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José Alejandro Rodríguez: “Me identifico como venezolano ¡De allí venimos los mejores médicos del mundo!”

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Escrito por Beatriz Quintana

 

(Seattle).-  Viajar, conquistar, arriesgarse sobre el mar—esa primera vía de transportación humana más allá de nuestros lugares de origen—, ha llevado al hombre a trasladarse de un polo al otro de la tierra, muchas veces sin saber a ciencia cierta adónde iría a parar.

Frente a la costa del norte de Israel, en 2024, se descubrió un barco de 3.300 años de antigüedad y su cargamento. Uno de los ejemplos más antiguos conocidos de un barco navegando lejos de la costa.

Hoy en día lo tenemos más fácil, ¡volamos!, pero hay quienes siguen prefiriendo, con todas las comodidades, cruzar los océanos para tener una gran aventura y además trabajar en lo que te gusta, con un lugar privilegiado: el médico del barco.

Dándole la vuelta al mundo como médico del crucero Royal Caribbean.

José Alejandro Rodríguez Carrillo, un joven venezolano, atraviesa océanos esta semana desde Europa al puerto de Seattle, en USA, al otro lado del planeta, a bordo del Royal Caribbean, uno de los cruceros internacionales más populares.

“Mi deseo de ser un trotamundos siempre existió. Desde antes de graduarme como médico, ya soñaba con irme a trabajar fuera de Venezuela, independientemente de la situación del país”, comentó.

Ha tenido la suerte de que siendo éste su primer contrato, le habrá dado la vuelta al mundo en 4 meses. Comenzó en Europa hace 2, estuvo por las costas de Italia, el sur de Francia, España, y sigue.

“Luego, fui transferido al barco donde me encuentro ahora, y he conocido parte de Alaska, Seattle y Canadá. En el momento que tenemos esta entrevista, estamos navegando en dirección a Hawai, luego a las islas polinesias francesas, con destino final en Nueva Zelanda y Australia, en donde, para finales de este año, estaré regresando a Europa a través del Medio Oriente”, explicó.

Se graduó en la Universidad Francisco de Miranda en 2012 y salió de Venezuela 2 años después. Le sobra determinación, ganas de aprender y seguir adelante, por lo que ha
revalidado su título en Colombia, España y Suiza, país en el que se quiere radicar.

“No tengo especialidad médica, pero como dijo alguna vez el famoso poeta y médico español José de Letamendi: ‘Quien solo sabe de medicina, ni de medicina sabe’. En el camino, durante estos 10 años como migrante, he aprendido muchas cosas de la vida…o, como dirían en Venezuela: ‘lo que me sobra es calle'”.

En el barco, con su equipo de trabajo.

“Trabajo con personas de USA, Suramérica, del Caribe, Europa y cientos de asiáticos. No solo se habla inglés, se habla inglés con acentos diferentes y eso hace el reto mucho más grande. Mi jefe es británico, algunas enfermeras de Sudáfrica y mis otros dos colegas médicos de India y Filipinas, respectivamente. Vivo sumergido en tantas culturas a la vez, que cada día sigo aprendiendo de todo un poco y eso a mí me encanta”, afirmó.

Diferente

Nació un 4 de agosto de 1989, en Acarigua, y salió de Venezuela en 2015. Nos cuenta que se despidió de su familia en el aeropuerto de Cúcuta con destino a Bogotá (Colombia): “recuerdo ese día como si hubiese sido ayer; sabía que el futuro que me esperaba iba a ser diferente, pero no imaginaba todo lo que estaba por vivir. Creo que, definitivamente, nadie está preparado para emigrar. Nunca se está lo suficientemente listo para hacerlo. Por mayor planificación que exista, nunca será suficiente”.

Con apenas 25 años, ilusionado, lleno de motivación por salir del país y encontrar su camino, nos dice que siempre supo que no sería profeta en su tierra. “Sabía que estaba para vivir mi vida fuera de sus fronteras”.

-Fue todo un año de preparación de documentos, comprar los famosos cupos de dólares, con mucho esfuerzo y dedicación, porque tenía entre ceja y ceja la meta. Me dediqué a lograr mi salida del país con todas las de la ley, porque quería seguir ejerciendo mi profesión en el exterior.

“No tener especialidad médica, es algo que me tomó varios años asimilar, porque en Venezuela, tristemente, existe la mentalidad de que si eres médico y no tienes una especialidad antes de los 30 años, pues eres un fracaso; y no, definitivamente nada más alejado de la realidad, porque, por ejemplo, en España ser médico antes de los 30 años es un logro y serlo a los 23 años, como yo lo hice, es algo realmente fuera de lo normal”.

Lo mejor y lo peor

Nos cuenta que lo más difícil, definitivamente, ha sido la distancia de su familia —nadie sale ileso de este proceso— y perderse los momentos especiales, es sin duda lo más resaltante. De hecho, no ha celebrado su cumpleaños junto a ellos hace más de 6 años y, en especial, con su mamá.

“Sin embargo, ellos siempre han estado presentes en mi vida. Cada vez que he podido viajar a Venezuela ha sido especial y se siente como si nunca me hubiese ido. Siempre estamos en contacto y al menos los más cercanos, son los primeros en recibir noticias mías, sin mencionar que aunque esté a más de 10.000 km de distancia, siempre seré el primer médico al que consultan, así sea por teléfono”, afirmó.

-Para decirte lo mejor de emigrar, creo que necesitaría muchas líneas, pero definitivamente es el crecimiento personal. He conocido cualquier cantidad de personas increíbles, he vivido en diferentes lugares, he aprendido diferentes culturas y he hecho muy buenas amistades alrededor de todo el mundo.

La meta

José Alejandro asegura que hubiese emigrado en cualquier circunstancia, porque desde joven tenía muy claro que quería conocer el mundo, “a mi manera, sin saber que siendo médico iba a ser capaz de ejercer en diferentes países y ahora en aguas internacionales. Creo, definitivamente, que aún de los momentos difíciles, se aprende algo”.

-He vivido en Colombia, Argentina, España y Suiza. Me adapto muy rápido a cualquier circunstancia o lugar, inclusive, a trabajar con diferentes personas todo el tiempo. La cultura colombiana en general es muy parecida a la nuestra. Además, fui criado conviviendo con mi familia paterna proveniente de Colombia y, la verdad, no fue muy diferente a cuando me mude allí.

Ha vivido en Colombia, Argentina, España y Suiza.

En España vivió en el sur del país (Andalucía), donde se dio cuenta de que los latinoamericanos
hemos heredado muchas costumbres y vocabulario. “Te sorprendería la cantidad de similitudes con Venezuela”, afirmó.

-Suiza es el país más cercano a la perfección que he conocido. Todo está minuciosamente programado para que funcione sin errores, desde el transporte público hasta los servicios básicos. Aunque suelen ser señalados como personas frías, son muy amables y serviciales; la decencia y la puntualidad son dos cosas que destacaría por sobre todo lo demás.

Logros

Este joven médico lo tenia clarísimo. Él iba preparado para ejercer su profesión. Por eso, se documentó y preparó desde que salió de Venezuela, porque le gusta ir siempre un paso adelante. Ha revalidado su título en Colombia, España y Suiza.

“Cada vez que me he mudado de país, he investigado cada procedimiento necesario. Cada paso a dar, lo he chequeado más de dos veces. Como dirían en Venezuela ‘eso no es solo soplar y hacer botella’. He trabajado con personas increíblemente buenas, otras no tanto; como en todos los empleos, siempre existen los pros y contras. En general, sí he vivido muy buenas experiencias laborales en los distintos lugares donde he trabajado”, indicó.

En Suiza, particularmente, no ha ejercido aún la medicina a pesar de que cuenta con licencia médica, porque el sistema allí es muy diferente al resto de países, aunque, como en USA, no existe el rol de médico general, solo especialistas y residentes de postgrado. Actualmente, se encuentra en lista de espera para obtener un cupo como residente de postgrado.

Expectativas Vs. Realización

-Honestamente, siento que todos los días sigo aprendiendo de mí mismo, incluso de mis decisiones pasadas; de los pasos que he dado hasta llegar a donde estoy. Aprendo de las personas que conozco y de las que me rodeo diariamente, de lo bueno y de lo malo también, aunque eso último sea más difícil.

El dia que salió de Venezuela.

Dice que la soledad puede ser bastante dura y, muchas veces, un arma de doble filo. Aún así, durante todo este camino de vida, ha podido compartir con personas muy especiales que le hacen la vida mucho más fácil y feliz.

“La realización plena creo que no existe del todo, creo que simplemente vamos viviendo momentos que hemos querido alcanzar y de ahí se van abriendo nuevas posibilidades; porque siendo honesto si hace un año hacíamos esta misma entrevista, estoy seguro que ni remotamente me imaginaba trabajando donde estoy ahora. No estaba planeado”, afirmó.

Con una vida por delante y un gran espíritu aventurero, sus expectativas de hace unos años se reducen a vivir el momento y disfrutarlo, aunque confiesa que es muy ansioso e intenta resolverlo todo lo antes posible, pero ha aprendido, poco a poco, a disfrutar del viaje, “porque sino, llego a la meta y ni siquiera me daré cuenta”, reflexionó.

Un barco

Ahora que trabaja como médico a bordo de un barco para la empresa Royal Caribbean, se encarga del cuidado de la salud, tanto de los trabajadores como de los turistas que suben cada semana.

“Sabía que estaba para vivir mi vida fuera de las fronteras de Venezuela”.

Hace unas tres semanas vivió una experiencia increíble. El barco estaba navegando en medio del mar Mediterráneo en dirección a Italia. Estábamos muy cerca del sur de Francia. Un paciente sufrió una situación grave de salud y hubo que evacuarlo de urgencia.

“Vino un helicóptero de la guardia costera francesa y aterrizó en el barco mientras seguíamos navegando. Fui el encargado de llevar el caso. A pesar de ser nuevo, precisamente por mi conocimiento del idioma francés, pude llevar al paciente directo al helicóptero y entregarlo directamente al equipo médico. Fue surreal, porque pocas veces sucede ese tipo de evacuaciones tan urgentes”, relató.

-Lejos de tierra todo es totalmente diferente; los protocolos, los controles, además de que básicamente vivimos en el sitio donde trabajamos, que los compañeros de trabajo se convierten rápidamente en familia y las verdaderas amistades se afianzan en muy corto tiempo. La vida en un barco transcurre en tiempos mucho más rápidos a los de la cotidianidad en tierra.

“Así como la realización, los éxitos también dependen desde el punto de vista que lo veas. Para mí puede ser un éxito salvar una vida y para ti puede ser ganar un premio de periodismo”, comentó.

Ciertamente —agregó— vivir este estilo de vida, viajando y conociendo partes del mundo, es increíble; conocer nuevas personas, vivir en un barco donde prácticamente no me preocupo por nada más que hacer mi trabajo e investigar un poco sobre las nuevas ciudades que voy a conocer; pero eso no es para todo mundo, por tanto, no podría idealizarlo o decirle a todos que lo hagan porque cada quien debe saber lo que le gusta y construir su propio camino.

Es una aventura por sí sola, esa de vivir en un barco con capacidad para más de 6 mil personas. “Es como vivir en un pueblo flotante, donde —ya te imaginarás— hay tantas historias para contar, que el tiempo no es suficiente ¡Esto me causa mucha risa!”, expresó emocionado.

Políglota

Tras residir en diferentes países, este joven médico se enorgullece de no haber perdido su acento venezolano, pero aclara que puede conversar bastante bien con acento argentino, mexicano, andaluz, además del inglés.

“También hablo francés con un poco de acento suizo, un idioma que me gusta mucho; conozco muy bien las jergas de estos países ¡Las malas palabras también, porque sino, no sería tan divertido! Sus comidas, en fin, que todo el tema de cultura e idiomas, es algo que me apasiona tanto como mi propia profesión”, añadió.

-Muchas veces, personas de otros países no detectan que soy venezolano si neutralizo un poco mi acento, pero es porque en mi mente conviven todos estos léxicos a la vez, y no, no es falta personalidad, es capacidad de adaptación y eso sí es algo fundamental cuando te conviertes en migrante. Científicamente, es algo que se llama dominancia invertida.

¿Ahora, hacia dónde?

José Alejandro es por naturaleza muy soñador y siempre está pensando en cuál será el próximo destino.

Orgulloso de ser un médico venezolano, así lo va diciendo al mundo.

-No sé si alguna vez podré decir “este es mi propio hogar” o si definitivamente seguiré sumergido en este mundo de los cruceros durante unos cuantos años.

“Recién comencé en este empleo, así que por ahora solo pienso en seguir disfrutándolo, dando lo mejor de mí para dejar mi nombre y, orgullosamente, mi formación en alto, porque aunque tenga tres nacionalidades diferentes, siempre me identifico como venezolano y médico formado en Venezuela, que sin temor a decirlo, ¡de allí venimos los mejores médicos del mundo!”, aseguró.   (CNP 16.100)

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