El gobierno colombiano y la guerrilla del ELN acordaron iniciar la negociación de un cese al fuego, al clausurar este viernes en México la segunda ronda de un diálogo para poner fin a casi seis décadas de conflicto.
«Anunciamos el tratamiento del inicio del cese del fuego», señala el acuerdo difundido durante un acto al que asistieron los negociadores de ambas partes, además de la vicepresidenta colombiana, Francia Márquez.
El marco del eventual pacto será el Derecho Internacional Humanitario (DIH), una serie de normas que regulan los conflictos armados para proteger a la población civil.
«Esto implica acciones y dinámicas humanitarias para bajar la intensidad del conflicto, facilitar la participación de la población en este proceso de paz y generar garantías para que esto sea posible en las zonas de mayor crisis humanitaria», agrega el texto, leído por la dirigente indígena Dayana Domicó, de la delegación gubernamental.
Los enviados del presidente izquierdista Gustavo Petro y del Ejército de Liberación Nacional (ELN) -la última guerrilla reconocida del continente americano- mantenían diálogos en México desde el pasado 13 de febrero.
Dos semanas después, el gobierno reconoció al grupo como «organización política armada rebelde», distanciándolo de otras bandas armadas, incluidas las de narcotraficantes, a las que Petro ofrece un proceso de sometimiento a la justicia a cambio de beneficios legales, una estrategia bautizada como «paz total».
El pasado miércoles, las partes anunciaron que celebrarán en Cuba el tercer ciclo de negociaciones, aunque no precisaron la fecha en que tendrá lugar.
La Habana fue sede de las negociaciones que concluyeron con la desmovilización, en 2016, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), durante años la mayor guerrilla del país.
El entendimiento anunciado este viernes en Ciudad de México forma parte de una remozada agenda de negociación, que según sus artífices pone el acento en la participación ciudadana para lograr un «acuerdo nacional» que ponga fin a las hostilidades y a las históricas desigualdades socioeconómicas de Colombia.
Clamor nacional
Los representantes del gobierno destacaron que la manera como se abordará el alto al fuego es «novedosa», en tanto que no supone una «precondición» para el avance del diálogo o un «elemento que se aborde al final de proceso».
También coincidieron en que será de «carácter bilateral y nacional», «temporal con vocación de continuidad» y «sujeto a evaluación conjunta a partir de un cese recíproco de operaciones ofensivas, manteniéndose las defensivas».
Este eventual silenciamiento de las armas prevé además un «mecanismo de veeduría, verificación y monitoreo», sobre el que las partes aún no ofrecieron detalles.
Las conversaciones tienen como garantes a los gobiernos de Brasil, Chile, Cuba, Noruega, México y Venezuela, y a los de Alemania, España, Suiza y Suecia como acompañantes. Sus representantes estuvieron presentes este viernes en el evento desarrollado en un centro cultural de la capital mexicana.
Pablo Beltrán, veterano dirigente de la guerrilla surgida en 1964, resaltó que se han dado «los primeros pasos para alcanzar un cese al fuego», un punto crítico para vastas regiones de Colombia donde el conflicto ha dejado decenas de miles de muertos y unos ocho millones de desplazados.
«Es un reclamo de toda la nación colombiana. Ese grito lo hemos escuchado y sentimos que también lo ha escuchado la delegación del ELN», subrayó a su vez Otty Patiño, negociador del gobierno y compañero de armas de Petro en la disuelta guerrilla del M-19.