El terremoto se produjo en plena noche y en plena ola de frío que sacude el norte del país, con temperaturas por debajo de los menos 15 grados. Durante el resto de la noche y la mañana se han ido registrando decenas de réplicas, algunas de hasta 4,0 grados. Los comités vecinales organizaron puntos de seguridad en calles y plazas tras el sismo, en el que los residentes practicaban ejercicios para mantenerse calientes en medio de temperaturas bajo cero.
El terremoto de magnitud 6,2 grados ha provocado más de un centenar de muertos y unos 500 heridos, en un saldo que se incrementa según pasan las horas. El sismo y las réplicas que le siguieron dañaron edificios, carreteras y obras hidráulicas en las montañas. Fue el terremoto más mortífero en la región desde el de Yushu, en la provincia de Qinghai, en 2010.
Movilización
El ejercito chino se movilizó y a las 4 de la madrugada ya estaba en la zona del desastre buscando supervivientes, habilitando carreteras bloqueadas y restableciendo el suministro eléctrico. Miles de casas se han derrumbado. Los rescatistas están realizando una búsqueda minuciosa casa por casa para asegurarse de que no hay personas atrapadas.
El presidente chino dio instrucciones el martes exigiendo la máxima movilización de los equipos de rescate y el rápido reasentamiento de las víctimas de la catástrofe. En total se han movilizado más de 1.440 bomberos, 1.600 están listos para intervenir como refuerzos y más de 300 soldados del Ejército Popular de Liberación, según la prensa estatal.
El país se ha movilizado también enviando equipos médicos y ambulancias, además de un primer lote de suministros con mantas, camas plegables, tiendas de campaña y estufas, que ha llegado a la zona afectada. El Gobierno chino ha destinado una ayuda de 28 millones de dólares para las tareas de rescate y búsqueda.
«La cama temblaba»
Chen Xuan es estudiante de primer curso en la Universidad Agrícola de Lanzhou, capital de la provincia de Gansu. Todo su dormitorio sigue conmocionado, nos cuenta por teléfono: «Era alrededor de medianoche y todos nos estábamos preparando para acostarnos cuando, de repente, sentí que la cama temblaba», explica.
«Pensé que era el compañero de la litera de arriba, que daba vueltas en la cama. Entonces apareció la alerta en la pantalla del teléfono. Todos nos pusimos la ropa rápidamente y bajamos corriendo. Hay una cancha de baloncesto justo debajo de los dormitorios. Nos quedamos allí esperando», prosigue.
Ahora la prioridad es localizar a todas las personas desaparecidas y garantizarlas un lugar seguro. Después tocará evaluar las pérdidas humanas y materiales, dando una respuesta a la altura para todos los residentes que lo han perdido todo.
RFI