El presidente francés, Emmanuel Macron, no dimitirá sea cual sea el resultado de las elecciones legislativas que adelantó en Francia tras la victoria en los comicios europeos de la extrema derecha, cuyo auge amenaza ahora con hacer implosionar a la derecha tradicional.
«Las instituciones son claras y el lugar del presidente también, sea cual sea el resultado», indicó Macron en una entrevista publicada este martes por el medio Figaro Magazine, preguntado sobre una eventual dimisión.
Pese al inesperado adelanto de los comicios legislativos previstos inicialmente en 2027, Macron puede continuar como presidente hasta entonces, pero corre el riesgo de compartir el poder con un gobierno de otro color político en una «cohabitación».
Ante las críticas, el dirigente de 48 años estima que fue la «buena decisión por el bien del país» y asumió su papel de jefe de su alianza centrista: «Salgo a ganar».
A cinco días de que termine el plazo para presentar candidaturas, el tradicional partido de derecha Los Republicanos (LR) se sumió en una profunda crisis por la propuesta de su presidente, Éric Ciotti, de alcanzar un pacto con la ultraderechista Agrupación Nacional (RN).
«Necesitamos una alianza», pero «sin dejar de ser nosotros mismos», aseguró Ciotti en la cadena TF1, asegurando que ambos partidos comparten «valores de derecha» y que esto permitiría a LR «conservar diputados» ante la caída proyectada en los sondeos.
La líder de RN, Marine Le Pen, saludó la «elección valiente» y el «sentido de responsabilidad» de Ciotti, cuya propuesta, de concretarse, pondría fin al tradicional aislamiento al partido heredero del Frente Nacional (FN) de Jean-Marie Le Pen, conocido por sus declaraciones racistas y antisemitas.
Esto supuso un terremoto político en el partido otrora gobernante con los presidentes conservadores Charles De Gaulle, Georges Pompidou, Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy, muchos de cuyos miembros ya se habían marchado a las filas de Macron desde 2017
Sus principales líderes descartaron la propuesta y pidieron la dimisión de Ciotti, que él rechazó, mientras que el ministro de Economía, Bruno Le Maire, llamó a sus antiguos compañeros de partido a unirse a la alianza centrista del presidente francés.
Macron llegó al poder en 2017 desde el centro atrayendo a los descontentos con la tradicional alternancia entre socialistas y conservadores, y presentándose como la alternativa a los «extremos» que representarían a su juicio el RN y La Francia Insumisa (izquierda radical).
Pese al deterioro de su imagen, especialmente durante las fuertes protestas sociales como los chalecos amarillos o contra la reforma de las pensiones, el oficialismo busca rescatar su espíritu inicial.
El miércoles, Macron convocó una rueda de prensa para exponer su «rumbo» para Francia y aparecer como la opción moderada frente a las «fuerzas extremistas» en plena «aclaración política», indicó una fuente de su entorno, en referencia a las negociaciones entre partidos.
«Nuevo frente popular»
Las discusiones parecen reforzar los tres bloques surgidos de las elecciones presidencial y legislativas de 2022: la alianza centrista de Macron, la ultraderecha y el frente de izquierdas Nupes, que acabó rompiéndose por los desacuerdos entre el ala socialdemócrata y la radical.
Socialistas, comunistas, ecologistas y LFI acordaron presentar de nuevo «candidaturas únicas» a las legislativas del 30 de junio y 7 de julio próximos, y llamaron a construir «un nuevo frente popular» con las fuerzas «sindicales, asociativas y ciudadanas».
El diario Libération apeló este martes en su portada a la «responsabilidad histórica» de la izquierda «para impedir la llegada de la extrema derecha al poder», una posibilidad contra la que se manifestaron miles de personas el lunes en Francia.