Ankara.- La tierra tembló de madrugada en Turquía y Siria, con una violencia apenas vista en el último siglo. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos el terremoto ha alcanzado una magnitud 7,8 en la escala de Richter, reduciendo miles de edificios a escombros y causando alrededor de 1.400 muertos.
El epicentro del seísmo, que duró unos 30 segundos en torno a las 4.17 hora local, fue la provincia de Kahramanmaras, unos 600 kilómetros al sureste de la capital turca, Ankara, en la zona donde la placa tectónica de Anatolia hace contacto con la placa arábiga. Se produjo a una profundidad de siete kilómetros y, según el Observatorio Kandilli de la Universidad del Bósforo (Estambul), fue de magnitud 7,7 que ha sido elevada a 7,8 por el Servicio Geológico de EEUU.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha informado de que en su país hay al menos 912 muertos y más de 5.383 heridos. “No sabemos cuánto se elevará [el número de] vidas pérdidas”, ha reconocido el mandatario, debido a que todavía queda un gran número de personas entre los escombros de los más de 2.800 edificios que se han venido abajo y a las violentas réplicas y nuevos temblores que se están produciendo (el último, a las 13.24, de magnitud 7,6).
En Siria, se han notificado de momento 371 fallecidos en áreas del país controladas por el Gobierno de Damasco y otros 221 en zonas del noroeste, en manos de la oposición. Además, hay centenares de heridos.
Se trata del mayor terremoto registrado en los dos países como mínimo en casi tres décadas, según sus respectivos observatorios sismológicos. Erdogan ha elevado mucho más la dimensión de lo ocurrido. Es, según las palabras del presidente, “la mayor tragedia del último siglo desde el terremoto de Erzincan en 1939″, que dejó unos 30.000 muertos. El movimiento se ha sentido con fuerza en 14 países, entre los que se encuentran Líbano, Israel, Chipre y Jordania.
“Nuestra prioridad es sacar a las personas atrapadas bajo los edificios derrumbados y trasladarlas a los hospitales”, ha dicho el ministro del Interior turco, Suleyman Soylu, que ha anunciado la declaración del nivel más alto de alarma. También se ha puesto en estado de alerta a las Fuerzas Armadas en la zona para participar en lo que sea necesario y han establecido un corredor aéreo para la llegada de material y ayuda humanitaria.
“Estamos recibiendo notificaciones de muchos lugares, nuestros equipos de salvamento han sido enviados a la zona, se están preparando y enviando aviones de carga”, añadió el ministro. Según el Gobierno turco, ya hay 9.000 efectivos de equipos de rescate desplegados sobre el terreno e irán aumentando en las próximas horas a medida que lleguen refuerzos de otras provincias y países.
Ankara ha emitido una petición de ayuda internacional y varios gobiernos han respondido ya: el presidente de EE UU, Joe Biden, ha puesto a disposición de Turquía la ayuda de la agencia USAID y el vecino Azerbaiyán ya ha enviado a 370 efectivos de protección civil. La Unión Europea también se ha comprometido a prestar asistencia y los de Países Bajos y Rumanía ya están en camino.
La presidencia de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD), encargada de coordinar las operaciones de búsqueda y la ayuda a los damnificados, ha reconocido que hay “un gran número de edificios dañados.
Numerosas viviendas, muchas de siete u ocho plantas, se han convertido en montones de escombros sobre los que los equipos de emergencia y los propios vecinos trabajan retirando cascotes. Las labores se llevan a cabo en condiciones meteorológicas muy difíciles, pues Turquía sufre una fuerte borrasca con lluvia y fuertes vientos que han obligado a la cancelación de vuelos. En la zona del terremoto, las temperaturas no superan los 5 °C y localidades como Malatya, donde hay más de un centenar de edificios destruidos, están cubiertas de nieve.
En Damasco, la capital siria, y en las dos principales ciudades libanesas, Beirut y Trípoli, varias personas salieron a las calles al sentir el temblor y muchas huyeron en coche. Horas más tarde, el ministro libanés del Interior, Basam Maoulaoui, ha señalado que ningún edificio se ha derrumbado, aunque ha exhortado a los habitantes de inmuebles antiguos a evacuarlos “si ven fisuras, para evitar una nueva catástrofe”, informa Antonio Pita.
Turquía está situada en una de las zonas sísmicas más activas del mundo. El último gran seísmo, conocido como el terremoto de Izmit, ocurrió el 17 de agosto de 1999 y tuvo una magnitud de 7,6 que dejó más de 17.000 muertos. En 2011, sendos terremotos en la provincia de Van, mataron a más de 700 personas. En octubre de 2020, otro terremoto de 6,9 causó 26 muertos y 800 heridos en la costa turca del mar Egeo y las cercanas islas griegas.