Qatar 2022. Un Mundial de Fútbol lleno de controversias en materia de derechos humanos mucho antes de que ruede el balón.
El cuerpo de Madhu Bollapally, un hombre de India de 43 años, fue hallado por su compañero de cuarto una noche a finales de 2019. Su muerte repentina fue registrada como insuficiencia cardíaca por causas naturales. Pero como el suyo, hay miles de casos más en el emirato, según Amnistía Internacional. «No tenía problemas de salud», dijo su hijo quien lo vio por última vez hace seis años, cuando partió a trabajar a Qatar.
Las acusaciones de varias ONG sobre muertes, confiscación de pasaportes, impago de salarios, exceso en horas de trabajo en medio de altas temperaturas, hacinamiento y bajas condiciones de salubridad, entre otras, han resonado en los últimos años logrando presionar para que en 2020 entrara en vigor en suelo qatarí la abolición del sistema Kafala, propio de países del Golfo, considerado una forma de esclavitud laboral moderna.
¿Ha sido posible erradicar la explotación desde entonces?
En entrevista con France24, representantes de la Organización Internacional del Trabajo en Qatar y del Gobierno qatarí defendieron los avances de la nueva legislación laboral y aseguraron que los migrantes tienen ahora muchos más derechos que hace tres años.
No obstante, los vacíos para su implementación, nuevos casos de cohesión de libertades y los estragos de la pandemia mantienen en situación vulnerable a los cerca de dos millones de trabajadores extranjeros en la nación, como replicaron a este medio Amnistía internacional (AI) y la Fundación Internacional para la Democracia, que exigieron acciones por parte de la FIFA.
Qatar tiene cerca de 2.8000.000 habitantes y alrededor del 80% son inmigrantes. En específico, con relación a la fuerza laboral para el evento deportivo, los migrantes representan el 95%, según AI.
El país se ha volcado en proyectos sin precedentes. Además de siete nuevos estadios, ha culminado o tiene en marcha un nuevo aeropuerto, carreteras, sistemas de transporte público, hoteles y una nueva ciudad: Lusail, que está en proceso de construcción y deberá tener el campo deportivo en el que se jugará la final de la Copa del Mundo.
Obras que recaen en las manos de hombres y mujeres que han viajado miles de kilómetros desde el Sudeste Asiático y África para mantener a sus familias.
Las polémicas cifras de muertes que piden aclarar
El director de la Fundación Internacional para la Democracia, Guillermo Whpei, estima que para 2022 habrán muerto en suelo qatarí alrededor de 10.000 empleados migrantes, contando desde 10 años atrás.
Cifras de las embajadas de India, Bangladesh, Nepal, Sri Lanka y Pakistán en Doha, recogidas por The Guardian, reflejan que ya han fallecido al menos 6.500 trabajadores desde que la FIFA otorgó a Qatar la sede para el torneo. El número podría ser mayor debido a que no incluye los decesos de ciudadanos de otros países como Filipinas y Kenia, que envían un gran número de empleados al emirato, ni tampoco los números de lo corrido de 2021.
No obstante, hay quienes consideran que los datos no son precisos, pues afirman que se refieren a todos los migrantes muertos en Qatar en la última década y no únicamente a los fallecidos con empleos vinculados al mundial de fútbol.
«Es importante que hagamos una distinción entre todos los trabajadores migrantes y los trabajadores migrantes que murieron a causa del empleo (…) No son solo trabajadores de la construcción, están en escuelas, universidades, en finanzas, en hospitales, están trabajando en todos los sectores de la economía, en el sector público, trabajos de altos ingresos y trabajos de bajos ingresos», declaró a France24 Max Tuñon, director del proyecto de la Organización Internacional del Trabajo en Qatar, que instaló una sede en Doha hace tres años, justamente en un intento por desarticular el abuso laboral.
Por su parte, el embajador de Qatar en México, Mohammed Alkuwari, no rechazó la existencia de la cifra, pero coincidió en que el total no correspondería a fallecimientos durante las construcciones para el campeonato.
«No sé por qué la gente dice que los muertos son empleados de las construcciones del mundial (…) pero también 6.500 muertos no es una cifra muy grande para todo un país», respondió Alkuwari, en comunicación con France 24 al referirse a la última década.
«Está muriendo gente joven» por causas naturales o paros cardíacos
Pero más allá de la cifra, es importante aclarar por qué la mayor parte de ellos, «más del 60% de estas muertes, fueron reportadas como muertes naturales o por paro cardíaco y eso es increíblemente preocupante porque la mayoría de los trabajadores migrantes en el país, especialmente los que trabajan en el sector de la construcción, suelen ser hombres más jóvenes que llegaron del Sudeste Asiático o África y pasaron el examen médico cuando se consideró que trabajarían en Qatar», subraya en conversación con France24 May Romanos, investigadora de Amnistía Internacional en el Golfo Pérsico.
Agrega que su organización pide al Gobierno qatarí una investigación para comprender «la causa real de las muertes», con el fin de tomar medidas que protejan las vidas de los empleados extranjeros. Una inquietud con la que coincidió el director de la Fundación Internacional para la Democracia.
«Está muriendo gente joven, entre 25 y 35 años, las muertes de estos trabajadores están catalogadas como muertes naturales por las autoridades qataríes y esto es grave (…) Con el excesivo calor, temperaturas que llegan a 50 grados, el estrés que genera en el sistema cardiovascular, con largas jornadas, mala alimentación y malos lugares para descansar». Situaciones que podrían generar los paros cardíacos, según Whpei.
Para la investigadora de Amnistía Internacional, la clasificación de muerte natural indicaría falta de transparencia o de autopsias para determinar de qué fallecen estos trabajadores.
«El Gobierno (de Qatar) investiga cuando alguien entra al hospital, no solo cuando muere, cuál es el motivo, si hay investigación», explicó el embajador Mohammed Alkuwari.
¿Qué ha cambiado desde la implementación de la nueva legislación laboral?
Qatar ha realizado una serie de reformas positivas en los últimos años, en parte en respuesta a un mayor escrutinio después de la adjudicación del contrato del Mundial de Fútbol. En esto coincidieron las fuentes consultadas por este medio. Sin embargo, persisten graves abusos laborales que muestran que queda mucho por hacer.
Max Tuñon, de la Organización Internacional del Trabajo en Doha, resalta que un paso importante se dio el 30 de agosto de 2020, cuando el emir del país promulgó dos leyes: la introducción de un salario mínimo de 1.000 riyales (unos 280 dólares) y la abolición del sistema kafala, por lo que Qatar se convirtió en la primera nación de la región en eliminar las restricciones para que los migrantes puedan cambiar de trabajo y salir del país sin permiso de sus empleadores.
«Muchas de estas reformas son muy prometedoras, pero el problema sigue siendo que se implementan de manera deficiente, lo que significa que no se están traduciendo adecuadamente para cambiar la situación de los trabajadores migrantes sobre el terreno», aseguró Romanos, aludiendo a vacíos en el sistema legal.
Amnistía Internacional afirma, por ejemplo, que en 2020 encontró casos de trabajadores a los que no se les pagó salario por al menos siete meses consecutivos.
«Los organizadores de la Copa Mundial de Qatar nos han comunicado que conocían los retrasos en el pago de salarios desde julio de 2019. Esto plantea la pregunta de por qué Qatar ha permitido que los trabajadores continuasen trabajando durante meses sin salario. No debería hacer falta una investigación de Amnistía para que se les pague lo que se les debe», dijo entonces Stephen Cockburn, director de Justicia Económica y Social de AI.
Situación que se ve aún más agravada cuando muchos de ellos pagan altas sumas de dinero a un sponsor para conseguir un empleo en Qatar y deben descontarlo de sus salarios. «Llegan a pagar hasta 3.500 euros a un reclutador para conseguir un trabajo, un salario que estamos hablando de 285 euros. Si yo divido, son 12 meses ininterrumpidos de salario que se le da al reclutador. Esta es la realidad que está ocurriendo en Qatar», sentenció Whpei.
El embajador qatarí rechaza estas afirmaciones, ya que asegura que existe un estricto control de las autoridades sobre el pago de nóminas por parte de los empleadores.
«Eso no es cierto (…) si tengo una empresa y tengo diez personas, yo necesito hacer una lista cada mes y enviar al banco para transferir el salario. Cuando esta tarda siete días sin transferir salario, el Departamento de Trabajo escribe directamente una advertencia. Esto la primera vez. La segunda, va a lista negra. Entonces, cuando no pago, estoy en un problema», replicó con un ejemplo Mohammed Alkuwari.
La OIT reconoce que se mantienen retos con respecto a la ejecución de la ley, pero asevera que hay avances. «Ya hemos visto 119.000 trabajadores cambiar de empleador en siete meses, es un número enorme, es más del 5% de la población activa (…) Ningún otro país ha desmantelado kafala de esta manera», indicó Tuñón.
Los reclamos a la FIFA
«Cuando la FIFA decidió celebrar la Copa del Mundo en Qatar, sabía, o debería haber sabido, que existían riesgos inherentes a los derechos humanos, debido a la gran dependencia del país de los trabajadores migrantes y su sistema de explotación laboral. Y, por tanto, sabía que esas personas sufrirían para hacer el torneo posible», manifestó en un informe el director de Justicia Económica y Social de Amnistía Internacional.
En 2017, la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) estableció su Política de Derechos Humanos y la estrategia conjunta de la Copa Mundial de Fútbol de Qatar 2022 en materia de sostenibilidad en 2019. Pasos que las organizaciones de Derechos humanos reconocen como acertados para los trabajadores en Qatar.
No obstante, le reprochan un enfoque de no intervención directa, pese a que, según los Principios Rectores de Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos, la FIFA debe velar por el cumplimiento de los derechos durante la realización del campeonato, incluso con un seguimiento independiente.
Como ejemplo de un no cumplimiento, la organización deportiva respondió a Amnistía que la «diligencia debida diaria» de los derechos de los trabajadores de la construcción la lleva a cabo el Comité Supremo, el organismo gubernamental que supervisa la Copa del Mundo de Qatar.
La FIFA tiene también un rol protagónico para garantizar que el Mundial de Fútbol sea un torneo libre de tarjetas rojas en el campo de derechos humanos, del cual el mundo pueda estar orgulloso. Sin embargo, el tiempo corre.