Javier Milei será el nuevo presidente de la Argentina a partir del 10 de diciembre. En un balotaje histórico, que tuvo en vilo al país y que se definió por un margen mucho mayor al esperado, el postulante de La Libertad Avanza se impuso a Sergio Massa, que no logró separar su candidatura de la gestión de Alberto Fernández, quien lo había designado como ministro de Economía hace 15 meses para que intente controlar la inflación y la presión cambiaria. Massa reconoció la derrota antes de las 8:10 pm, hora de Argentina, sin resultados oficiales divulgados.
«Hubo dos proyectos de país. La jornada de hoy ratifica que la Argentina tiene un sistema democrático transparente y sólido, que respeta siempre los resultados”, dijo Massa. El ministro de Economía habló con su rival y lo felicitó. “Es el presidente que los argentinos eligieron”, dijo.
Milei deberá articular un equipo, un discurso y un plan de acción. Además, deberá contrarrestar el miedo que se sembró en torno a su persona y sus propuestas. Construyó su triunfo en Córdoba y Mendoza, pero también en las provincias del sur y del norte, donde el PJ esta vez no pudo conservar su histórica hegemonía.
En estos distritos, el libertario no solo que sumó los votos que había obtenido Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio) sino también una importante porción de las adhesiones que cosechó Juan Schiaretti (Hacemos Nuestro País). En las elecciones generales del 22 de octubre, Massa obtuvo 36,78% y Milei 29,99%. La cosecha del resto de los competidores fue la siguiente: Bullrich, 23,81%; Schiaretti, 6,73%, y Myriam Bregman (Frente de Izquierda) 2,70%.
La Libertad Avanza cuenta con ocho senadores nacionales, 38 diputados y ningún gobernador propio. En las provincias, Juntos por el Cambio manda en 10 distritos, el PJ en 9 y fuerzas provinciales en los cuatro restantes.
El triunfo de Milei abre un sinfín de interrogantes. Desde sus propuestas de campaña, muchas de ellas polémicas, como el plan de dolarizar la economía o aquellas que cuestionan algunos acuerdos básicos de la democracia y avances en materia de derechos individuales. También las que niegan, por ejemplo, la existencia de un plan sistemático de violación de los derechos humanos durante la última dictadura militar. Pero también genera dudas el escenario en el que se posará su gestión, sin mayoría en el Congreso, con los gremios y movimientos sociales en contra y con una fractura social que quedó evidenciada con la campaña del miedo que se desplegó durante el balotaje.
A pesar de tratarse de un fin de semana largo, la participación electoral fue similar y hasta podría ser apenas superior a la que se dio en las elecciones generales, cuando votó el 77,6 por ciento del padrón.
La decisiva jornada estuvo guiada por la incertidumbre y la tensión, y cargada de denuncias cruzadas por el robo o la rotura de boletas. La instalación de la palabra fraude por parte de los libertarios, sin evidencias ni pruebas, crispó todavía más los ánimos de una disputa que se resolvió por mayor margen de lo esperado.
Guillermo Francos, asesor de La Libertad Avanza, dijo que fue una elección “transparente” y que “no faltaron boletas”. De esta manera, relativizó las denuncias que habían hecho durante la jornada Karina Milei y Santiago Viola, los apoderados partidarios.
La Nación