Andreina Baduel, activista por los derechos humanos e hija del fallecido general Raúl Isaías Baduel, sufre un hostigamiento sistemático por parte de cuerpos de seguridad del Estado. En una entrevista con el periodista Enler García, dijo que desde mediados de junio su casa permanece rodeada por funcionarios policiales, lo que ha alterado su vida cotidiana y la de sus vecinos.
“Desde el 18 de junio se desató una nueva fase de persecución. Justo ese día ofrecimos una rueda de prensa desde el Comité por la Libertad de los Presos Políticos, del cual formo parte, y aunque ese mismo día salieron medidas cautelares a mi favor, comenzó un cerco policial alrededor de mi casa”, explicó.
Dijo que vehículos de distintos cuerpos de seguridad —la Policía Nacional Bolivariana, el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional y el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas— se mantienen de forma permanente en los alrededores de su residencia, algunos sin placas.
Andreina Baduel vinculó esta situación al activismo que ha mantenido su familia tras la detención de su hermano Josnars Baduel y la muerte de su padre mientras se encontraba bajo custodia del Estado. “Este ensañamiento es por no haber claudicado, por mantenernos firmes en nuestros principios. Para el régimen, eso es una piedra en el zapato”, manifestó.
Afirmó que el cerco policial no solo limita su movilidad, sino que genera miedo entre sus familiares y vecinos. “Esta situación no solo me afecta a mí, condiciona la vida de mi familia y aterroriza a la comunidad. Lo que buscan es silenciarnos”, advirtió.
Andreina Baduel: “Mi hermano está en riesgo inminente de muerte”
En la entrevista, Andreina Baduel también alertó sobre el estado de salud de su hermano Josnars Baduel, quien se encuentra recluido en el centro penitenciario Rodeo I. Denunció que lo han sometido a tratos crueles e inhumanos, incluyendo torturas físicas cuando estuvo recluido en El Helicoide.
Según relató, Josnars estuvo más de tres meses en aislamiento total.
“Fueron 111 días sin comunicación hasta que, el 17 de mayo, logramos tener fe de vida. Pero su estado de salud sigue deteriorándose. Está en una celda de 2×2 metros, con una cama de cemento y una letrina. No recibe alimentación ni medicación adecuada, y necesita cuatro operaciones como consecuencia de las torturas sufridas”, expresó.
Baduel considera que el traslado de su hermano y de otros opositores al Rodeo I forma parte de una política de intimidación contra los presos políticos. “Ese centro de reclusión se está utilizando como ejemplo para amenazar a quienes se atreven a hablar”, afirmó.
La activista admitió que teme que estas condiciones terminen en la muerte de su hermano, como ocurrió con su padre.
“Le temo a Dios, temo que esto se normalice. Temo que el silencio siga siendo cómplice de la impunidad y el olvido. Eso es lo que más temor me da. Que la vida de mi hermano siga estando en riesgo así como lo estuvo mi papá, y ya sabemos lo que ocurrió. Eso sí me da temor”, expresó.
El Nacional