Acarigua.- “Tras largas horas sin un diagnóstico definido de lo que presentaba mi hija, nos fuimos en una ambulancia al pediátrico de Barquisimeto (por sugerencia del Dr. Mariano Palazollo, a quien estaré eternamente agradecida). Al ingresar a la emergencia Alejandra Daniela convulsionó, fue intubada inmediatamente y el médico de guardia ordenó una punción lumbar, que dio como resultado una meningitis. Esto marcó un antes y un después en mi vida”.
Así comenzó su relató Adriana Pinto Rodríguez, sobre la razón que la llevó a mirar muy de cerca el Programa de Educación Especial, originado en el Conservatorio Vicente Emilio Sojo, de Barquisimeto.
Recordó que desde muy chiquita a Alejandra le gustaba la música. Por eso, al día siguiente de la hospitalización de su hija, preguntó a los médicos que la atendían si podía ponerle música y respondieron que sí. Al principio, le hizo escuchar canciones infantiles; luego, música clásica, que mantuvo durante toda la hospitalización.
Alejandra tuvo como secuelas hiperactividad, déficit de atención y dificultades de aprendizaje. La recomendación de uno de la médicos naturista, fue que exploraran con ella la creatividad y las áreas artísticas, informó la madre.
“Hizo danza, pintura, natación y, finalmente, llegamos a la orquesta sinfónica, pero la inmadurez y la falta de concentración impidieron que Alejandra pudiera, en ese momento, adaptarse. Por sugerencia de Roberto Zambrano, —director del núcleo Acarigua y Araure de entonces— fui al conservatorio en Barquisimeto, junto a mi amiga Clarisa Casal, quien posteriormente se convirtió en una gran colaboradora del Programa de Educación Especial”, explicó.
Adriana y Clarisa quedaron profundamente conmovidas e impactadas al conocer el extraordinario logro del maestro Johnny Gómez, fundador y coordinador nacional del Programa de Educación Especial de “El Sistema”, para ese momento Fundamusical.
“Con su extraordinaria experiencia y su significativa labor pedagógica para la integración y formación musical de niños y jóvenes con necesidades educativas especiales, fuimos orientados y contamos con su apoyo hasta alcanzar la cristalización del sueño: traer para Acarigua-Araure el Programa de Educación Especial, dijo Pinto.
Hay un final feliz en esta historia de amor maternal y de gran valor para la sociedad portugueseña, porque actualmente Alejandra Daniela tiene 31 años de edad, desde hace 4 años incursionó en el campo de Bienes Inmuebles ¡y el programa…es un rotundo éxito!

Sin el apoyo de mis padres, no podría haber superado de forma resiliente esa etapa de mi vida
El objetivo es la formación musical de niños y jóvenes con necesidades educativas especiales. Actualmente, participan dentro de las agrupaciones niños y jóvenes con déficit visual y auditivo, autismo, compromiso cognitivo leve, síndrome de Down, síndrome de Williams, hiperactividad y déficit de atención.
Adriana con algunos de los integrantes del Programa de Educación Especial
Un logro que este año llega a su aniversario número quince y del cual, como periodista, soy testigo de excepción, acompañándoles desde el primer concierto y en cada una de sus actividades.
Mamá y periodista
Adriana nació en Acarigua, en en el año 1970. Es licenciada en Comunicación Social, egresada de la Universidad Central de Venezuela, y es madre de 2 hijas: Alejandra Daniela y Ana Valentina.
“A los 2 años y medio, mi hija Alejandra sufrió una meningitis bacteriana. Una vez dada de alta y luego de regresar a Acarigua, el periodista y naturista Laureano Gómez y Collantes me entrega un libro de medicina natural, donde aparece un tratamiento para la meningitis. Seguimos las indicaciones y las de Carmen Rodríguez, una extraordinaria conocedora del poder regenerativo que se logra con su aplicación”, relató.

Alejandra Daniela tiene 31 años y está dedicada a la actividad inmobiliaria
“Paso a paso, Ale, de dos años, comenzó a sostener nuevamente su cabecita, a recuperar el habla y aprendió nuevamente a caminar ¡Así se manifestaba el milagro que tanto le pedí a Dios Todopoderoso!”, afirmó.
La mamá se convirtió en su “psicopedagoga”. En casa la apoyaba en sus tareas, porque tenía dificultad en su motricidad fina, pero al mismo tiempo —cuenta— desarrolló una gran capacidad de expresión verbal, una fortaleza a la que hoy Alejandra saca provecho. “Difícilmente pierde una discusión. Tiene una gran capacidad persuasiva y de análisis”.
Actualmente, Alejandra Daniela tiene 31 años de edad. Hace 4 años comenzó una formación —a través de la Cámara Inmobiliaria de Lara— y en estos momentos está dedicada a la actividad inmobiliaria, profesión que combina con la repostería.
El poder sanador de la música
“Es importante expresar que reconozco el poder sanador de la música. Alejandra tenía 17 años de edad cuando inició sus actividades en el Programa de Educación Especial en Acarigua-Araure. En plena adolescencia decidió colaborar conmigo en aspectos organizativos de los conciertos. Ana Valentina, mi hija menor, integró las agrupaciones de Campanas de Colores y Campanas Tubulares, desde los 9 años, hasta el momento en que le toca mudarse a Mérida donde cursa estudios de Arquitectura, en la Universidad de los Andes”, indicó.

Ana Valentina, la hija menor, integró las agrupaciones de Campanas de Colores y Campanas Tubulares, desde los 9 años.
Adriana reconoce que la experiencia para Ana Valentina fue de tal importancia, que en sus proyectos de diseño siempre está atenta a desarrollar soluciones que hagan más amable la movilidad de las personas con discapacidad.
“Para mis dos hijas, el respeto, el reconocimiento y la aceptación de las diferencias, son valores que tienen muy arraigados”, enfatizó.
Programa de Educación Especial
Pinto, luego de esa primera visita al conservatorio, formó parte del equipo que se encargaría de reproducir el Programa de Educación Especial (PEE) en Portuguesa.
En octubre del año 2009, el maestro Jhonny Gómez aprobó el núcleo, después de un concierto extraordinario en la Casa de la Cultura Carlos Gauna de Acarigua y Araure, donde estuvo como invitado al Coro de Manos Blancas de Duaca.
-Seis meses después, en abril del 2010, iniciamos formalmente nuestro trabajo en el Programa de Educación Especial, núcleo Acarigua-Araure, con dos pequeñas agrupaciones. Primero, Campanas de Colores y en junio el Coro de Manos Blancas. El equipo docente de esos inicios fue: Vanesa Sánchez y Anmi Vargas, directores de la agrupación Campanas de Colores y Verónica Almao, directora del área gestual (sección de lengua de señas venezolana) junto a Susana Mendoza, directora de canto, aclaró.
Los 15 años
“Este 2025, celebramos 15 años de la fundación del Programa de Educación Especial, con un gran concierto en el que participan las agrupaciones Campanas de Colores, Campanas Tubulares dirigidas ambas agrupaciones por Mariana Arvelo, Gabriela Colmenárez y Fernando Dorante. Me siento súper orgullosa de él y de su hermano José Ángel Dorante (alumnos fundadores), actual director del programa Alma Llanera y de la agrupación de cuatro incluida en el Programa de Educación Especial”, señaló.

Aniello Castillo y Adriana con integrantes de “El Sistema” núcleo Acarigua-Araure
Otras de las agrupaciones creadas es la Banda Rítmica dirigida por el profesor Aniello Castillo y el Coro de Manos Blancas, por Verónica Almao, además de Jenireée Ruíz, en el área de canto.
La ayuda económica no sobra
Aunque ésta es una institución gubernamental y publica, es tan importante el beneficio recibido por toda la sociedad venezolana, que el apoyo económico privado, con enseres, instrumentos musicales, formación académica, transporte y hasta la asistencia a todos los conciertos y actividades, son vitales para continuar esta obra maravillosa.
“Actualmente, estamos esperando respuesta de dos importantes instituciones de la ciudad: uno la firma de un convenio para la realización del mantenimiento anual del piano —lo que nos permitirá garantizar la vida útil de este importante instrumento, sobre todo para el montaje de repertorios del Coro de Manos Blancas— y también, respuesta sobre la donación de un teclado portátil que podamos llevar a los lugares donde presentemos nuestros conciertos”, informó.
Adriana Pinto es, en definitiva, el corazón que palpita y le da su energía a este programa que crece con los años. Ella, junto a todo el equipo del núcleo Araure, merece aplausos de pie, por la gran labor educativa e integradora que realizan a través de la música. (CNP 16.100)