Naciones Unidas (EFE).- Colombia resultó hoy elegida por la Asamblea General de la ONU para ocupar, en representación del grupo de América Latina y Caribe, un puesto rotatorio en el Consejo de Seguridad en un mandato de dos años que comenzará el 1 de enero de 2026.
La Asamblea, el órgano donde se sientan los 193 países miembros de la ONU, aceptó por 180 votos la candidatura de Colombia, que se daba por descontada al haberse consensuado previamente entre el grupo geográfico latinoamericano y caribeño.
Colombia, que ya ocupó este puesto en el bienio 2011-2012, sustituirá así a Guyana y se sentará al lado de Panamá, cuyo mandato también rotatorio expirará en diciembre de 2027.
Junto a Colombia se eligieron a República Democrática del Congo y Liberia -en sustitución de Argelia y Sierra Leona-, Letonia -en sustitución de Eslovenia- y Baréin -en sustitución de Corea del Sur-. Todos ellos ocuparán su mandato a principios del año próximo.
Los porcentajes de apoyos similares, con excepción de Letonia, que obtuvo solamente 119 votos, suficientes en todo caso al superar los dos tercios necesarios.
El reparto de asientos en el Consejo de Seguridad
El Consejo de Seguridad consta de quince asientos, diez rotatorios y cinco permanentes, que ocupan las grandes potencias: EE.UU., China, Rusia, Francia y Reino Unido, que además tienen derecho de veto sobre todas las resoluciones.
Los puestos del Consejo se reparten según un criterio geográfico, siendo los grupos establecidos Europa Occidental, Europa Oriental, Asia-Pacífico y pequeñas islas, África y Latinoamérica-Caribe.
Hay un consenso internacional sobre la necesidad de renovar un Consejo de Seguridad -que finalmente es el máximo órgano ejecutivo de la ONU- heredado de la Segunda Guerra Mundial, pues en él tienen un peso sobredimensionado los países europeos (cinco asientos) en detrimento de regiones tan importantes como Asia, África o América Latina.
Sin embargo, las distintas propuestas de reforma del Consejo no consiguen un consenso sobre cuántos asientos debería tener idealmente el organismo para representar a la población mundial, ni si algunas potencias en ascenso -Brasil, Sudáfrica, Japón, Alemania o India, entre los que más suenan- tendrían que ocupar ‘per se’ un asiento dado su peso demográfico y político.
Menos realista todavía es que los cinco miembros permanentes renuncien al derecho de veto, como sus representantes han declarado en numerosas ocasiones, aún siendo una interpretación generalizada que ese ejercicio del veto tiene cada vez más paralizado al Consejo, como lo han demostrado las guerras de Gaza (donde EE.UU. ha usado su veto en varias ocasiones) y la de Ucrania (donde lo ha hecho Rusia).
Colombia espera aportar su experiencia
Por su parte, la embajadora de Colombia ante la ONU, Leonor Zalabata, expresó este martes que espera que el país pueda aportar su «experiencia» en el Consejo de Seguridad -donde el país fue elegido para ocupar un puesto rotatorio a partir de 2026- con el fin de «mejorar las condiciones de la humanidad».
«Queremos transmitir la experiencia de Colombia al Consejo de Seguridad e invitar a todos a aportar su experiencia para mejorar las condiciones de la humanidad», declaró Zalabata en español en una rueda de prensa momentos después de la votación en la Asamblea General.
Zalabata -que hizo historia por ser la primera vez que ocupa el puesto un representante de pueblos indígenas- incidió en que este bienio 2026-27 es «relevante» por las situaciones que se están viviendo a nivel global, y por ello llamó a los estados miembros de las Naciones Unidas a trabajar juntos con el propósito de «convivir con la naturaleza, vivir para cuidarla y de poder compartir lo que tenemos».
El objetivo de esto, indicó, es construir la paz «que necesitamos globalmente», e insistió a los países que forman parte del organismo a que sigan una ruta en defensa de los derechos humanos y el espíritu de la paz para construir un futuro mejor.
EFE