Acarigua.- Si hay alguien que haya identificado durante décadas el estilismo profesional en Acarigua-Araure, ese es sin duda alguna Alessandro Mea, un ícono de la belleza e imagen de productos que han marcado un hito en el mercado de la salud y el modelado capilar.
Alessandro ha sido un viajero del mundo y un buscador permanente de su propio yo, del conocimiento, del sentido de la vida y de su verdadera esencia y, en ese trayecto, se ha descubierto en múltiples facetas.
Entre las muchas habilidades desarrolladas, además del estilismo, la fotografía, la pintura y actualmente las terapias del gong y sus sonidos, está sobre todas, la de ser amigo de sus amigos.
Yo amo a Acarigua
Alessandro nació en Acarigua y en el curso de su juventud se dio cuenta que le gustaba todo lo que tenía que ver con el arte y la belleza. Ya a los 17 años, pintaba en óleo y estudiaba hasta 8 horas diarias de piano.
«Mi padre era italiano y quería que yo siguiera sus pasos en la ferretería, pero me negué. Cuando entendieron lo que quería, me fui a Italia a estudiar estilismo y aun cuando pude quedarme en Europa, elegí regresar a mi pueblo. Yo amo a Acarigua. Abrí mi salón hace 38 años, aún sigo aquí y no creo que me vaya a ninguna parte», reveló.
Novias, quinceañeras, socialités, amigas, todas en el estado Portuguesa querían arreglarse con él ¿su secreto?, “respetar la personalidad de cada una, hacerla sentir especial, darles el mejor trato posible, ser no solo su consejero de belleza sino también emocional, porque entre el estilista y la cliente siempre hay un nexo fuerte, basado en la confianza», explicó.
Las grandes casas comerciales no pasaron por alto su brillo y su éxito y fue durante 30 años imagen de L’Oreal, con la que hizo maravillosos eventos, talleres y desfiles, a nivel nacional e internacional.
Cuando se fue a Italia la pintura entró en receso, pero la retomó hace 14 años con una colección de gran formato que llamó «Divas del mundo», el primero fue el rostro de Sofía Loren, luego Marilyn Monroe, Audrey Hepburn. Esto desató el afán de sus amigas por tener sus propios retratos pop art y muchas se dieron ese gusto. Aunque también se pasea por el arte figurativo y el abstracto.
Todo radica en el amor y la felicidad
«Toda mi vida he buscado la espiritualidad, no soy religioso, pero respeto a todas las religiones. Busco libertad y ser feliz. Por eso me inicié en el estudio de la Kabbalah, luego las ciencias sagradas y sigo hurgando e investigado, porque es un tema que me fascina».
Hoy su taller de pintura se ha convertido en su salón de terapia. Es seguidor de Drunvalo Melchizedek, un profesor norteamericano y autor de libros espirituales. A través de él, comienza a investigar el mundo cuántico y hace un año inició la aplicación del sonido del gong, los cuencos de silicio, los tibetanos y la meditación profunda, como terapia.
«Ahora soy terapista de sonido, y ayudo a la gente a sanar a través de la alta frecuencia. El gong emite los sonidos del universo y te lleva a niveles de conciencia elevada. Somos 80 % agua, cada célula se armoniza, se afina y científicamente ya hay pruebas que sí funciona, incluso, en pacientes con cáncer», indicó.
El gong es un instrumento sagrado y ancestral, utilizado desde hace miles de años. Es una perfecta fuente de resonancia que produce múltiples tonos en un espectro continuo de sonido, produciendo una onda de vibración tangible mental y físicamente.
«La pandemia fue una invitación del universo para hacer un cambio global, un alto a cómo estábamos haciendo las cosas. Volver a retomar la conciencia de que somos parte del universo y éste, parte de nosotros, es necesario. Con el gong se hace esa conexión y esa terapia puede ser recibida por cualquier persona o grupo que desee y tenga una intención. En función de eso, yo hago una especie de partitura. Somos frecuencia y en la medicina ya se aplica, cuando nos enfermamos ese órgano que no funciona está ‘desafinado’, y el cambio se puede sentir desde la primera sesión», explicó.
Confluyen en su experiencia actual todas las anteriores: el saber escuchar aplicando la psicología, el despertar espiritual y ser músico, una prueba de que cada paso en la vida te va llevando a lo que finalmente buscas.
«Nunca hice nada que no me gustara. Aproveché siempre todo al máximo. Vivo investigando y sigo creciendo, consciente de todo lo que sucede a mi alrededor y sobre todo brindo un servicio terapéutico. Somos frágiles y nos desconectamos fácilmente de nuestra esencia, y la frecuencia que emiten ciertos objetos nos vuelve a conectar a través de la vibración cuántica, porque la energía no tiene límites físicos».(CNP 16.100)