Araure- De aquella Casa de la Cultura que abrió sus puertas un 13 de junio en 1965, de arquitectura moderna, prominentes jardines entre sombras de malangas, helechos, fuente de agua, flores y palmeras y un inmenso mango, descrita en las páginas de su historia, poco se puede reconocer.
En su época de esplendor, su teatro, con 240 butacas, se convirtió en toda una novedad, por ser el primero en su tipo en ciudad.
Muchos nombres de artistas, creadores, poetas, músicos y escritores regionales que valoraron sin color político el hecho de poder hacer cultura y llevarla con honor y criterio democrático a todos los amantes del arte, resuenan durante estos años de gloria pasada y declive actual, de esta Casa de la Cultura.
Apenas en el primer año, -se lee- la escritora y periodista destacada de la vieja AVP, doña Carmen Aurora de Monsalve, su primera directora, le da vida, invitando a los actores de la Escuela “Juana Sujo” de Caracas, quienes presentaron la obra “Esquina Peligrosa”. Se trajo también al Ballet Arte Municipal de Caracas, al tiempo que la Escuela de Artes Plásticas “Rafael Ramón González”, mostró la exposición “20 Siglos de Pintura en Europa”.
En 1966 se crea la revista «Cultura y Progreso», donde escribían los más connotados intelectuales regionales. En 1967 se inauguran, en su interior, la Sala de Exposiciones para promover la cultura regional y a sus exponentes populares, además, la Biblioteca «Rómulo Gallegos», y en 1970 adquieren su primer piano de cola.
Conferencias, conciertos, obras clásicas, encuentros de poetas, ballet clásico, danza nacionalista y mucho más se apoderaron de los espacios para la cual fue erigida la moderna edificación.
La Casa de la Cultura pasa a llamarse Carlos Gauna, tras la muerte del poeta a partir de un decreto de la Gobernación del estado, fechado el 25 de Septiembre de 1980, bajo el mandato de su paisano y amigo Luis Herrera Campins, según cuenta el cronista Wilfredo Bolívar.
Se crean las escuelas de danza, de teatro, la Cantoría Portuguesa, las cátedras de Teoría y Solfeo de Guitarra Clásica y de Creatividad Infantil, también la Sala de Títeres y la Sala de Teatro.
Es posible que la historia no sea desconocida para todos, pero muchos no vivieron la magnificencia de entonces, que contrasta con el estado de deterioro en que encuentra en la actualidad.
Hoy en día, la «Carlos Gauna», apenas respira entre paredes carcomidas por los años, y algunos cultores que luchan por darle un poco de aliento, limitados por los escasos recursos.
Lamentablemente el patrimonio cultural no es importante para algunos gobiernos, basta mirarla desde afuera para que nos invada una oleada de tristeza, y echar apenas una ojeada a su centro para escuchar el silencio de sus salas, antes pletóricas de arte.
Son 57 años y pocos recuerdan en este cumpleaños el esplendor de sus años más gratos. Nadie le dio el regalo de reconstrucción y belleza que tanto merece. (CNP:16.100).