Araure.- «El maestro aparece cuando el alumno está preparado», es una forma de decir que todo cuanto nos pasa es bueno, sí y solo sí, aprendemos las lecciones de la vida y nos formamos para aprovechar las oportunidades, con humildad suficiente para aceptar que los momentos de dificultad son solo un escalón, pero con la visión puesta sobre la meta.
Esto es, en resumen, lo que nos comenta el portugueseño Manuel Manuel Moya Pinilla, (@manuelmanueloficial), de todo lo que ha vivido y superado en los Estados Unidos, relatando con una claridad propia de quienes son conscientes de su propósito, y una madurez y responsabilidad ejemplar, pertinente no solo a su profesión como comunicador, sino a su meta de ser conferencista.
Paso a paso, ha logrado ingresar al mundo del espectáculo, haciendo de todo para vivir –antes y durante– como animador de eventos, la mayoría “ad honorem”, dirigir su propio programa de radio, actuar como extra en comerciales, hasta llegar actualmente a ser gerente de mercadeo de un grupo comercial y darse el lujo de ser el presentador de uno de los conferencistas más destacados en Japón e Hispanoamerica, Yokoi Kenji.
Hoy es ampliamente conocido en Dallas como animador y periodista, en eventos de artistas como Chino y Nacho, Marko Music, Karina, Rafael «Pollo» Brito, Yordano y muchos artistas que jamás imaginó, y se comienza a destacar en Pittsburgh, Pensilvania –donde reside– en el área del marketing y ha colaborado para inaugurar la primera radio latina de esa ciudad.
Nació un 9 de junio de 1981, en Araure, de padres maracuchos, Manuel y Mireya Moya; es el tercero de cuatro hermanos, todos periodistas reconocidos en el estado Portuguesa.
«Mi papá llevó a mi madre a un concierto de José José, en México. Ella quería ponerme ese nombre pero luego acordaron que sería Manuel Manuel. Cuando, en Dallas, conocí a José Joel (hijo de José José) le comenté esa anécdota y de allí en adelante, nos hemos hecho buenos amigos; cuando él viene a EEUU, solemos reunirnos».
Aprendizaje
Los Moya son un equipo de periodistas y publicistas, y él simplemente aportó su talento a la empresa familiar, de manera que todo fue fácil, todo conocido, nada qué probar. Tuvo algunos programas de radio en Venezuela, y otro en PortuTV, nada resaltantes. También fue docente en la facultad de Comunicación Social de la Universidad Fermín Toro (UFT).
«Tuve unos padres espectaculares, con una vida familiar linda. Mi madre es una mujer muy creativa, callada, pero firme y mi papá era el más ‘pana’ de todos. Lo amaba y lo respetaba, pero sobre todo lo admiraba por su manera de ser con nosotros, era como un hermano mayor, sin perder su autoridad», dijo.
Migrar para Manuel no fue al principio nada fácil, pero sí una experiencia enriquecedora en todos los sentidos. Si me lo hubieras preguntado –explicó– hace unos tres años, mi respuesta hubiera sido totalmente diferente a la de hoy. He descubierto mi fuerza interior, mi tenacidad, una voluntad que de haber permanecido en Venezuela no hubiese descubierto, porque aquí estuve en modo supervivencia, y eso significa trabajar en cualquier cosa para comer y pagar la renta.
Aprendió a tener jefes, a valorar hasta el trabajo más humilde que muchas veces lo hace un profesional de otro país, en tareas que los preparan para una sociedad muy diferente y ganarse, a pulso, un lugar mejor.
«Además, tengo una herida abierta porque en mi ausencia murió mi abuela, una tía, mi papá y mi hermano. Son casi 9 años sin ver a mi familia y yo quiero abrazar a mi madre y mis hermanas, olerlas, quererlas y conocer a mis sobrinos. Pese a todo eso, si alguien me lo pregunta, yo le daría un rotundo ‘sí’ a salir de tu zona de confort y le diría que salir de tu país te hace crecer emocionalmente. Yo amo este país porque me ha brindado grandes oportunidades de elevarme, de probarme y saber de todo lo que soy capaz», afirmó.
Moya explica que descubrió un don para hacer entrevistas en la única transmisión en español de la emisora que lo contrató, donde ganó tres veces el premio como Mejor Programa Latino, una gran satisfacción para un recién llegado. También, como animador, es conocido ampliamente en Dallas, Texas –ciudad donde vivió varios años– por la comunidad latina.
Desde el 2016, cuando llegué –dijo–, han sido muchos ensayos y errores. Estoy agradecido con la vida. Estoy logrando cosas que no imaginé cuando estaba en Acarigua. Ahora, con más madurez, puedo apreciar las maravillosas oportunidades que me ha dado este país y agradezco a ese amigo que me recibió y me abrió las puertas de su casa.
El inicio
Se encontró con David Márquez, de La Llanada, «y a través de él me inicié con la animación, en un evento para venezolanos y fue allí que hice mi primer Facebooklive; comencé a conectar con la gente y de ahí en adelante no he parado».
-Yo he hecho de todo, desde construcción, limpieza, caletero de papas, jardinería, técnico de refrigeración en una universidad y Uber. Mientras hacía esos oficios, me formaba, asistía a conferencias, inclusive con Tony Robbins. Me he certificado y gracias a mis estudios en Venezuela dirijo el marketing de un grupo de pequeñas empresas mexicanas y ellos me han dado la oportunidad de crear la primera emisora latina de Pittsburgh (@radiolaspalmaspittsburgh), donde tengo un programa llamado «En sintonía con Manuel Manuel”.
Un hecho que –indicó– le proporciona un lugar en la historia de los medios de comunicación de esta ciudad de Pensilvania.
Como también le gusta el cine (y tiene apariencia de actor) se ha agregado al staff de una productora en la que participa de extra en comerciales y cortometrajes. Con esa manera de ver la vida y prepararse para las oportunidades, no dudamos que pronto lo estaremos viendo en alguna producción cinematográfica.
Hace años, hizo una audición para Telemundo, gustó mucho, pero aún su nivel de inglés no era suficiente y requería neutralizar más su acento, pero volverá a intentarlo, porque también quisiera ser animador la televisión.
Por su naturalidad ante los micrófonos y su especial conexión con las grandes y numerosas audiencias, Moya sigue y se certifica con los mejores coach y conferencistas internacionales. Esa es su más grande ambición: poder llevar ese poder de superación a mucha gente latina que lo sigue y lo escucha, y que como él –y todos los migrantes del mundo– puede hacer realidad sus sueños con la guía y el estímulo correcto y se prepara para dar el gran paso para llegar a ser conferencista.
«Fui a una conferencia de tres días con Tony Robbins. Una experiencia transformadora y yo lo recomiendo. El primer día habló desde las 11:00 a. m. hasta la 1:00 a. m. y a uno no le da ni hambre ni sueño. Es de otro mundo. Conocí mucha gente, entre las 12.000 personas presentes, de un gran nivel ejecutivo. Me cambió la percepción de muchas cosas. Yo siento que entró una persona y salió otra. Hay que hacer una gran inversión, pero vale cada dólar», aseguró.
Manuel ha crecido mucho emocionalmente, pero sobre todo está agradecido con todos los momentos y experiencias que le ha tocado vivir porque eso le ha hecho un hombre mejor. Oírlo hablar es realmente estimulante porque cada palabra es acertada y produce una energía positiva contagiosa.
«Agradezco desde los latidos de mi corazón, mi familia y la vida que me ha tocado. Honro a Dios para que el día de mi partida pueda reunirme con él, mi padre, y mi hermano», agregó.
-En los días importantes y sobre todo en Navidad, rememoro cada momento vivido en familia y me imagino qué estaría haciendo yo de estar en Venezuela, señaló.
Proyectos
«Mi principal proyecto es volver a abrazar a mi gente, a mi madre, oler a la ‘Bebé’, a mi hermana mayor, y mis sobrinos y cerrar ciclos con mi padre y mi hermano, a los que aún siento vivos. Deleitarme con mi país».
A corto plazo, planea viajar con su equipo de producción, haciendo entrevistas a latinos que tienen historias de superación interesantes para contar y mostrar el lado humano de migrantes que ejercieron una profesión en su país y ahora se redescubren con empresas exitosas de repostería, mantenimiento y limpieza. «Y seguir al lado de la familia Berumen con sus empresas, trazándome metas cada vez más altas y decirles al final: ‘Lo logramos'». (CNP 16.100)