La bioserie Chespirito, Sin Querer Queriendo, no sólo presentó a las nuevas generaciones a un grupo de entrañables personajes que siguen marcando la vida de los televidentes con su humor blanco lleno de ocurrencias; sino que revivió la historia detrás de cámaras, esa que pocas veces se llega a contar.
Una de ellas es la de María Antonieta de las Nieves, mejor conocida por su papel como La Chilindrina, la carismática y traviesa amiga de El Chavo que lo acompañaba en sus aventuras dentro de la icónica vecindad. La actriz mexicana, quien tuvo un cameo en la historia de MAX, recordó con cariño aquellos días en el set y cómo fue que convivió con Graciela Fernández, la primera esposa de Roberto Gómez Bolaños.
A principios de 1970, María Antonieta se sumó al visionario proyecto de ‘Chespirito’ que marcó un antes y un después en la televisión cómica. Por supuesto que en ese tiempo, conoció más allá del actor y productor, pues estuvo presente en su vida en el tiempo en el que estuvo casado con Graciela, y fue testigo de la alegría de la pareja al criar a sus entonces seis hijos pequeños.
“Para mí fue un gusto vivir con ellos, trabajar con ellos y pues los demás, Dios sabe porqué hace las cosas”, expresa al medio peruano El Comercio. Sincera, agregó: “Para mí, la única esposa que tuvo ‘Chespirito’ es Graciela Fernández”.
Las declaraciones que María Antonieta hizo resuenan más ahora que la serie llegó a su final, con un capítulo en especial en el que vemos a Paola Montes, quien la interpreta, abrazando a Graciela (Paulina Dávila) luego de darse cuenta de que su matrimonio ha llegado a su fin, pues Roberto (Pablo Cruz) está enamorado de Margarita Ruíz (Bárbara López).
Para la actriz mexicana, la serie escrita y producida por Roberto Gómez Fernández, hijo de ‘Chespirito’, fue como volver a vivir aquellos años dorados junto a la pandilla, además de que considera que el guión estuvo tan bien hecho que parece haber sido escrito por el propio ‘Chespirito’.
Contenta con el resultado que se mostró en la televisión, María Antonieta de las Nieves obsequió “sin querer queriendo” un momento muy especial entre ella y Paola Montes que se ha hecho viral, pues la vemos abrochando el vestido de la joven actriz, de quien sólo tiene buenas cosas que decir. Entre ambas Chilindrinas nació una linda amistad y ahora las une el mismo personaje, en épocas distintas, pero con la misma esencia. Orgullosa de Montes, María Antonieta revela en su charla con el diario que la recibió en su propio hogar, pidiéndole consejos para hablar, lucir y hasta llorar como aquella chiquilla que llegó a los corazones de los televidentes en la década de los 70s.
El cariño del público peruano y el contraste con sus recuerdos
El Chavo fue un fenómeno televisivo que cautivó al público latino desde el primer minuto. El cariño por Roberto Gómez Bolaños y sus compañeros María Antonieta de las Nieves, Ramón Valdés, Rubén Aguirre, Édgar Vivar, Carlos Villagrán, Florinda Meza y Angelines Fernández es único y sus referencias siguen vigentes a pesar de que el primer capítulo de la serie se estrenó hace más de 50 años. En Perú, la gente recibe con una calidez extraordinaria a la entrañable Chilindrina, y para María Antonieta de las Nieves eso es algo que agradece a Dios y a la vida.
Sin embargo, es en Perú en donde también guarda recuerdos personales que marcaron su vida con la tristeza. Fue justo ahí en donde se deterioró la salud de su esposo, Gabriel Fernández, obligándolos a regresar antes de lo pensado a la Ciudad de México en un avión ambulancia para ser hospitalizado por algunas semanas. Según detalló María Antonieta en su momento al programa Suelta la Sopa, era la quinta vez que lo internaban. La pareja recién había celebrado 48 años de casada, tiempo en el que tuvo a sus hijos Gabriel y Verónica; cuando la mañana del 15 de septiembre de 2019 Gabriel falleció por complicaciones de neumonía.
Cinco meses después, María Antonieta volvía a encarnar a la niña de las coletas luego de un luto en el que pensó en dejar atrás a su personaje y mudarse al extranjero para iniciar una nueva vida sin su esposo; pero el cariño de la gente y la alegría del circo la motivó a volver a ponerse ese icónico vestido verde con el suéter rojo, pues dar vida a esa niña es lo que más ama y que continúa haciendo.
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