(Especial).- En Guanarito, el municipio más extenso de Portuguesa, la ganadería no es solo un trabajo: es la tradición y el sustento de miles de familias. Este 2025, las lluvias rompieron todos los récords históricos y dejaron bajo el agua pastizales, corrales, caminos y hasta a los animales. Entre la incertidumbre y el barro, los productores intentan salvar no solo el ganado y sus unidades de producción, sino también a la actividad que rentabiliza gran parte de esa zona de la región.
Según el registro pluviométrico que los propios productores llevan año tras año, solo en julio cayeron aproximadamente 453 milímetros, más de 100 puntos por encima de junio. La acumulación total del año ya supera los 1.160 milímetros, rebasando los registros históricos desde 1992.
Tanta fue el agua que cayó que comunidades y predios enteros pasaron más de 25 días totalmente inundados. De hecho, el equipo periodístico de Cotejo.info recorrió parte de los ejes productivos de la región casi un mes después de los aguaceros y aún se evidenciaba el encharcamiento de algunos lotes. Sectores como Agua Verde, El Ruano y Caño Indio, todavía estaban bajo el agua.
El balance de los daños por las inundaciones da cuenta de las amenazas que enfrenta la ya golpeada economía llanera: caída en la producción de leche y carne, vías colapsadas, infraestructura ganadera dañada y un aislamiento que dificulta, hasta casi frenar el comercio de toneladas de alimentos cárnicos y lácteos que se producen en la zona.
Reducción en la producción de leche y carne
Uno de los principales efectos visibles de las inundaciones es la reducción en la producción de leche y carne. Guanarito es responsable del 64% del ganado vacuno del estado Portuguesa.
José Miguel Polanco Arias, es un pequeño productor del sector Falconero. El desbordamiento del río Guanare inundó su parcela y otros predios ubicados en la zona, donde también hay un número considerable de queseras.
“Estuvimos días inundados, y todavía sufrimos de esas secuelas. Todo el terreno donde se pisa todavía cede”, expresó. El suelo permanece húmedo y no es seguro. “Si el ganado se trae para acá, se entierra” acotó.
Siendo un pequeño productor, antes de las intensas lluvias de julio, sacaba 92 litros de leche por día. A la segunda semana de agosto, los números cayeron drásticamente, a casi en un 60% para ganaderos con un número menor de animales, como el suyo.
“No llegamos a 30 litros. La producción bajó demasiado”, aseguró al tiempo que advirtió que, aunque el precio de la leche ha estado en alza los últimos días, el dinero que percibe sólo alcanza para alimentar a su familia y poco queda para reponerse de los daños que dejó el agua en su finca.

El desbordamiento del río Guanare inundó su parcela y otros predios ubicados en la zona | Cortesía equipo periodístico de Cotejo.Info
Jesús Manzano es otro ganadero, pero con un rebaño más grande. Una de sus unidades de producción se ubica en Calceta Arriba, vía a Morrones, a las riberas del río Guanare, a 80 kilómetros de la zona capital del municipio Guanarito.
Manzano tiene ahora un rebaño de 480 animales, destinados a producir leche, carne y genética. El 80% de su finca quedó bajo el agua con las inundaciones, y a consecuencia de esto tuvo que movilizar el 70% de los animales. “Me quedé con el 30%, solo las vacas que tenían becerros de 3 meses”, explica.
Elizabeth Hilbl, presidenta de Asoguanarito, detalló que en el municipio se extraen entre 480.000 y 520.000 litros de leche diarios, destinados a la elaboración de unos 55.000 kilos de queso en cada jornada, en la temporada más bondadosa. Sin embargo, ahora, debido a la imposibilidad de que los animales se alimenten adecuadamente por la falta de acceso a pastos y las condiciones en que quedaron las unidades, la producción de leche cayó en un 40% para pequeños, medianos y grandes productores, en general.
La misma disminución se presenta en la producción de carne, indica Hilbl. Antes de las torrenciales lluvias y el desastre que estas dejaron, alrededor 2.000 cabezas de ganado salían semanalmente rumbo al matadero, en época pico. Ahora los rebaños se encuentran confinados a espacios reducidos, obligados a caminar por terrenos húmedos y resbaladizos. La gremialista explicó que las condiciones de hacinamiento y la falta de forraje adecuado incrementan el estrés en los animales, lo que se traduce en menor rendimiento tanto en leche como en carne.
Incidencias en la reproducción y enfermedades
Más allá de las pérdidas inmediatas, el verdadero costo de esta catástrofe se manifiesta a largo plazo: El exceso de humedad y el hacinamiento no solo incrementan la proliferación de enfermedades y parásitos gastrointestinales en los animales, y que pueden afectar al ser humano, sino que también pone en juego los proyectos de genética ganadera, que representan años de inversión.
Por otro lado, las inundaciones incrementaron los porcentajes de aborto, que a futuro se va a ver reflejado en los números reproductivos de todas las unidades de producción.
Miguel Moreno, productor ganadero de la zona y médico veterinario especialista en biotecnología, destacó que, además, si no hay partos, se corta el ciclo y no hay producción de leche nueva.
Moreno agregó por otra parte que, con las anegaciones, la condición corporal del animal disminuye, haciendo que caiga la producción. Y remató diciendo que el problema sanitario está latente. Aunque no se han reportado, es común que repunten enfermedades como la leptospirosis, diarrea viral, brucelosis y todas aquellas reproductivas.
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