Acarigua.- Inició el nuevo año escolar 2025-2026 y, con ello, la tarea de los padres y representantes de reorganizar el tiempo de las tareas de los niños, el uso de la tecnología, el esparcimiento y el descanso.
La psicóloga, especialista en terapia de la conducta infantil, Mariana Guédez, destacó que ante el regreso a clases, debe existir una negociación “padres, cuidadores e hijos”, para establecer un balance consciente del uso de las pantallas.
Guédez explicó que lo ideal es regular el tiempo diario, estableciendo un equilibrio para reorganizar los horarios, usando estructuras con límites, porque cada actividad debe tener su espacio. “Es clave lograr un balance entre las herramientas tecnológicas, el juego y la recreación, que es la actividad reparadora, el recargue energía y cumplir con actividades académicas”, refirió.
Afirmó que en estos tiempos es difícil que los padres puedan postergar el acceso a las pantallas, lo cual lo consideró “difícil o complejo”, ante los estímulos diarios de la tecnología y la forma de seducir de parte de los contenidos digitales. “Lo que sí es que los padres y representantes deben tener claro la necesidad vital de estudiar, jugar y descansar”, indicó.
La especialista recomendó tres acciones que pueden aplicarse en el hogar para que cada familia logre el deseado “balance consciente”.
Dijo que, en primer lugar, se debe identificar el compromiso de ambas partes, para lograr el desafío del equilibrio, en cuanto al buen uso de la tecnología.
Señaló que los padres deben establecer acuerdos junto a sus hijos, para que puedan opinar y llegar a las pautas diarias sin conflictos, porque también expresó que “cuando un niño es sobreexpuesto a exceso de pantallas, se presentan alteraciones de patrones de sueño, alimenticios y en la concentración”.
-La mejor forma de iniciar esa negociación es con la organización general del tiempo, acotó.
Recomendó manejarse bajo las reglas de las “3 E”, que quieren decir “estudio, esparcimiento y electrónica”. En la primera, usar un tiempo de focalización sobre las tareas escolares, en el esparcimiento, saber que el niño también requiere distraerse y jugar. Sobre la electrónica, es un tiempo de gestión de tecnología.
Destacó lo importante de establecer cuáles son “las horas no negociables”, como por ejemplo, la de la comida, del sueño, de las tareas. Sugirió que se pueden establecer bloques cortos de estudios, usando la técnica “Pomodoro”, de 45 minutos de actividades escolares y luego, 5 o 10 minutos de descanso.
Aconsejó no saltarse en el día las actividades recreativas, como la música, la pintura y la socialización, es decir, la interacción real con pares, “más allá de la virtual, contacto familiar, con amigos, vecinos, ejemplo: en las cenas”.
Sobre la gestión electrónica, recomendó medir el tiempo de exposición a pantallas y dijo que una buena forma de usarlas es como recompensa y no como un recurso indiscriminado. “Negociar el uso de treinta minutos de pantalla como recompensa a la culminación de una tarea, como ejemplo”, expresó.
Acotó que siempre el uso de la tecnología debe estar bajo la supervisión, pero además “tener zonas y horas libres de pantallas”.
Pidió a los padres orientar en cuanto a la tecnología, “desde la colaboración y flexibilidad de horarios y no como imposición”, ya que es más fácil proponer un plan colaborativo, para fomentar el sentido de compromiso y responsabilidad, “dejando como ejemplo que un horario puede recibir ajustes, generando, probando, como fluye la dinámica”.
También dijo que, los padres deben saber determinar cuando la tecnología es un uso recreativo y educativo, para darle el sentido más justo a los niños. “Es decir, cuando es estudiar para investigar y tiempo para juegos”, refirió.
Guédez recordó que los niños aprenden por el modelado parental. “El aprendizaje lo obtienen de los padres. Si mis padres están todo el tiempo en el teléfono, yo también quiero”, explicó.
Propuso a los padres no descuidar las actividades familiares y “enseñar mediante el ejemplo”.
Por último dijo que el objetivo de establecer balances conscientes con los niños “va mas allá del éxito académico; es la importancia de fortalecer la salud mental, la conexión con sus significativos vínculos, la conexión familiar, que el niño sea escuchado, tomado en cuenta la oportunidad de interactuar, de la necesidad de descanso reparador, para tener un niño más feliz emocionalmente y psicológicamente, estable y sano”, culminó. (CNP 13.114)