El primer tiempo de este encuentro fue de los más dinámicos en toda la fase de grupos. Con un ida y vuelta constante, ambos equipos se predispusieron a ir al ataque y dieron concesiones defensivas.
A los 30 segundos, Vanja Milinkovic-Savic se hizo gigante para evitar el gol de Suiza en la primera del partido. Le atajó un mano a mano a Breel Embolo y, en segunda instancia, le ganó el duelo a un tiro lejano de Xherdan Shaqiri que tenía destino de red. La respuesta serbia: una bomba de Andrija Zivkovic dio contra el palo.
El ’23’ suizo tuvo revancha rápidamente. A los 19 minutos, Shaqiri recibió una asistencia corta de Djibril Sow en el área y fusiló al arquero para marcar un gol especial por sus raíces albanas.
El empate de Serbia sucedió pronto, a los 26, gracias a un cabezazo impecable de Aleksandr Mitrovic tras un centro de Filip Kostic. El delantero del Fulham colocó la pelota en el ángulo con un movimiento perfecto.
El mejor momento de los dirigidos por Dragan Stojkovic fue en ese lapso durante el promedio de la primera etapa. Nueve minutos después del empate, se adelantaron en el electrónico gracias a un zurdazo en el área de Dusan Vlahovic.
En esta dinámica de emociones, los 45 iniciales culminaron con el 2-2 suizo gracias a una aparición de Embolo en el segundo palo para empujar un centro desde la derecha.
El complemento tuvo tintes similares, con dos equipos que buscaron el triunfo volcándose al ataque y dejando huecos atrás.
Pero fue Suiza quien sacudió tempranamente. Tras una jugada colectiva de alto nivel, Shaqiri encontró a Ruben Vargas con un pase por arriba, el delantero asistió con un taco perfecto y Remo Freuler irrumpió en zona de definición para anotar el 3-2.
Desde allí, Serbia no tuvo otra opción que salir a buscar los dos goles que lo metieran en la próxima ronda. En esa desesperación, chocó mucho contra la última línea suiza y le costó encontrar claridad.
Una buena maniobra unipersonal de Dusan Tadic se fue muy cerca. Pero las modificaciones ensayadas por el entrenador no sentaron bien y el equipo quedó expuesto en defensa. Embolo tuvo la chance de liquidar el juego, pero erró solo en el área chica.
Serbia fue pura impotencia y no pudo ni siquiera acercarse con peligro al área de Gregor Kobel. Mientras que Suiza tuvo temple y categoría para mantener a raya a su rival e, incluso, estar más cerca de terminar la historia.
Finalmente fue Suiza quien se quedó con el cupo a octavos de final que estaba en juego. En la próxima ronda, los helvéticos irán contra Portugal el martes. En tanto que Serbia, junto a Camerún, le pusieron punto final a su participación en la Copa del Mundo.
El águila bicéfala, presente otra vez
La tensión entre Suiza y Serbia no radica puntualmente en una rivalidad entre naciones, ni deportiva ni política, sino entre sus jugadores. Los suizos Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri son kosovares, con raíces albanas, y cuyas familias debieron abandonar el país durante la guerra de los Balcanes y radicarse en suelo suizo.
Los antecedentes entre estos futbolistas y la selección de Serbia explotaron aún más luego de la separación de Kosovo del territorio serbio.
Shaqiri, al igual que en un duelo de la Eurocopa, anotó un gol y lo festejó haciendo con las manos la forma del águila bicéfala que está en la bandera albana. Este viernes, tras firmar el 1-0 parcial, volvió a celebrar de la misma manera ante los espectadores serbios.
Por su parte, Xhaka vivió un partido especial en donde, sobre el final, terminó con encontronazos ante los rivales, tumultos, empujones e invitándose a pelear.