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Se aplaza el cierre del tercer ciclo de negociaciones entre el Gobierno colombiano y el ELN

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Escrito por Redacción

Las delegaciones de paz del Gobierno encabezado por Gustavo Petro y la del grupo guerrillero del Ejército de Liberación Nacional han pedido un día más para «ultimar detalles» y finalizar esta ronda de diálogos con sede en La Habana. A pesar del retraso, el equipo negociador del Estado colombiano se mantiene optimista por conseguir el ansiado cese al fuego.

«Sencillamente se está ajustando el documento, se están ajustando los protocolos en términos de redacción. Nos han pedido un plazo mientras se realiza ese ajuste. Es muy claro que seguimos adelante, solo es un tema de ajuste de redacción», comentó María José Pizarro, senadora y parte de la delegación del Gobierno colombiano.

La clausura del tercer ciclo estaba programada para el mediodía de este jueves en la capital cubana y el presidente colombiano, Gustavo Petro, había anunciado el miércoles pasado que iba a estar presente en la ceremonia, aunque ha reafirmado su intención de participar en el cierre a través de una publicación en su perfil de Twitter.

El alto comisionado de Paz del Gobierno colombiano, Danilo Rueda, asegura que, tras meses de diálogos que conformaron los tres ciclos de negociación entre ambos bandos, el ansiado acuerdo para el cese a las hostilidades entre la guerrilla y el Estado colombiano será una realidad.

«[El alto el fuego] será de orden nacional. Es la primera vez que el ELN se dispone a un cese bilateral de seis meses. Nunca antes se ha logrado esto en un proceso de paz con esta guerrilla.», comentó Rueda para el diario español ‘El País’.

Ambos lados han descrito esta tercera ronda como positiva, subrayando «la voluntad de diálogo, el compromiso y la honestidad» en los dos bandos. A pesar de la pausa de tres días que pidió el ELN el pasado 12 de mayo en consecuencia a unas declaraciones de Petro en donde cuestionaba el liderazgo en el grupo, las delegaciones retomaron las conversaciones que podrían hacer oficializar el cese al fuego.

A través de una publicación en el perfil de Twitter de la delegación negociadora del ELN, el grupo remarcó el papel de la población en el proceso de paz y propuso la implementación de un «mecanismo de monitoreo» en el que la ciudadanía sea el protagonista central.

Esta ronda de negociaciones estaba presupuesta a terminar el pasado 29 de mayo, sin embargo, los escándalos internos en el Gobierno de Petro y las declaraciones cruzadas entre ambos bandos, provocaron que el proceso se alargara más de la cuenta.

Largas y convulsas jornadas han caracterizado a este ciclo de conversaciones entre el Gobierno colombiano y la guerrilla del ELN, una etapa que sucede a los dos ciclos anteriores que tuvieron lugar en Caracas y Ciudad de México respectivamente

Caracas, el primer capítulo de las negociaciones

El proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional se reinició en octubre de 2022 con una delegación encabezada por el entonces recién electo presidente colombiano después de tres años de estancamiento durante el mandato del derechista Iván Duque.

Venezuela fue la primera sede y Estado garante de las conversaciones que iniciaron oficialmente el 21 de noviembre de 2022 y terminaron el 12 de diciembre del mismo año. En la mesa, se habló acerca de la agenda negociadora de ambos bandos, la institucionalización de los diálogos y las vías de comunicación entre el Gobierno y el ELN.

«Para el Gobierno de Colombia y el ELN la participación de la sociedad en este proceso es esencial en los cambios que necesita Colombia para construir la paz», estipularon ambas partes en un documento que dieron paso al comienzo de la primera ronda de conversaciones.

Un falso cese al fuego

La ruta para la segunda ronda de conversaciones entre ambos bandos parecía encaminada, hasta que un desliz en las comunicaciones presidenciales del Gobierno de Petro el último día de 2022 complicó la situación.

La madrugada del 31 de diciembre, el presidente de Colombia publicó en su Twitter un mensaje que anunciaba un supuesto acuerdo de cese al fuego con cinco grupos armados dentro de Colombia, entre ellos el ELN.

Tres días después, el 2 de enero, la dirigencia del ELN desmintió él anunció de Petro, aseverando que «no existían condiciones necesarias» para respetar el cese al fuego, después de una confusión interna entre las instrucciones de presidencia y el ejército, que siguió actuando como si no existiera el acuerdo.

«El ELN no puede aceptar como bilateral una decisión unilateral del Gobierno, que no acata la formalidad de la Mesa como el espacio convenido para llegar a entendimientos y viola los procedimientos de no difundir a la opinión pública lo que no sea de consenso. Por tanto, este decreto no compromete al ELN», mencionó el grupo en un comunicado el 9 de enero.

Las conversaciones se reanudaron en México

Después de una rectificación presidencial y una mesa de conversación extraordinaria en Venezuela el 12 de febrero entre ambas partes, un día después, el 13 de febrero, inició el segundo ciclo de negociaciones en la capital mexicana.

Se requirió de poco menos de un mes de esfuerzos en ambos lados, pero la ronda de conversaciones cerró el 10 de marzo con toques finales a la agenda negociadora, acuerdos en el papel de la ciudadanía en la construcción de la paz y múltiples avances primarios en lo que Colombia esperá de estos diálogos: el cese al fuego bilateral.

«[En la Ciudad de México] se dieron los primeros pasos para pactar esa medida nacional y temporal», afirmó el jefe negociador de la guerrilla, ‘Pablo Beltrán’, tras finalizar la segunda ronda de negociaciones en el país.

El conseguir un acuerdo de paz con el ELN es un logro esencial para la política insignia del primer presidente de izquierda en Colombia: la paz total. Esta última apuesta por negociar con la mayor parte de grupos armados en activo dentro del territorio colombiano, con el objetivo de poner fin al conflicto armado interno, que ha cobrado millones de víctimas en más de tres décadas.

La paz total fue estipulada en la legislación colombiana el 4 de noviembre de 2022, a través de la Ley 418 que permite al ejecutivo colombiano «adelantar las negociaciones con grupos armados ilegales».

A pesar de generar división en las opiniones de los colombianos, la ambiciosa política de Petro busca sumar a más de 22 grupos armados -entre los que está el ELN, el Clan del Golfo y varias disidencias de las extintas FARC- para ponerle punto final a las hostilidades y terminar con el derramamiento de sangre dentro del territorio colombiano.

Con EFE y medios locales

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