Haití se queda sin su principal puerto, en momentos en que la violencia pone al país de rodillas.
Caribbean Port Services (CPS), la compañía que administra el mayor puerto del país desde 1978, suspendió todas las actividades de carga y descarga de mercancías por un tiempo “indefinido”, luego de que el jueves 7 de marzo las pandillas volvieran a sembrar el terror en las calles de Puerto Príncipe, la capital, y otras localidades del país.
“La dirección de CPS informa al público general y a sus clientes en particular que durante las recientes alteraciones del orden público ha sido víctima, desde el 1 de marzo, y nuevamente ayer en la noche de actos maliciosos de sabotaje y vandalismo”, explicó, mediante un comunicado, la empresa que hasta ahora ha administrado el lugar.
Sin embargo, la compañía señaló que trabaja con las fuerzas de seguridad, en un intento por buscar la forma de retomar sus actividades lo más pronto posible.
La violencia escaló el jueves en medio de una jornada de protestas en la que miles exigieron la renuncia del primer ministro Ariel Henry, que permanece fuera del país. Además, en medio de la extensión del estado de emergencia en el departamento Oeste, al que pertenece Puerto Príncipe, por cerca de un mes, y el toque de queda, al menos hasta el 11 de marzo, con el fin de “retomar el control de la situación».
«Cuando salí ayer vi pandilleros vestidos de negro. Había muchos. Estuve a punto de entrar inmediatamente. Le dije ‘tengo artritis en el pie’ y me dijo que no estaba afuera para matarnos (…) Todo sucedió frente a mis ojos. Prendieron fuego a un auto y el fuego se extendió a nuestra casa», describió Gerard Jean Baptiste, un residente de la capital sobre el nuevo estallido de violencia.
Ante la ausencia de Henry, la extensión de la medida de emergencia fue decretada por el primer ministro interino, Patrick Michel Boivert, y se prolongará al menos hasta el próximo 3 de abril.
Según el texto del decreto, el objetivo de la disposición -de la que quedan excluidos los agentes de la fuerza pública de servicio, los bomberos, el personal de las ambulancias, los sanitarios y los periodistas debidamente identificados- es «restablecer el orden y tomar las medidas apropiadas a fin de retomar el control de la situación».
La violencia de pandillas empeora las condiciones para niñas y mujeres en Haití
Así lo alertó este viernes 8 de marzo la coordinadora residente y de Asuntos Humanitarios de la ONU en la nación caribeña, Ulrika Richardson, en el marco del Día Internacional de la Mujer.
El deterioro de las condiciones de vida de las mujeres y las niñas en Haití, a causa de la violencia de las bandas criminales, ha obligado al desplazamiento de miles de civiles, en su mayoría mujeres.
Una situación que, además, dificulta enormemente el acceso a los servicios sociales básicos y agrava la precaria situación en el país.
«Hoy en día, demasiadas mujeres y jóvenes en Haití son víctimas de la violencia indiscriminada cometida por bandas armadas», afirmó Richardson.
Entre los abominables crímenes contra ellas se destaca la violencia sexual, que «se utiliza como arma de guerra, intimidación, control territorial y dominación», denunció la ONU.
Las mujeres y niñas quedan prácticamente sin ningún tipo de ayuda o protección, ya que la presencia de organizaciones que trabajan en prevención de la violencia de género en los centros de desplazados internos se han cerrado o reducido, precisamente por razones de seguridad.
ONU: sistema sanitario de Haití está «al borde del colapso»
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) destacó la escasez de personal, equipos, camas, medicamentos y sangre para tratar a pacientes con heridas de bala, por lo que el sistema de salud de la empobrecida nación se encuentra «al borde del colapso», aseguró la entidad.
Dos docenas de camiones que transportaban equipos vitales, suministros médicos y alimentos quedaron atrapados en el puerto de la capital, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, que aseguró que había suspendido su servicio de transporte marítimo, al citar la «inseguridad».
De acuerdo con el PMA, ese era el único servicio que quedaba para el transporte de alimentos y suministros médicos para organizaciones humanitarias y de desarrollo desde Puerto Príncipe a otras partes del país.
Por su parte, Médicos Sin Fronteras (MSF) indicó que estima que al menos 2.300 personas murieron por la violencia en 2023, solo en el barrio de Cité Soleil, en Puerto Príncipe, donde vive el 9% de la población de la capital.
«Es probable que la magnitud real de la violencia sea mucho mayor», resaltó la organización humanitaria. El grupo de ayuda había reabierto esta semana una clínica de emergencia en la capital, pero fue cerrada después de que hombres armados interceptaran una ambulancia y mataran a un paciente en la calle.
Si bien Haití encara desde hace años una profunda crisis política, económica y de seguridad, la situación ha empeorado tras el magnicidio del presidente Jovenel Moïse, en 2021, principalmente con el impulso de las pandillas que controlan la mayor parte de la capital.
Pero en los últimos meses a la violencia de las bandas delictivas se suma la ira de miles de personas, por la permanencia de Henry en el poder, quien debía abandonar el cargo el pasado 7 de febrero y ceder el poder a un gobierno electo, según un acuerdo que firmó en diciembre de 2022.
Desde que se dirigió a Kenia para la firma de un acuerdo de seguridad, el pasado 1 de marzo, para el despliegue de 1.000 policías de Nairobi en el país caribeño, Henry no ha retornado.
Henry, que ha estado en Puerto Rico desde el martes, habló por teléfono con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, quien lo instó a acelerar el cambio de gobierno para mitigar la crisis de seguridad.
Aún se desconoce cuándo regresará el premier, mientras las pandillas amenazan con derrocarlo.
Con Reuters, AFP y EFE