Guanare.- “Ser padre es ser inmortal. De los hijos vienen los nietos; es la continuidad de tu sangre, de tu rostro y cuerpo, de tus gestos, tus gustos, de tu ADN que queda impreso donde vaya la huella de tu amor”. Así de contundente fue la respuesta de Federico La Riva Rodríguez, médico, poeta y cantante guanareño, hijo a su vez de uno de los más laureados compositores venezolanos, sobre todo por su famosa canción “Pasillaneando”, José La Riva Contreras y su esposa Evelia Rodríguez.
La Riva es un apellido que lleva en la sangre la poesía y la música, heredadas desde el abuelo y transmitidas luego por su padre a los hijos.
“De mi papá viene toda esa ‘vena poética’ y la manera de sentir, de su influencia, de su prosa la manera de escribir. Fuimos inseparables. Desde pequeño fui su admirador, mi papá, que fue médico, poeta, músico, compositor, ganadero, coleador de toros y amante del nativismo”, comentó.
Federico es un maravilloso guitarrista, un tenor que enamora con su voz, aficionado al piano. Es poeta y se está preparando para escribir un libro sobre tradiciones y costumbres venezolanas. También es un médico reconocido, egresado de la Universidad de los Andes, con postgrados de cirugía general y urología, y subespecialidad en cirugía minimamente invasiva y urodinamia.

El Dr. La Riva es uno de los médicos más solicitados en la especialidad de urología.
Actualmente, ejerce la medicina privada y es jefe del Servicio de Urología en la Cruz Roja, Hospital Luis Blanco Gasperi, de Valencia. En 2023, La Riva recibió un reconocimiento por sus 34 años de trabajo en esa institución.
Ha sido merecedor en 1992, 1994 y 1996 del Premio Nacional de Urología, por la autoría de trabajos de investigación. Fue editor de la revista de la Sociedad Venezolana de Urología y coautor del libro “Tópicos de Urología”, publicado en el 2002.
En su amada guanare recibió la Orden Ciudad de Guanare en 1991, la Orden Monseñor J.V. de Unda, en 1995 y la Distinción Juan Fernández de León en 1996. Recientemente, fue elegido como orador en el acto central y homenajeado a propósito del bicentenario del Liceo José Vicente de Unda.
Ser papá —expresó— es la definición sublime del amor. Es ser maestro sin predicar una clase, es inculcar valores solo con tu ejemplo, sin pronunciar una palabra. Ser padre es la responsabilidad más grande que Dios nos dio como ser humano, es la entrega incondicional a un ser que vale más que todo. No importa el sacrificio, al final, siempre ganas.
Su familia
“Estoy felizmente casado con Ivelín Leal desde hace 42 años, una maracayera que robó mi corazón y a quien le debo también mis triunfos, pues siempre me acompaña en mis fracasos y me ayuda a levantar de mis caídas. Tenemos 3 hijos y nietos que se convirtieron en el motivo y razón de nuestra existencia”, dijo.

Felizmente casado con Ivelín Leal, desde hace 42 años.
La mayor, Ivelín (Tiki), experta en marketing, le dio su segundo nieto, Fernando Andrés, de año y medio. Su segundo hijo se llama José David, es abogado, lo ha hecho abuelo de Amelia de 3 años y Martín de 2 meses. La hija menor es María Beatriz, graduada de odontóloga.
Ese sentimiento maravilloso que nos llena de energía positiva no está exento de temores, explicó: “Uno teme no tener salud y dejarlos solos. El ser humano nace en la indefensión y depende en sus primeros años totalmente de sus padres, inclusive de su parte inmunológica. Forjarlos y ayudarlos para que enfrenten la vida no es tarea fácil. Yo soy muy complaciente y cariñoso; no sé que es ser papá a la antigua porque mi papá fue muy cariñoso y complaciente con todos nosotros”.
Le comenté sobre un antiguo texto del poeta libanés Kahlil Gibran, que siempre me ha gustado y dice: “Tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la vida, deseosa de sí misma”, a lo que él respondió:
“Mis hijos son mis hijos, para toda la vida, que van a luchar en un mundo muy competitivo con las herramientas que yo les dé con mi ejemplo. Tendrán sus propios pensamientos, pero siempre conservarán semejanza con sus padres. Estoy de acuerdo que de mi arco saldrán como flechas vivas y la inclinación que les dé servirá para que encuentren su felicidad”, afirmó.
“Ser papá, es la definición sublime del amor”.
El abuelo
La figura de los abuelos en cualquier parte del mundo es importante, pero los latinos son especialmente cariñosos y no se limitan a la hora de tenerlos cerca. Federico lo expresó, repitiendo una frase que escuchó: “Si hubiera sabido lo maravilloso que es ser abuelo hubiese tenido nietos antes que los hijos. Soy un abuelo derretido cuando veo a mis nietos”, dijo sin titubear, mostrando fotos de los pequeños.

Es un abuelo “derretido” por sus nietos.
El cantante
La faceta de músico, cantante y guitarrista viene de su abuelo Zacarias La Riva, quien le enseñó a tocar el cuatro. “Luego, de mi papá y de mi hermana mayor Yhanira, cantante y cuatrista, que fue un ejemplo, un estímulo para mí y para Evelia, mi hermana menor, para que nos iniciáramos en la música”, comentó.
Federico fue miembro de la estudiantina del Ateneo Popular de Guanare y serenatero. Alumno del maestro Rómulo Legones y Adrián Pérez, el autor de la famosa canción “El muñeco de la ciudad”.
“Luego, en mi paso por bachillerato, tuve una gran influencia de un excelente guitarrista, quien es además mi primo, Gilberto Sepulveda, intérprete de bossa nova y boleros, con quien conocí la música de Tom Jobin, Vinicio de Moraes, Joao Gilberto, Toquinho, Joao Bosco y con quien pase interminables veladas musicales y dimos innumerables serenatas”, reveló.

La Riva es un apellido que lleva en la sangre la poesía y la música.
Músicos como Aldemaro Romero, Simón Díaz, Pablo Canela, Eladio Tarife, cantantes como María Teresa Chacín, Neyda Perdomo, Nancy Toro, María Conchita Alonso, Mario Suárez, Edgard Gurmeitte, Eleazar Agudo, Cheo Hernández, Freddy Salcedo, Joel Hernández, Cheo Ramírez, Ramón Blanco, entre muchos otros, visitaban con frecuencia su casa paterna.
“Desde pequeño vi y disfruté en mi casa un peregrinar de excelentes músicos, cantantes, guitarristas y poetas, que visitaban a mi papá. Esta constelación era el mayor estímulo para mi inclinación musical, para la poesía y para tocar guitarra, con mucha influencia de jazz, bossa nova y para atreverme a cantar”, explicó.
Hablar de su vida, su padre, sus talentos y su familia, lo puso a pensar lo que ha sido su vida, de sus triunfos y caídas.
–Quisiera que me recordarán como alguien que supo enmendar sus errores, que supe levantarme de mis caídas, que defendí la amistad y los afectos. Que amé siempre todas las cosas que la vida me dio, la familia especialmente; que traté de no hacerle daño a mis semejantes, que creí en el perdón, en la religión católica y que alejé el rencor de mis sentimientos”, dijo convencido de haber seguido el mejor camino.

Es un padre y abuelo ejemplar
Sus hijos
José David: “Como padre, admiro su capacidad para dar el mejor consejo en el momento preciso, sin forzar nada. Como médico, admiro su dedicación y esfuerzo, que ha sido un ejemplo para mí y mis hermanas de que las cosas se consiguen trabajando duro y con perseverancia. Admiro su habilidad para tocar cualquier canción en su guitarra, cantar como el mejor de los tenores, emocionar a todos y plasmar su inspiración en palabras, que casi siempre se centra en la familia y su llano. Como abuelo de mis hijos, admiro su capacidad para consentir y dar amor a mis hijos desde la distancia, pero como si viviera en mi casa”.
Ivelín: “Mi papá es el ser más especial que existe, mi orgullo más grande junto con mi mamá. Es la luz de mis ojos, por él siento una admiración profunda desde que era muy chiquita. Siempre calmado, siempre trabajando, dando lo mejor a sus pacientes y a su familia que es su amor más grande. Admiro su fortaleza, su grandeza, su humildad, su amor desmedido por mi mamá y sus hijos. La manera especial de hablar, escribir, cantar y tocar su guitarra (para mí, el mejor sonido del mundo). Quisiera ser la mitad para mi hijo, de lo que mi papá significa para mí. Solo un abrazo de él me cura el alma”.
María Beatriz: “Mi papá es una persona increíble, el mejor del mundo…es muy consentidor, es nuestra columna, lo admiro mucho…su amor y apoyo incondicional hacia nosotros. Trabajador y ‘luchón’, médico servicial y humanitario, con el corazón más lindo que existe. Mi papá me llena de orgullo todos los días. Gracias por enseñarme el valor por la familia y la amistad. Eres la persona más importante de mi vida gracias siempre”.
¡Feliz Día del Padre!
(CNP 16.100)