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Dulimar Pérez, su pasión por la danza inspira a nuevas generaciones

Acarigua.- Quienes la conocemos desde niña —estoy segura— la recordamos de la misma manera: vibrante y brillante sobre el escenario con faldas largas y sus alpargatas, al son del joropo. Y a eso, a sentir y vivir el ritmo de la danza nacionalista, ha dedicado la mayor parte de su vida. Hablamos de Dulimar Pérez Ramírez, quien aunque haya nacido en Caracas, desde que era una bebé, se radicó con sus padres en Acarigua, a la que hizo suya y donde aún continúa a sus 37 años.

Dulimar es una apasionada bailarina y coreógrafa profesional. Creció en la urbanización Los Cortijos de Acarigua e hizo sus estudios de primaria en la Unidad Educativa Nacional Hermanas Peraza. Después pasó al Liceo Páez.

Dulimar Pérez ha dedicado 31 años de su vida a la danza

Sus 31 años de carrera como bailarina la han convertido en un referente cultural y artístico para quienes la rodean. Su amor por la danza comenzó a los 6 años, cuando sus padres —Blanca Inés Ramírez y Baudilio Enrique Pérez (+)— la inscribieron en una academia como parte de sus actividades extracurriculares, sin nunca imaginar que esta decisión marcaría el rumbo de su vida.

“Me inicié en el baile desde muy pequeña, a los 6 años. Mi primer acercamiento a la danza fue en la escuela. Mis maestros notaban mi facilidad para bailar y lo mucho que me gustaba, así que siempre me elegían para los actos culturales de la escuela. Mi mamá dice que yo bailaba desde que estaba en la barriga y donde había música ahí estaba yo, así que me inscribieron en Danzas Pimpinela, en el centro de Bellas Artes; esa fue mi primera escuela”, relata a Portuguesa Reporta.

Su paso y preparación por diferentes academias de baile, como Danzas Pimpinelas, Hacarygua en Danzas y Ballet Cascanueces, la llevaron a descubrir que el baile, definitivamente, era su pasión y a lo que quería dedicarse de por vida.

Pero la academia de formación más relevante y que la empujó a alcanzar su profesionalización, fue la Compañía de Danza Ballet Scorpio. “Allí tengo 15 años aprendiendo y formándome, y desde hace seis años, ya no solo soy parte de la compañía como bailarina, también soy profesora”, comenta.

Dulimar se especializa en danza nacionalista o folclórica y en danza urbana o jazz. “Son los géneros con los cuales más me identifico” y con ellos que ha representado al estado Portuguesa y a Venezuela en diversos festivales.

“Afortunadamente he ganado festivales nacionales de gran importancia en el mundo dancístico, representando a mi Portuguesa, bajo la dirección del Ballet Scorpio”, expresa.

Algunos de estos reconocimientos han sido Danzaarte 2021, en el que obtuvo el primer lugar femenino, en la categoría profesional en Danza Nacionalista; así como también el primer lugar grupal en los festivales Granero de Oro y en Cojedes Dance; y el segundo lugar en el Festival Mulata de Oro en Maturín, estado Monagas.

Dulimar ha representado a Venezuela en diferentes festivales de danza del mundo

Su destacada actuación sobre los escenarios le han permitido, además, representar a Venezuela, en festivales mundiales en España, Turquía, Portugal, México, Costa Rica y, próximamente, viajará a Italia.

«No pensaron que yo me lo tomaría tan en serio»

Su trayectoria es testimonio de su dedicación, pero sobre todo de su talento. Además de su carrera como bailarina, Dulimar Pérez Ramírez es licenciada en Educación Inicial.

“Estudiaba la licenciatura en educación en la Universidad y paralelamente me seguía preparando en academias de artes dancísticas. Nunca lo he dejado de hacer”, comenta.

Para ella, la danza, más que una profesión, es su vida, por lo que manifiesta la importancia del apoyo recibido a lo largo de su carrera.

“Los primeros y principales impulsores fueron mis padres, por supuesto, aunque al principio lo veían como una actividad extracurricular o como un hobbie. Jamás pensaron que yo me lo tomaría tan en serio y haría una vida profesional en la danza. No lo veían como una carrera profesional”, indica.

-La generación de nuestros padres era más rigurosa con respecto a las profesiones y te decían que debías ser abogado, ingeniero, licenciado, y quizás por eso también saqué la licenciatura; sin embargo, siempre estuvieron ahí para apoyarme. Mi papá me llevaba a mis clases de danza siempre y a mis ensayos, y mi mami también siempre estuvo apoyándome; jamás me dijo que no cuando de bailar se trataba, destaca.

Desde sus inicios contó con el apoyo de sus padres y de grandes maestros

Otro apoyo fundamental para Dulimar fueron sus maestros, a quienes recuerda con especial cariño. “Sin ellos, nunca hubiese avanzado, evolucionado, aprendido y logrado lo que hasta el día de hoy. Los maestros que he tenido son muchísimos, en realidad los recuerdo a todos. Pienso que la figura del maestro en este mundo de la danza es fundamental y determinante”.

La maestra que más marcó su vida y que más la inspiró fue la profesora Gudelia Castillo, pero también recuerda a María Auxiliadora Troconis, directora del Ballet Scorpio.

“Ella se ha encargado de formar y brindar las oportunidades y herramientas a gran parte o la mayoría de los bailarines del estado, incluyéndome. Otros de mis maestros fueron Jesús Ramos, Nancy Alejos, Néstor Tovar, Mirian Bonilla, Jhakyma Sanchez, Jhonathan Martínez, Antonio Villasmil, Efraín Malvacia, Romer Botini, Ángel Rondón y Daniel Ortiz”.

Transmitir la pasión a las nuevas generaciones

Hoy, conociendo que la danza se convierte en un puente que conecta almas y trasciende generaciones, además de ser parte del staff de profesores del Ballet Scorpio, Dulimar también es directora artística, maestra y coreógrafa de “Danzas Lusoven”, la academia del Centro Social Luso Venezolano, donde comparte su pasión con quienes se inician en este arte.

A su cargo tiene más de 50 niñas y adolescentes, desde los 6 años hasta los 17 años de edad, formándose en este maravilloso mundo de la danza, enseñándoles a disfrutar todo a plenitud.

Ahora también se destaca como profesora de baile en el Ballet Scorpio y en la academia del Club Luso

“Yo le digo a mis alumnas que a mí me inspiró la pasión que siento al bailar, y desde allí comencé. Cuando estoy en el escenario, experimento una sensación de plenitud. No hay otro momento en el que me sienta más auténtica, más grande, más yo, y más feliz que cuando bailo», comparte, agregando que a pesar de los años que han pasado desde sus inicios, esa misma pasión arde cada vez más en su interior. “Siempre digo: ¡Si no bailo, no existo!”

Su mejor presentación: la maternidad

Esta bailarina profesional también comparte su amor por este arte, con la maternidad. Su papel como madre le ha brindado una nueva perspectiva sobre la disciplina y la constancia que requiere para continuar y lograr un espectáculo digno de aplausos.

A sus alumnas les enseña que estos valores son la clave del éxito, no solo en el escenario, sino también en la vida. «La danza no solo te enseña para el escenario; te enseña además para la vida. Si aman realmente el baile, jamás lo dejen ir», les dice con emoción.

“Ser mamá y mantener mi carrera como bailarina, coreógrafa y maestra es uno de los retos más grandes que he enfrentado. Mi hija, Zoe Altair, lo es todo para mí. Intento cada día lograr el equilibrio entre ambos roles y no es fácil, sinceramente, lo hago con mucha planificación, poniendo un esfuerzo extra, y tengo mi red de apoyo que son mi esposo y mi madre; sin ellos no podría”, asegura.

Para Dulimar nunca ha sido una opción alejarse de su sueño. “Jamás he pensado en dejar de hacer lo que me gusta y trabajar en mis sueños. Una mamá realizada y feliz se traduce en hijos felices. Parte de enseñar con el ejemplo, es que mi hija vea en mí a una mujer que lucha, cumple y materializa sus anhelos”.

Darle valor y sentido a nuestras tradiciones

Sobre su rol en la cultura portugueseña, Dulimar también espera dejar enseñanzas a través de la danza. Cada uno de esos niños y niñas a su cargo, puedan conocer y entender el gran valor y sentido de pertenencia que debe existir por las tradiciones y las costumbres propias.

Su deseo es transmitir a sus alumnos el amor por las tradiciones venezolanas a través del baile

“Por eso que nos representa y nos hace únicos en el mundo. El arte y la cultura son lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos, y que mis alumnos lo comprendan y lo vivan es fundamental para mí”, destaca.

A las jóvenes y niñas que se están iniciando en este mundo del baile, les advierte que es altamente demandante, pero la disciplina, constancia y pasión son las claves.

“La danza no solo te enseña para el escenario, te enseña para la vida. El proceso lo es todo, deben estudiar, asistir a sus clases y prepararse. Solo así podrán conseguir el éxito y, sobre todo, bailar con el alma, ponerle corazón. Albert Einstein lo dijo: ‘los bailarines son los atletas de Dios, podrán tener la condición física de un deportista de alto rendimiento, pero su actividad no se limita al cuerpo si no que va al alma y un poco más; es arte”.

Con su papel como bailarina y maestra de este arte, Dulimar ha tejido una historia de amor por la danza que resuena en cada rincón donde se presenta. (CNP 25.482)

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Mariangel Moro Colmenárez

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