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El relevo de la llama olímpica, un ritual no tan antiguo

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Escrito por Redacción

El relevo de la llama olímpica, que será encendida el martes en las ruinas antiguas de Olimpia en Grecia, tiene referencias a ceremonias de hace casi 3.000 años. Pero sin embargo la adaptación del ritual es relativamente reciente e incluso no se realizó en las primeras ediciones de la era moderna.

Ámsterdam y Berlín, los primeros

La llama fue encendida por primera vez con motivo de los Juegos Olímpicos de Ámsterdam-1928, por lo que no estuvo en las ediciones celebradas anteriormente, desde el inicio de los Juegos modernos en 1896.

El relevo se instauró en 1936 para los Juegos de Berlín en la Alemania nazi.

Desde 1964, la llama es encendida en Olimpia (Grecia), donde tenían lugar los Juegos Olímpicos antiguos hace 2.800 años.

El ritual se inspira en ceremonias antiguas: en Olimpia, la llama se encendía gracias a los rayos del sol en un altar dedicado a la diosa Hestia. Ese fuego servía para encender los otros fuegos del santuario.

En la actualidad, unas actrices vestidas con atuendos de sacerdotisas griegas reproducen los gestos del ritual. El fuego pasa a la antorcha olímpica, que será la que más tarde se entregará a los organizadores para que lo conduzcan hacia la ciudad anfitriona de los Juegos.

A pie o en nave espacial

Para llegar a Berlín en 1936, a Londres en 1948 y a Moscú en 1980, los kilómetros se recorrieron íntegramente a pie, pero generalmente aviones, veleros o incluso camellos han servido para cubrir las distancias.

En Helsinki-1952, la llama realizó su primer viaje en avión. Los noruegos la hicieron de nuevo volar en 1994 para la cita de invierno de Lillehammer, pero en aquel caso fue de manera más simbólica, llevada en uno de sus brazos por su saltador de esquí, Stein Gruben.

En 1968, llegó a la costa mexicana a manos de nadadores, remeros o esquiadores náuticos.

A lo largo de las distintas ediciones, se ha visto el fuego olímpico en lo alto del Everest o viajando en barco de vapor el río Misisipi. También a caballo en el recorrido del Pony Express [servicio postal estadounidense], en canoa con los amerindios o incluso en la nave espacial Columbia, antes de ir al espacio con cosmonautas rusos. Los australianos llevaron la llama debajo del agua a lo largo de la Gran Barrera de Coral en 2000.

Percances e imprevistos

En 1956 (Melbourne), un joven estudiante australiano, Barry Larkin, engañó a todos corriendo con una antorcha que había realizado en casa y en la que hacía arder ropa interior.

Más macabro fue lo ocurrido con motivo de Seúl-1988, cuando unas palomas recién liberadas se quemaron en el pebetero encendido.

Las manifestaciones y actos de protestas se han convertido en un clásico del relevo, que ofrece una exposición mediática enorme. Fueron especialmente importantes en 2008, cuando activistas contra China y la política de Pekín en el Tíbet perturbaron el recorrido de la llama en Londres, París o San Francisco.

Relevistas emblemáticos

En 1948, después de la Segunda Guerra Mundial, el primer portador, el soldado Konstantinos Dimitrelis, dejó su arma y su uniforme antes de correr vestido de atleta.

Pero el último relevista suele ser el que tiene mayor carga simbólica.

Se recuerda especialmente lo ocurrido en Barcelona-1992, cuando en un estadio de Montjuic a oscuras, el arquero paralímpico español Antonio Rebollo recogió el fuego en la punta de una de sus flechas y a enorme distancia la disparó para encender el pebetero de una manera espectacular.

En 1996, el legendario boxeador y activista por los derechos de los deportistas negros estadounidenses Mohamed Ali encendió el pebetero de los Juegos de Atlanta, la ciudad de Martin Luther King.

Cuatro años más tarde, la australiana Cathy Freeman, símbolo de la identidad aborigen, encendió el suelo frente a una cascada de agua en Sídney.

Un largo periplo

En Grecia, la llama recorrerá este 2024 el Peloponeso y pasará por lugares emblemáticos como la Acrópolis de Atenas, el santuario de Delfos y Maratón, antes de viajar por diversas islas, entre ellas Kastellorizo, Creta o Santorini.

El fuego se entregará a Francia en el viejo estadio de Atenas donde tuvieron lugar en 1896 los primeros Juegos de la era moderna. Desde el puerto de El Pireo empezará un viaje el 27 de abril a bordo del barco Belem, un tres mástiles de 58 metros construido en Nantes en 1896.

La llegada a Francia, a Marsella, está prevista para el 8 de mayo y desde allí empezará un recorrido por Francia hasta que se encienda el pebetero, que estará situado en el Jardín de las Tullerías, frente a la Pirámide del museo del Louvre. ¿Quién será el último relevista? ¿Quién encenderá el pebetero? Los organizadores guardan el secreto.

Durante 80 días se verá la llama olímpica por las playas del desembarco de Normandía, el Monte Saint-Michel, los Alpes o los lugares más turísticos de París. También por el Bataclan, la sala de conciertos tristemente célebre por el ataque yihadista del 13 de noviembre de 2015.

En medio de este viaje francés, el fuego viajará también a lugares exóticos como las Antillas, la isla de Reunión, la Polinesia Francesa y Nueva Caledonia.

AFP

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