«A quién no le va a gustar estar bien enamorao de una muchacha bonita,
buena por los cuatro laos…».
Esta canción es conocida por todos los venezolanos en cualquier parte del mundo. Su compositor y primer intérprete es el gran “Cheo” Hernández Prisco, poeta, cantante, productor agropecuario y laureado coleador portugueseño.
José Manuel Hernández Prisco nació el 16 de febrero de 1942, en el caserío Maceo del municipio Papelón, estado Portuguesa.
En 1965 se graduó de perito agropecuario en la Escuela Práctica de Agricultura de Agua Blanca. Ejerció la docencia en un internado de menores de El Eneal, en el estado Lara, durante ocho años. Trabajó también para reconocidas empresas agroindustriales.
Comenzó a cantar a los 7 años, cuando estudiaba en la Escuela «Ciudad de San Felipe», en Papelón, y desde jovencito bailaba joropo, tocaba el arpa llanera y le gustaba colear.
Nada le faltaba para triunfar en la música y así fue, siguiéndole los pasos a don Eneas Perdomo, complero, compositor y cantante apureño, a quien admiraba.
Hernández Prisco, es un compositor e intérprete tan respetado en el ámbito artístico y entre los cantantes llaneros que ha sido denominado «La leyenda».
La inspiración está en el aire
«Nunca fui a una escuela de música, lo que sé se lo debo al llano y a Dios», indicó. Ha triunfado con su talento natural, a sus 80 años mantiene su voz intacta y sigue activo en los escenarios venezolanos.
Algunos temas suyos son tan famosos que han traspasados las fronteras nacionales y han sido replicados por más de un artista.
Su primera canción fue «De un hijo para su padre» con música del folklore. Mucho tiempo ha pasado desde entonces, su fama fue creciendo como uno de los cantantes llaneros más prolíficos, al punto de que tiene más de treinta y siete CD y otros tantos 45 grabados, y sus composiciones se escuchan en Colombia, Estados Unidos, Cuba, Chile, Perú y Ecuador.
Para componer -explicó- escribir la letra y crear la música, no es necesario estar enamorado ni despechado. A pesar de que esos puedan ser los temas, el compositor tiene la idea, la desarrolla y ya la canción esta hecha, porque los versos están en las ramas de los árboles, en el camino, en cualquier paso de un río, lo que hay es que acomodarlos de acuerdo al sentimiento.
Festivales y premios
Este afamado cantante solo participó en dos festivales de música criolla: el «Festival Florentino de Oro» en San Fernando de Apure, con una canción del poeta piriteño Adelis Soto Valero llamada «El bastardo», escrita en homenaje a Carlos Gardel, y el «Festival San Carlos de Austria», en Cojedes, con un tema de Víctor Brizuela titulada «Paraíso de ensueño». En ambos resultó triunfador.
Muchos han sido los premios que se le han otorgado durante su carrera artística desde que grabó «Llanto de amor» en el año 1965, alternando con Francisco Montoya otro grande de la canción llanera. Esa primera pieza, está considerada por el cantante como su entrada a la fama.
El compositor del año
Pero la mayor satisfacción la ha recibido de “A quién no le va a gustar», una de las composiciones más versionadas, en diferentes ritmos por cantantes diversos y hasta por grupos gaiteros. Quizá la más famosa a nivel internacional es la de Rafael «Pollo» Brito.
Con ese tema, “Cheo” ganó en 1989 el premio como Mejor compositor del año, en Venezuela.
Le siguen «El caballo amarillo», «Cuando se tiene un cariño», «Contésteme yerbatero», «Sin ella no vivo» y “La novia del coleador», entre muchísimos otros temas que han sonado por décadas en los llanos venezolanos y colombianos.
Una leyenda viviente
«He sido un artista que he conservado la línea de ser autóctono, ¡de querer al llano porque le debo tanto! y agradezco a Dios porque a mis 80 años sigo presente en los escenarios y ser llamado una ‘leyenda viviente’ me hace sentir muy feliz”, expresó.
Le ha entregado todo su talento al folklore como llanero que ha crecido en medio de la sabana, entre los rebaños de vacas, el trote de los caballos y las faenas madrugadoras propias del trabajo diario, como parte de la vida que Dios puso en su camino y porque eligió dar rienda suelta al canto para crear y dejar una huella profunda en el cancionero venezolano.
«He compuesto no solo para mí, sino también para mis hijos Manuel y Carlos, y para todos los intérpretes a los que he apoyado en su carrera artística. Considero que llegué donde quería, pero aún tengo un poquito más que dar. Cuando yo comencé no había Redes Sociales, sonaba en la radio y estas emisoras no le daban prioridad a la música llanera, por lo tanto, me costó bastante conseguir el éxito», señaló.
Seguirá cantando
«Aquí estoy haciendo música cada día y hasta que Dios me dé respiro y fuerzas para seguir trabajando y ayudando a los nuevos artistas; además, tengo una pequeña parcela, 2 caballos y unas vaquitas, como hobby, porque eso no es mucho lo que da», indicó.
La música criolla vive uno de sus mejores momentos -dijo- hay muchos jóvenes interpretes que lo están haciendo magníficamente. Siempre se creyó y se decía que este género no le gustaba a la juventud, pero han demostrado lo contrario; ojalá eso continúe, porque la música une los pueblos. Auguro un futuro brillante a las nuevas generaciones: en la unión está la fuerza y Venezuela siempre ha sido un país muy aclamado por su música llanera, finalizó.(CNP:16.100)
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