Acarigua.- Todos los que la conocemos sabemos que el diseño de modas y de las salas de cine es sólo la antesala de un futuro muy prometedor para una joven con tanto talento como Sabrina Soares Fernández.
Ella es araureña, estudió en el Colegio Alejandro Humboldt y, desde entonces, se destacó con el dibujo, el diseño y los idiomas.
Fue bailarina. Ha estudiado dibujo, costura, diseño en el Centro Instituto de Diseño Gráfico (Cidig Barquisimeto) y se ha ido expandiendo en estas áreas, siempre tomando en cuenta la libertad de crear lo que se le antoje y la comodidad al vestir. Y mientras cosía -nos cuenta- iba interviniendo con pintura, o transformando piezas que ya tenía en otras «nuevas», es así como customizar se convirtió en su pasión.
Pero Sabrina no quería más de lo mismo, y siguió buscando hasta que un día, un par de zapatos impolutos y sin mácula, fueron blanco de unos marcadores y de su imaginación para convertirse en una obra única y el objeto del deseo de sus amigas que, una a una, desfilaron por su casa para obtener zapatos diseñados por ella. Y le ha salido tan bien que pronto empezó a tener pedidos -desde sus redes sociales donde mostraba lo que hacía- no sólo de su entorno, sino de otros estados de Venezuela.
Actualmente tiene 23 años, estudia Gerencia e investiga y se prepara porque sabe que más adelante le tocará asumir responsabilidad mayores en las empresas familiares.
Por ahora disfruta en crear para su marca Custon Studio, interviniendo a sus anchas: zapatos deportivos, protectores de celulares, franelas, pantalones y carteras.
Unir moda y arte
«Mientras estudiaba, diseñaba y cosía, pensaba que unir mi talento para dibujar con la moda era lo ideal, pero quería hacer algo distinto. Con los marcadores en la mesa y los zapatos en el piso, de pronto dije: ‘aquí fue’, y sin pensarlo comencé a colorearlos. Yo vi un lienzo en blanco sin saber sí esos marcadores iban durar o no y realmente quedaron espectaculares», contó.
El momento mágico coincidió con el año de pandemia, lo que fue ideal para ella, que con una personalidad tranquila y a la vez disruptiva, las ideas crecieron, y comenzó a buscar zapatos de excelente calidad, los mejores materiales y técnicas para que la pintura se adhiera al cuero y las partes de caucho.
«Para mí propia sorpresa me quedaron muy bien. Yo pinto desde mi corazón, más allá de lo que esté en tendencia. Mis diseños son exclusivos, no se repiten porque es inspiración», explicó.
Mientras trata de explicar el proceso cuenta con admiración que sigue los pasos de sus padres Wilfredo Soares y Ana María Fernández, empresarios que han seguido sus sueños y siembra perseveran.
«Ellos me apoyan porque saben que esto es lo que me gusta. Desarrolla mi personalidad y mi creatividad. Mi papá fue quien me enseñó a pintar. Él es súper creativo. La lógica y el ingenio, los heredé de mi madre y, de mis abuelas, la costura». Todos estos elementos son absolutamente imprescindibles en el área del entretenimiento: con las salas de cine y salón de juegos infantiles, espacios en los que creció, ha ido aprendiendo, e invierte su potencial y se prepara para estar a la altura del desafío de continuar con los proyectos futuros.
«Mi mamá me ha enseñado a pensar que todos tenemos las posibilidades para hacer realidad nuestras metas, y no me palmea la espalda ‘¿por qué te tengo que felicitarte por hacerlo bien?’, me dice.
Es una enseñanza permanente de positividad, la convicción de que si lo hago, dará buen resultado».
Uno más bonito que el otro
Sus diseños no son una serie de dibujos preestablecidos. Sabrina puede seguir el gusto del cliente sí este quiere algo específico pero, al final, será ella quien pinte y refleje sus ideas.
«Yo nunca dejé de estudiar, sacaba el tiempo de noche para pintar, y pude hacer hasta cuatro pares de zapatos porque tenía pedidos. Si alguna novia pide para su cortejo un diseño definido, los pongo todos al frente para aplicar el manchado y las diferentes técnicas en todos a la vez, para buscar uniformidad».
Aclara que tanto zapatos como carteras, si se los llevan, deben estar en buenas condiciones. «Es que hay quienes me llevan los más usados y me piden que se los arregle. No soy restautadora», explicó entre risas.
Durante un año, Sabrina suspendió su etapa experimental, para madurar sus ideas del negocio. Ahora incluye, la intervención de textiles a pedido de sus seguidores de @custon.studiove, y su nueva línea de carteras.
«Ahora ya vengo más profesional, más madura y preparada», señaló la diseñadora.
Éstas han tenido una gran receptividad, y las hay desde muy juveniles hasta diseños más clásicos, para elegir.
Creatividad al servicio
«Yo aspiro a llegar a las grandes marcas como diseñadora, así lo estoy planificando. Por otro lado, tengo la fortuna de que las empresas de la familia tienen que ver con la diversión, y así siento yo mi trabajo».
Ella nunca pensó en el cine como medio para ser famosa, ni actriz ni productora. Es como siempre ha sido para la familia Fernández, empresarios precursores de las salas de cine en Acarigua, Araure y Turén, la forma de proyectar sueños para otros, el del momento familiar.
Ha pertenecido a diversas fundaciones a favor de los niños como «Soñar Despiertos» y la Escuela de Líderes.
Recientemente, realizó junto a sus amigas Ana Ciotti y Marisabel Acosta, el evento «Trasciende» para impulsar los creadores y emprendedores locales, con el fin de ayudar a comunidades vulnerables.
«Yo quiero hacer muchas cosas positivas por mi ciudad, empezar por mí para impulsar mi entorno, porque transformándonos desde nuestro interior podemos cambiar el exterior. Sigo haciendo cursos y sigo buscando lo mejor de mí, para poder ver mi país, mi mundo, cada día mejor,»finalizó.
CNP: 16.100)