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Luis Rubiales, de sindicalista a presidente caído del fútbol español

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Escrito por Redacción

La polémica por el beso en la boca a la jugadora Jenni Hermoso ha terminado por doblegar la resistencia de Luis Rubiales, que este domingo anunció su dimisión como presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), a la que había llegado desde la lucha sindical.

La indignación internacional suscitada por su beso forzado a Jenni Hermoso se vio acompañada de sendos expedientes disciplinarios en la FIFA, que también le suspendió por 90 días, y en la justicia deportiva española, además de una investigación penal.

Una presión que ha llevado a Luis Manuel Rubiales Béjar, nacido en Las Palmas hace 46 años, pero criado en Motril, en la costa sur de España, a tirar la toalla tras un recorrido que empezó brevemente sobre el césped.

«Rubi», como dice que le llaman sus amigos, pasó por varios equipos de divisiones inferiores, pero su mejor momento como futbolista fue en el Levante, antes de finalizar su carrera en Escocia en el Hamilton Academical en 2009.

Huelgas

En el Levante, en el que jugó entre 2003 y 2008, acabó convirtiéndose en defensor de sus compañeros en la lucha por sus derechos ante los impagos del club, sacando una vena activista tal vez heredada de su padre, del mismo nombre, alcalde socialista de Motril a mediados de los años 1990.

El equipo se puso en huelga, pero los jugadores cobraron sus salarios, animándole tal vez a luchar por sus compañeros desde el sindicato de futbolistas AFE, del que fue presidente entre 2010 y 2017.

Su combatividad al frente del AFE le llevó a convocar dos huelgas en 2011 y 2015 en defensa de los futbolistas. Logró que se aprobara un fondo de garantía salarial para cubrir impagos y que LaLiga pagara a la asociación un porcentaje por los derechos de televisión.

De aquella época datan sus primeros encontronazos con el presidente de LaLiga, Javier Tebas, que han seguido con Rubiales ya en la presidencia de la Federación, a la que había llegado en 2018.

«Creo que no está capacitado para el cargo de presidente de la RFEF», llegó a decir Tebas de Rubiales, que ganó en las elecciones a Juan Luis Larrea, el candidato continuista de Angel María Villar, el presidente que durante décadas rigió el fútbol español.

«Luego vengo, porque voy a ganar seguro», había lanzado Rubiales a los periodistas antes de la votación que le encumbró, en una muestra de lo que muchos ven como arrogancia de este licenciado en Derecho, divorciado y padre de tres niñas.

«Tenía una relación buena con él, como con casi todos los presidentes de Federaciones, pero se fue complicando porque él es una persona complicada», dijo a la televisión Antena 3, la expresidenta del Consejo Superior de Deportes (CSD), Irene Lozano.

La presidenta de la liga femenina de fútbol Beatriz Álvarez, dijo en esa misma cadena haber vivido «su actitud prepotente y de agresividad gestual, su conducta impulsiva y maleducada».

Al frente de la RFEF, este extrovertido presidente conocido por su hablar muy directo, ha avanzado entre progresos en la gestión del fútbol español, enfrentamientos con LaLiga y escándalos.

Cesar al seleccionador

Su increíble decisión, apenas llegado al cargo, de cesar al seleccionador Julen Lopetegui dos días antes de iniciarse el Mundial de 2018 dio una muestra de la firmeza con que quería dirigir la institución.

Reelegido en 2020, entre algunos cambios propiciados por Rubiales se encuentra el formato de la Supercopa de España, convertida ahora en un cuadrangular desplazado a Arabia Saudita, salpicado por la polémica de supuestos pagos a Kosmos, una empresa del exfutbolista Gerard Piqué.

Rubiales se declaró «indignado» en una comparecencia en abril de 2022 para hacer frente a la que tal vez fuera la mayor polémica de su mandato hasta su acción en Sídney, alegando que las publicaciones periodísticas sobre el caso habían salido de un pirateo de su teléfono.

Pero Rubiales también ha aumentado los ingresos y los patrocinios de la Federación y tratado de mejorar las condiciones del fútbol de categorías inferiores, lo que le ha valido el apoyo de las federaciones territoriales.

«Lo que ha hecho es dar un giro copernicano. Ha puesto una institución del siglo XIX en el siglo XXI», decía el presidente de la Federación Aragonesa, Oscar Fle, a Radio Marca hace un año.

Triplicó el presupuesto para el fútbol femenino hasta los 406 millones de euros (438,9 millones de dólares) en 2022, pero también hizo frente a la ‘rebelión de las 15’ que reclamaban mejoras estructurales, apoyando al seleccionador Jorge Vilda.

Una apuesta que le salió bien con el gran éxito del Mundial femenino, donde sus excesos han terminado por poner fin a su presidencia en la RFEF.

AFP

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