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Abrahan Esser Yánez, un empresario exitoso y papá ejemplar

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Escrito por Beatriz Quintana

Araure.- Siempre se ha dicho que el padre se ve un tanto eclipsado por el brillo de la madre, y, en muchos casos, es cierto: el hombre es por antonomasia, proveedor, y casi siempre está fuera. Pero hay hombres que resaltan, que irradian paternidad e, inclusive, desde antes de ejercerla practican con los sobrinos y procuran, hasta lograrlo, dar lo mejor de sí mismos al ser llamados papá.

Uno de estos hombres especiales es el empresario acarigueño Abrahan Isaác Esser Yánez, ejemplar desde siempre. Rara vez anda solo. Su esposa y sus dos hijas siempre lo acompañan a todas partes.

Se graduó de bachiller a los 15 años y poco tiempo después egresó como administrador, mención Cum Laude. Siguió estudios de Contaduría Publica en la UCAB, pero no pudo continuar debido a que, tras la sorpresiva muerte de su padre, regresó a Acarigua para encargarse de los negocios familiares. Un cambio de vida muy drástico que supo sortear con éxito.

Abrahan aprendió a ser responsable desde muy joven y, conjuntamente con sus dos hermanos, funda Inverport, C.A., una fábrica de sacos de rafia y polipropileno, y la procesadora de leguminosas, Corporación Terranova JAH, C.A.

Forma parte de una familia numerosa, iniciada por Adán Esser De Lima (de Churuguara) y su madre Libia Yánez de Esser (de Santa Cruz de Bucaral), con ascendencia judía, pero de religión cristiana católica.

«Me gusta nombrar con orgullo a mis padres que, gracias a Dios, me enseñaron e inculcaron buenos principios, educación, honradez, humildad y mucho amor. Vengo de una familia numerosa. Somos en total siete hermanos. Las mayores son Belkys, Lizbeth, Adalib y Libia. Luego venimos los varones, mi hermano Adán, y yo. Edwin, el menor, lamentablemente ya no está con nosotros. Somos todos muy unidos, no solo entre hermanos, sino también con mis cuñados, sobrinos y sobrinas», indicó.

Cuando tienes origen en un hogar donde la armonía, el amor y la unión familiar son los pilares, inevitablemente, el propio será semejante, por lo que no es extraño que Abrahan sea un excelente padre y esposo.

«Aunque en algunos momentos pudimos tener opulencia económica, en otros tuvimos recesión. Eso me enseñó a valorar que la persona no vale por lo que tiene, sino por lo que es realmente y lo que tenga en su corazón y en su alma», reflexionó

Durante los años de estudiante, cultivó amistades que hoy en día sigue manteniendo y aunque algunos estén viviendo fuera de Venezuela, las conserva —dijo— con el mismo cariño, porque ellos le enseñaron a mejorar aspectos de su carácter y personalidad.

De tal palo, tal astilla

«Después de la muerte de mi padre, volví a mi pueblo con una tristeza que me embargaba el corazón, porque hasta ese momento nunca había sufrido la perdida de un familiar tan cercano, a tal punto, que cuando estaba en el velorio de mi padre, me sentía como un invitado, mi mecanismo de defensa era no sentir».

-Ese dolor que no demostré recién fallecido mi padre, se reflejó por tres meses a partir de ese momento. Estaba como muerto en vida, no me reía, casi no hablaba y con una sensación de vacío en mi alma. Él fue una persona con mucha paz interior, alegría de la vida y otras tantas virtudes que no me alcanzan las palabras para describir lo grande que era, afirmó.

Fue entonces que recapacitó y tomó la decisión de cambiar de actitud ante la vida, aceptando lo que no podía cambiar.

Cumpliendo sueños

Fue destacado y metódico desde pequeño, por su naturaleza crítica y meticulosa, especialmente, si de números se trata. Cuenta que al principio se dejó influir por su grupo de amigos y empezó la carrera de Ingeniería Electrónica en el Politécnico de Barquisimeto. Afortunadamente, tomó la decisión de cambiarse a la carrera que realmente le gustaba.

La etapa de estudiante influyó mucho en su crecimiento personal y tuvo muy buenos amigos que le hacían aportes y enseñaron a superar dificultades que hacen de la vida estudiantil inolvidable.

«Una vez me quedé en una residencia grupal. Dormíamos dentro de un garaje en literas, el baño era usado como por 15 personas que tenía una capa de 2 centímetros de jabón pegado. Compartíamos la cocina con mugre y grasa de años, pero como mi grupo era más limpio, nos alternábamos para que cada uno lo limpiara un día a la semana. ¡Cuando toco mi turno todos me observaban, ya que sabían que era mi primera vez limpiando una cocina!», comentó con humor.

Equilibrio perfecto

«Para mí, mi familia es el mejor regalo que he recibido del cielo. Amé a mis padres, amo a mis hermanos y sobrinos, y por supuesto amo, cuido y protejo mi metro cuadrado que son mi esposa y mis dos princesas. He logrado equilibrar y administrar mi amor por mi trabajo, dedicando el tiempo necesario para hacerlo bien y con el tiempo restante del día con mi familia inmediata. Disfruto estar en mi casa y salir con mi esposa para todas partes, para hacer diligencias caseras y para salir a comer, a bailar y viajar con todas ellas. Mi esposa es cubana y ella me enseñó a disfrutar y a bailar la salsa, y actualmente podemos estar toda la noche disfrutando una fiesta o en una discoteca, solo bailando hasta más no poder», dijo satisfecho.

Conoció a Edith Abdala Jalil de Esser, hace 29 años. Es la hermana de su mejor amigo. Al principio fue solo amistad. En el año 1998 se hicieron novios y en 2001 se casaron. De esa unión nacieron, Camila Mercedes, de 22 años, graduada de odontóloga y María Fernanda, de 19 años, que cursa quinto semestre de medicina.

«A mis hijas les he inculcado los mismos valores y principios con los que crecí. Edith y yo les hemos transmitido que la vida es simple, que uno debe tener paz interior, que nada las perturbe, siempre perdonando y tratando a los demás como quisieran que las trataran a ellas. Disfrutando los placeres de la vida como nuestra afición por viajar, bailar, la buena cocina, las bellas artes y, con avidez, estudiar y aprender cada día cosas nuevas que enriquezcan de manera positiva nuestra vida.

Papá en dificultades

Cuando nació Camila, trabajaba tiempo completo en Acarigua, pero al llegar María Fernanda, por trabajo, tenía que estar cinco días en Caracas, a tal punto que llegó un momento que su hija menor no lo reconocía.

«Lloraba cuando la iba a cargar y me di cuenta que estaba botando al cesto de la basura esos pequeños momento del crecimiento de mis hijas y decidí ajustar mi itinerario a un máximo de tres días en Caracas, aunque eso representara un sacrifico de irme en la madrugada del lunes y venirme en la noche del miércoles, pero bien valía la pena hacerlo, porque los hijos crecen y esos momentos los atesoro y recuerdo todos los días».

El mejor consejo

«Yo les aconsejo que sean independientes y siempre estén muy unidas, para que cuando mi esposa y yo no estemos, sean una para la otra. Que los hijos de una, sean los hijos de la otra, que les trasmitan valores cristianos y de amar al prójimo, teniendo siempre a Dios en su corazón. Por último, que nunca dependan de sus parejas, si el día de mañana no les de buena vida, que le digan ‘agarra tus cachachá y te vas’, que sean empoderadas y luchadoras», indicó.

Como toda familia, los Esser Abdala han enfrentado conflictos, pero gracias a Dios los han superado y con eso también se ha fortalecido la relación.

«Recién casados, mi esposa me invitó a un encuentro conyugal en el Apostolado de Villa Araure, a lo que le di un ‘no’ rotundo, argumentando que iba a ser un fastidio rezando todo un fin de semana. Finalmente, acepté ya que uno en algunos momentos de la vida conyugal se debe ser lo suficientemente sabio para ceder y aceptar lo que tu pareja quiere, siempre y cuando sea para crecimiento y beneficio mutuo», relató.

Para sorpresa, quedó encantado de ese encuentro con Dios, consigo mismo y su esposa. En ellos, han aprendido a saber cuándo están cometiendo errores y a enmendarlos.

«Ya tenemos 23 años de casados y tres de novios. Es un encuentro sencillo y básico que cala a todo nivel, pero por su sencillez y efectividad, lo recomiendo ampliamente, porque te das cuenta que algunos conflictos que tienes internamente, lo proyectas en tu pareja y si no te das cuenta debilitan la relación».

Hermanos

«Mis dos hermanos y yo, siempre hemos sido socios en todas las empresas que hemos constituido y se han manejado con mucho respeto, confianza y unión entre los tres, conformando un triunvirato. Mi hermano Adán es el genio creador de ideas, persona que considero y admiro por su inteligencia, y mi hermano Edwin (+) era el músculo de todas las operaciones, actualmente sustituido por mi sobrino Adán Andrés que, a pesar de ser una persona joven, es un muchacho proactivo, luchador, responsable y trabajador. Yo soy la parte que complementa nuestro trío, con el manejo de la parte financiera, administrativa y de ventas de nuestro grupo».

Caso raro

Abrahan ama a su suegra. Es uno de esos rarísimos casos y quisimos averiguar cuál es el secreto de esa magnífica relación. Ella llegó para ayudar a Edith cuando nació la primera hija. Él estaba iniciando una empresa que requería que se fuera a trabajar desde muy temprano hasta la noche.

«Por supuesto, llegaba destruido. Aún así, en la madrugada apoyaba a mi esposa para hacerle los teteros cada tres horas, mientras ella amamantaba, pero llegó un momento que las ojeras que tenía eran tan oscuras, que parecía que tenía lentes negros de sol. Un día llegué temprano y oí que la suegra le aconsejaba a mi esposa que no me despertara en la madrugada».

-Desde ese momento, ella fue considerada y no me despertó más. Debo confesar que algunas veces me despertaba cuando la bebe lloraba y me hacía el dormido para no levantarme. ¡Desde ese día quiero muchísimo a mi suegra!

“Tío preferido”

Así le dicen sus sobrinos. Esser tuvo sus hijas a los 33 años de edad y antes que nacieran ellas, sus sobrinos y sobrinas, tuvieron toda su atención. Sobre todo a los primeros, sus dos hermanos y él, como eran más jóvenes, les tocó hacer de niñeros y colaborar con la crianza de algunos de ellos.

Católico y practicante

«Toda mi vida había sido un católico light, pero desde el 2017 que hice el Camino de Emaús, me di cuenta que era muy superficial mi vida cristiana. Tuve un acercamiento personal con Jesús y desde ese entonces soy miembro de la Pastoral Social en la Parroquia Perpetuo Socorro, ubicada en Durigua, específicamente en la Pastoral Penintenciaria, con nuestro guía espiritual, el padre Alexi La Cruz”.

Ni cocina ni deporte

Dice que siempre ha sido muy malo con los deportes, porque no tiene buena coordinación, ni siquiera para darle un batazo a la pelota jugando beisbol. Sin embargo, para complacer a su esposa, hacen ejercicios juntos todos los días. «Lo único que no me gustan es cuando ella me pide que hagamos pilates».

«Una vez recibí un consejo de un amigo que me dijo que si aprendía a cocinar, mi familia me iba a tener aplicado que todos los fines de semana cocinara, consejo que seguí al pie de la letra. Me gusta la buena cocina y tengo buen gusto para saber disfrutar un buen plato de comida, pero solo sé hacer pasta al dente con Rikesa y margarina», agregó gracioso.

El valor de la amistad

Esser disfruta mucho compartir con sus amistades y su numerosa familia. Por eso, tiene una casa espaciosa que se presta para hacer reuniones de todo tipo.

Para Abrahan, la amistad es vital. Disfrutar con todas esas personas que sabe que lo aprecian por lo que es y no por lo que tiene, disfrutando desde una conversación trivial, discutir un libro o un tema más profundo, hasta bailar y compartir unos tragos.

“No soy perfecto, ya que la experiencia no es más que un cúmulo de errores, pero con la ayuda de mi gran esposa confirmo el famoso dicho de que ‘detrás de todo gran hombre hay siempre una gran mujer’. Bajo el amparo de Dios, siempre he tratado de ser una mejor versión de mí, tratando de ayudar en lo que pueda a todos lo que me rodean”, acotó.

María Fernanda

«Mi papá es una persona que en una sola palabra pudiera describir: maravilloso. Es mi superhéroe y mi consejero. Él me puede escuchar todo el tiempo y darme el mejor consejo desde su experiencia. Mi papá es un hombre excelente como profesional, como papá, como esposo, como hijo y como hermano. Ninguna persona puede decir nada en contra de su forma de ser”, expresó María Fernanda sobre su padre.

-Es un hombre trabajador, honesto y admirable, ya que aunque está cansado, te saca una risa. Lo que más admiro de él, es que es una persona súper tenaz, responsable y constante en todo lo que hace, prosiguió.

«Una anécdota que me gustaría compartir es que, recuerdo que cuando yo tenía 7 años, mi papá me llevaba a jugar en un sitio de videojuegos, solo él y yo. Luego nos íbamos a la casa o al cine y cenábamos. Era un momento que me gustaba mucho, porque era el momento de papá e hija, que aunque estuviera decaída ese día me hacía feliz jugar junto a mi mejor amigo en el mundo… mi papá».

Camila Mercedes

«La palabra papá es muy pequeña para lo que realmente llega a ser mi papá. Él ha sido y es la persona que me ha hecho creer en mí, que me ha apoyado en mis buenas y malas decisiones, dándome un consejo cuando lo necesito, que me ha dado la esperanza de que todo se puede. Gracias a él, yo estoy aquí hoy para decir lo excelente que es y lo orgullosa que estoy. Él es ese impulso que me hace querer ser una gran persona, tanto como él», dijo su hija, Camila Mercedes.

-Él es un motor para nuestras vidas, tanto para mí, como para mi mamá y mi hermana. Amo cada momento que pasamos juntos y amo hablar por horas con él. Es ocurrente y te hace reír. Hay veces, lo miro y pienso: «soy muy afortunada por tenerlo». Valoro tanto tener un papá que me ame y que quiera hacerme una gran persona ayudándome siempre, afirmó.

«Mi mejor recuerdo con mi papá no lo tengo, porque todos son buenos, ya sea riéndonos en el kiosco mientras fuma y hablamos o abrazándolo cuando vemos una película. Amo a mi papá como sea y en donde sea», acotó. (CNP 16.100)

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