El sistema educativo en Venezuela enfrenta una crisis sin precedentes que amenaza con dejar al país sin nuevos docentes profesionales en menos de una década. La disminución en la matrícula de las carreras de educación, el éxodo y los bajos salarios han generado un colapso progresivo en la formación de relevo para el magisterio.
Así lo advirtió el profesor Tulio Ramírez, director del Doctorado en Educación de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), durante su conferencia La falta de generación de relevo docente. Un daño colateral de la crisis educativa, presentada en las V Jornadas de Innovación Docente de esta casa de estudios.
Una caída alarmante en la formación de docentes
Desde 2008, la cantidad de estudiantes en las Escuelas de Educación de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, la Universidad Central de Venezuela y la UCAB ha disminuido 76%. Pasó de 110.000 a solo 29.723 en 2022, según el profesor.
El número de nuevos ingresos en estas carreras ha caído aún más drásticamente. En 2008, más de 31.000 bachilleres se inscribieron para formarse como docentes, mientras que en 2022 apenas 4.000 optaron por esta profesión, lo que representa una reducción de 87%.
Este fenómeno ha impactado directamente en la cantidad de egresados. En 2008, más de 14.900 nuevos docentes se graduaron en Venezuela, pero en 2022 la cifra se redujo a solo 1.749, una caída de 88%.
«Si la tendencia se mantiene, en siete años las universidades no estarán graduando ni un solo docente», advirtió Ramírez. «A ese ritmo, ¿quién va a cubrir la creciente demanda de maestros en el país? La crisis se profundiza y la ausencia de profesionales calificados en las aulas tendrá consecuencias graves para la educación de las próximas generaciones».
Salarios insuficientes y migración de docentes
El profesor señaló que la deserción docente está directamente relacionada con los bajos salarios, que no permiten cubrir el costo de vida en el país, señala una nota de prensa de la UCAB.
En noviembre de 2024, la canasta básica de alimentos en Venezuela superaba los 548 dólares, mientras que el ingreso promedio de un docente, incluyendo bonos, apenas alcanzaba los 93,4 dólares.
“El problema salarial no es solo administrativo, sino académico. Influye directamente en la calidad de la educación, porque los docentes se ven obligados a abandonar las aulas para buscar otras alternativas económicas”, explicó Ramírez.
Mientras que en Venezuela los sueldos son insuficientes, en otros países de la región los maestros tienen mejores condiciones laborales. En Colombia, Panamá, Perú, Argentina, Chile, Uruguay y Ecuador, el sueldo base de un docente oscila entre 400 y 800 dólares, mientras que los educadores con mayor experiencia pueden ganar más de 2.000 dólares.
Consecuencias en el rendimiento estudiantil
Según datos de la Facultad de Ciencias de la UCV, seis de cada 10 alumnos de nuevo ingreso no aprobaron ninguna materia en su primer semestre universitario.
«De los 573 inscritos, 361 no aprobaron ninguna asignatura. Esto es un reflejo de la crisis en la educación básica y media, donde la ausencia de profesores calificados en áreas clave como matemáticas y castellano está afectando la preparación de los jóvenes», afirmó Ramírez.
El investigador alertó que muchas instituciones recurren a estrategias preocupantes para compensar la falta de maestros.
«Los estudiantes aprueban no por mérito, sino porque se les promedian notas de materias donde sí hubo profesores con aquellas donde no los hubo. Esto permite que lleguen a la universidad, pero con una formación deficiente que pone en riesgo su futuro académico y profesional», explicó.
Dignificar la profesión docente, la única forma de revertir la crisis
Ramírez subrayó que la única forma de revertir esta crisis es dignificar la profesión docente con mejores condiciones laborales y salariales.
«El trabajo de los educadores es fundamental para el desarrollo del país, pero su situación actual refleja un profundo abandono. Se necesita una política de Estado que garantice salarios justos, estabilidad laboral y recursos adecuados para la educación», afirmó.
El profesor insistió en la necesidad de diseñar un plan a largo plazo que no dependa de cambios gubernamentales y que involucre a distintos sectores de la sociedad.
«No podemos permitir que la educación siga siendo víctima de políticas improvisadas. Se requiere una estrategia nacional que incluya a universidades, academias, gremios, empresarios y familias. Solo así podremos evitar que en siete años Venezuela se quede sin docentes profesionales», agregó.
El Nacional