Un nuevo naufragio evitable frente a las costas europeas. El hundimiento de un pesquero con cientos de personas a bordo en el mar Jónico deja al menos 79 muertos, pero las autoridades alertan que el número de fallecidos “probablemente” aumentará drásticamente. Poco más de 100 migrantes que viajaban en el barco han sido rescatados con vida por la Guardia Costera griega.
Se trata del naufragio más mortífero en lo que va del año en esas aguas, conocidas como el cementerio más grande de migrantes y refugiados del mundo.
“El mediterráneo central sigue siendo un lugar de huida del infierno en tierra firme”, seña la organización de socorro Open Arms. «De hecho, es una situación trágica, una situación muy difícil con una gran cantidad de náufragos (personas), una cantidad que creo que no hemos enfrentado en el pasado en tal medida y volumen», explicó a los medios el director regional de salud griego, Yannis Karvelis.
Las estimaciones sobre la cantidad de personas que viajaban en su interior varía. Una organización benéfica europea que apoya el rescate calculó que la embarcación llevaba alrededor de 750 pasajeros. Mientras que la agencia de migración de la ONU aseguró que podrían ser unas 400 personas. Hasta el momento, no se sabe una cifra exacta de desaparecidos.
Los supervivientes, unos 106 hasta el momento, fueron trasladados en helicópteros y ambulancias a los hospitales más cercanos a la ciudad de Kalamata, con síntomas de hipotermia.
“Hemos trasladado desde el aeropuerto a cuatro con síntomas leves de hipotermia. En cuanto al puerto, hasta el momento hemos trasladado a 13 personas y afortunadamente nadie en condición crítica”, dijo el presidente de los servicios de emergencia nacional, Nikolao Papaefstathiou.
Cientos de desaparecidos en el mar
“El barco avistado ayer entre Grecia y Malta con 750 personas a bordo se hundió frente al Peloponeso. La operación SAR de la Armada griega llegó demasiado tarde a pesar de las llamadas de SOS. Por ahora solo (hay) 80 supervivientes. Cientos de muertos y desaparecidos”, denunciaba en Twitter Óscar Camps, director de la organización de salvamento Open Arms.
La embarcación partió desde el este de Libia cargada de migrantes –la mayoría de Egipto, Siria y Pakistán, gran parte de ellos hombres de unos 20 años– con destino al territorio italiano. La agencia fronteriza de la Unión Europea, Frontex, la divisó por última vez durante la noche del martes en aguas internacionales. Según los agentes fronterizos, en la tarde del martes, un barco de la Guardia Costera se acercó al pesquero, pero los tripulantes habrían rechazado la asistencia, manifestaron desconfianza y su deseo de continuar.
Normalmente, los agentes fronterizos realizan maniobras para que las pateras de migrantes cambien su rumbo, haciendo de frontera marítima, por lo que, a menudo, los mismos migrantes temen a los agentes.
“Grecia se convirtió en el escudo de Europa”, señaló en alguna ocasión la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
El Mediterráneo central, una de las rutas más mortíferas de la migración
Una vez entrada la noche, la barcaza volcó en la península del Peloponeso y se sumergió con los migrantes y refugiados dentro. Poco después del incidente, se inició una operación de búsqueda y rescate en la que están participando diez embarcaciones, una fragata de la armada griega, un helicóptero y un dron de Frontex. Incluso la presidenta de Grecia, Ekaterini Skellaropoulou, viajó hasta Kalamata para conocer los avances.
Sin embargo, organizaciones humanitarias como Alarm Phone, que se encarga de monitorear y brindar apoyo a las embarcaciones de migrantes en el mar Mediterráneo, denunció haber alertado a las autoridades con el paradero de la barcaza y sus precarias condiciones.
“Las autoridades griegas, al parecer también las de Italia y Malta, ya habían sido alertadas varias horas antes. Por lo tanto, las autoridades griegas y otras europeas estaban muy al tanto de este barco abarrotado y no apto para navegar. No se lanzó una operación de rescate”, reza un comunicado de la organización, que estuvo en contacto con el barco hasta poco después de la medianoche del martes.
Este naufragio es uno más en la extensa lista de tragedias que se viven a diario en el mar Mediterráneo. A menudo, las mafias y las redes de traficantes utilizan precarias embarcaciones para enviar a los migrantes y refugiados a la deriva. Según la Organización Internacional de las Migraciones, cerca de 72.000 refugiados y migrantes han llegado a las costas de Europa de primera línea: Grecia, Malta, Italia o España. Más de 3.800 han fallecido en su trayecto, 2.761 de estas muertes fueron en el mar.
«Estas trágicas muertes en el mar son evitables. Necesitamos más vías seguras para que las personas forzadas a huir no se vean empujadas a arriesgar sus vidas», criticó ACNUR en Twitter.
Ante la normalización de estas situaciones, activistas y defensores de los derechos humanos han convocado una manifestación en Lesbos, uno de los principales puntos de llegada de los migrantes, bajo el lema: «No son accidentes, son asesinatos».
Con Reuters y medios locales