En medio del fervor de cientos de personas, el Dalái Lama, líder espiritual tibetano de 88 años, llegó este domingo a Nueva York, donde tiene previsto someterse a una cirugía de rodillas, comprobó la AFP.
A principios de junio, su oficina en Dharamsala, ciudad situada a los pies el Himalaya, en el norte de India, donde está exiliado desde 1959, había anunciado que el Dalái Lama iba a viajar a Estados Unidos para recibir «tratamiento para sus rodillas».
Según la agenda publicada por su oficina, Tenzin Gyatso, su nombre real, no tiene ninguna actividad prevista hasta el 6 de septiembre.
Decenas de centenares de fieles, muchos vestidos con el traje típico tibetano, aguardaron bajo un calor sofocante en los alrededores del Hotel Park Hyatt, cerca de Central Park, desde primeras horas de la mañana para ver a su líder espiritual y recibir su «bendición», en medio de fuertes medidas de seguridad.
«¡Me sentí realmente poderosa cuando lo vi!», exclamó Tenzin Pasang, que al igual que muchos tibetanos tiene el nombre de pila del carismático dalái, al que ve por tercera vez.
«Todo el mundo estaba muy emocionado ya que es nuestro líder», dice a la AFP esta joven de 18 años nacida en Estados Unidos, que lo recibió con un baile folclórico.
Visita de Dalái Lama a la Gran ManzanaAntes de viajar a Nueva York, el líder espiritual tibetano recibió el pasado miércoles en Dharamsala a un grupo de legisladores estadounidenses, entre ellos, la expresidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
El Congreso estadounidense aprobó recientemente un texto que alienta a Pekín a retomar el diálogo con los dirigentes tibetanos, interrumpido desde 2010.
Pekín, que defiende que el Tíbet forma parte de su territorio, denunció la «injerencia exterior» y pidió «encarecidamente» que Estados Unidos «reconozca la naturaleza separatista antichina del grupo» del dalái Lama.
China se anexionó Tíbet en 1950 y muchos exiliados tibetanos temen que Pekín nombre a un sucesor del dalái para consolidar su influencia en el territorio himalayo.
El Dalái Lama, que huyó de su país en 1959, puso fin en 2019 a los poderes políticos de su estatus, que cedió a un gobierno tibetano en el exilio elegido democráticamente.