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Historia de un amor a primera vista que duró 47 años

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Escrito por Beatriz Quintana

Acarigua.- Chela Rivero y Jesús País estuvieron casados 47 años. Él fue el gran amor de su vida y ambos lo demostraron siempre, como pocos matrimonios de tanto tiempo, suelen hacerlo.

La suya es una historia de amor y dolor, pero también de unión y dicha. Ella apenas salía del bachillerato y él era un empresario que había quedado viudo, apenas tres meses atrás. Cuando se conocen, ambos quedaron prendados el uno del otro. A los quince días pidió su mano y cinco meses después se casaron.

Nada fue fácil, porque Jesús había perdido ocho miembros de su familia en un accidente de avión, incluidas su esposa Teresa y sus dos pequeñas hijas.

«Yo quise comenzar todo desde cero, estaba enamorada y debía ser muy comprensiva, pero nunca permití ser comparada. Logramos con el tiempo sanar las heridas y emprender nuestra vida juntos. Cuarenta y siete años se pasan rápido si la dicha es buena, y yo fui muy feliz».

Tres hijos llegaron para consolidar un matrimonio basado no solo en los sentimientos, sino en el respeto por la personalidad de cada uno, poniendo siempre en primer lugar, la relación de pareja.

Los esposos País- Rivero estuvieron juntos por casi medio siglo

«El amor después de la muerte, no se va. Fue un hombre sufrido y de él aprendí la fortaleza, el amor todo lo puede. Cambié mi vida porque había planificado irme a Viena a estudiar Diplomacia, pero Cupido existe, lo vi y me enamoré, era demasiado bello», explicó.

No fue que no hubo ratos amargos. Hubo muchos -cuenta- porque el amor es sufrido y atacado por la vida, pero la relación se fortalecía porque el romanticismo permaneció en la pareja: las palabras bonitas, el te amo permanente, la risa, los poemas.

Después de casi medio siglo juntos, Chela no se preparó para la muerte que la separaría de Jesús.

«Es un dolor que no tiene tamaño, sufro y mis noches son eternas. Mi familia ha sido un apoyo fundamental y mis maravillosas amigas, mi mayor consuelo, pero sobre todas las cosas, me ayuda la fe en Dios,» indicó.

Una forma de liberar su pena ha sido escribir, mostrarse vulnerable, decir al universo como está su alma frente a la soledad y la pérdida. Ha sido y aún es la mejor terapia, a pesar de que muchos le aconsejan no exponer tanto su intimidad. Ella solo busca un poco de paz, lo busca a él en el recuerdo de los momentos felices y lo mantiene vivo en el feed de su Instagram repitiendo fotos, como si de un nuevo viaje se tratara.

«Soy una persona que amó mucho y fui amada, pero el tiempo no pasa en vano lo cura todo, mi marido fue mi ejemplo. Este año ha sido muy largo, lento, pero en medio del dolor también hay belleza y se va mitigando, porque si no, no pudiéramos vivir; es algo muy personal cada experiencia.».

El amor no se acaba después de la muerte -asegura- se va transformando, en algo etéreo y bonito que nos ayuda a continuar. Yo sigo viviendo, y sigo creyendo en el amor ¡porque quedé viva y les digo a mis hijos: ‘Hay que cuidar los amores’! Y si amas, ama mucho y mañana ama más, sin dejar de ser tú. Compartan, cocinen y rían juntos, dense tiempo de calidad. Al amar lo tienes todo y teniéndolo todo, tienes a Dios», finalizó.(CNP 16.100)

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Beatriz Quintana

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