocaban en la banda del estado, también sus tíos maternos. Renny Lobatón los escuchaba tocar la guitarra, por eso su madre lo inscribió en cuatro, que aprendió a ejecutar con la guía del profesor Luis Sánchez Parra.
Pasó después a tocar el acordeón, a los 12 años, y dio su primer concierto en la Casa de la Cultura Carlos Gauna. Su «descubrimiento» como músico lo hizo el locutor Pedro Yajure, quien se dio cuenta de la capacidad fuera de serie de Renny, en un programa de talento.
Más tarde, estudiando en el Liceo Páez, fundó un grupo de rock junto a los nóveles músicos Tito Rodríguez y Ricardo Ortega.
Se enamora del saxofón cuando escucha un solo de saxo tenor en una de las canciones del grupo «Chicago» y un día, paseando por Sabana Grande, vio en una vidriera el de sus sueños: desde entonces se dedicó a este instrumento de viento.
En 1971 se va a Caracas a estudiar teoría, solfeo y saxofón. Durante cuatro años fue discípulo del profesor italiano Segundo Peguraro, traído por Marcos Pérez Jiménez a Venezuela, para darle clases a sus hijas.
Al mismo tiempo, su hermano Herlyn le trae una guitarra de Brasil y un método de música de Bossa Nova. Se engancha entonces con los compositores e intérpretes de este género, Joao Gilberto, Milton Nacimento, Stan Getz y Maria Regina.
Al final de los 70′, ya en la capital, habiendo añadido la guitarra a los instrumentos que ya tocaba, tuvo una experiencia extraordinaria con el mítico grupo «Syma», integrado por Robert Valerio, Guillermo Carrasco, Kiko Alvarado y Charly Bernacciono, los primeros en alternar con el gran Carlos Santana y «Rare Earth».
Es con ellos con quien Renny se va a la Berklee College of Music en Boston, Estados Unidos, en 1978, compartiendo residencia con Leo y Frank Quintero, Pablo Manavelo, Sergio Pérez, Pedro Brito, entre otros destacados músicos venezolanos.
Cómo es la vida de un músico
«Es difícil, a veces abandonamos hasta la familia, la esposa, los hijos, porque nos dedicamos totalmente, viajamos mucho. Somos incomprendidos, porque la gente no sabe lo que es llevar esa pasión dentro de ti, es muy fuerte, para saberlo hay que ser artista. También es la mejor, esta vida nos llena de satisfacciones, es romanticismo, poesía, tristeza, alegría y amor, todo», explica.
De Boston a Venezuela
El templo del Jazz en Caracas era Juan Sebastián Bar -dijo- un lugar donde tocó por corto tiempo. También estuvo tres años como director y saxofonista en la banda del Hotel Concorde, Margarita, donde participó en las grandes revistas musicales internacionales; el Show de Las Vegas, Juan Carlos y su rumba flamenca y acompañó a Mayra Martí y Danny Rivera, entre otros famosos.
Europa lo esperaba
En el 2000 se va a Galicia, el paraíso de las orquestas. Existen aproximadamente 1.500 orquestas de diversos géneros. Luego recorre las Islas Canarias, Madrid y se queda luego en Galicia. Desde allí y con la Solano Big Band, recorrió gran parte de Europa.
Vuelve a Venezuela, tras una recesión económica en España. Quería instalarse en Caracas, pero decide quedarse en Acarigua, y acompañar a su madre en sus últimos años.
«Aquí, toco lo que me gusta, el Jazz y dentro de éste, Bossa Nova, estándar, temas de películas, voy a fiestas privadas en Barquisimeto, Valencia. No cambio eso para tocar otros estilos, la gente lo sabe y he corrido con la suerte de que en las bodas, bautizos y galas donde me contratan, conocen de este genero».
En su casa
En Acarigua volvió a tocar con Tito, su amigo del liceo, su hijo Gregorio Rodríguez y su banda SOS, en una fusión de Jazz latino.
Actualmente, suele acompañarse con el pianista Vidal Velázquez. “Cuando hay presupuesto, para pagar buenos músicos, hacemos excelentes ensambles, también con bajo y contrabajo».
Disfruta mucho -añade- hacer relaciones publicas, compartir con gente que sepa apreciarlo, tomarse fotos, en fin, la vida artística y glamorosa, porque «Acarigua es una ciudad pequeña, pero con gente a la que le gusta hacer grandes fiestas».
Ahora que viene su amigo Frank Quintero, espera verlo compartir y recordar los viejos tiempos.
En Unearte
Renny nunca deja de estudiar, prepararse, enseñar y tocar. La música es su vida y la comparte con sus alumnos de la Universidad de las Artes (Unearte), quienes se dan el lujo de tenerlo como maestro y que, seguramente, ni se imaginan el privilegio del que gozan.
Como amigo, maestro, músico siempre es un verdadero placer compatir con Renny Lobatón, que en todas sus facetas, es magnífico. (CNP: 16.100)
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