Fuentes de la cancillería guyanesa confirmaron a la AFP el arribo «sin incidentes» del HMS Trent a sus aguas. El hecho reaviva la tensión entre ambos países dentro de una centenaria pugna por el territorio del Esequibo, que ha escalado tras el hallazgo de ricos yacimientos de petróleo.
El despliegue
Venezuela movilizó 5.682 combatientes en su despliegue «de defensa» que incluye según Caracas aviones caza F-16 y Sukhoi rusos, buques de guerra, patrulleros oceánicos, lanchas armadas con misiles y vehículos anfibios.
Maduro consideró la llegada del Trent como una «provocación y amenaza del Reino Unido contra la paz y la soberanía» del país.
Londres respondió que las maniobras venezolanas eran «injustificadas y deberían cesar». «Trabajamos con nuestro socios en la región para evitar una escalada y seguimos la situación de cerca», dijo un portavoz este viernes.
Ya Guyana había dado claras señales de querer reducir el nivel de tensión. El presidente Irfaan Ali aseguró que los ejercicios con los británicos no pretendían «ser agresivos o constituir un acto ofensivo».
«Ni Venezuela ni ningún otro Estado tiene nada que temer», añadió, sin que esté previsto cancelar las maniobras.
¿Imprudencia o rutina?
Rocío San Miguel, experta militar y habitualmente crítica del gobierno, calificó la presencia militar británica como «una imprudencia que obliga a Venezuela a responder como se ha hecho hasta ahora».
«La escalada militar dependerá de los movimientos de este buque británico en aguas por delimitar», señaló.
Gary Best, que fue jefe de Estado Mayor de la Fuerza de Defensa de Guyana, aseguró no obstante que este tipo de ejercicios son rutinarios.
«Entiendo que Venezuela lo vea como una provocación, pero hablando desde la posición de Guyana, no; otros barcos han pasado por la región bajo el sistema de seguridad regional», explicó a la AFP. «En este contexto ha tomado otro significado», pero «no es inusual y tampoco una amenaza a la soberanía de Venezuela».
Brasil, con el que Guyana también ha realizado ejercicios militares, mostró su preocupación por la situación actual y sin nombrar directamente a Reino Unido, señaló en un comunicado que «cree que las demostraciones militares de apoyo a cualquiera de las partes deben ser evitadas, para que el proceso de diálogo en curso pueda dar resultados».
La presencia británica en la región evoca para muchos la atmósfera previa a la guerra de Malvinas en 1982.
Compromiso de no agresión
Venezuela sostiene que el Esequibo, una región de 160.000 km2 rica en recursos naturales, forma parte de su territorio desde que era colonia de España y apela al acuerdo de Ginebra, firmado en 1966, antes de la independencia de Guyana del Reino Unido, que sentaba bases para una solución negociada y anulaba un laudo de 1899, que fijó las fronteras que Georgetown pide a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que ratifique.
Las tensiones entre ambos países se acentuaron tras la celebración de un referéndum sobre la soberanía del Esequibo el 3 de diciembre en Venezuela, que despertó en la región el temor de un conflicto armado entre vecinos.
Maduro y Ali se reunieron el 14 de diciembre en San Vicente y las Granadinas, donde acordaron que sus gobiernos «directa o indirectamente» no «utilizarán la fuerza mutuamente en ninguna circunstancia».
La Caricom, que impulsó la reunión, no se pronunció aún sobre esta nueva etapa.
Demostración de fuerza
Best indicó que la movilización también tiene que ver con la política interna de Venezuela: Maduro busca una tercera reelección en 2024. «Es una demostración de fuerza, una grandilocuencia para mantener el fuego encendido».
Aunque Luis Vicente León insistió en que «no se debe confundir la manipulación política del conflicto (que rechazamos) con el deber de protección del territorio nacional (que respaldamos)», según X.
Un actor importante es Estados Unidos, protagonista en las negociaciones internas para la liberación de presos políticos y alcanzar condiciones electorales para el año próximo, pero además con intereses petroleros en ambos países. Pero hasta ahora, silencio.
RFI