Araure.- «Soy venezolana, de una ciudad llamada Araure«, así explica Isamar Fernández a los habitantes europeos que se interesan cuando la escuchan tocar el violonchelo en una calle o parque de Ucrania, Bulgaria, España, Polonia, Francia, Suiza o Macedonia del Norte, lugares, por los que está viajando desde hace un año, llevando la música venezolana, entre otras formas de expresión cultural, por el mundo.
La música y el arte en general, es, en los países europeos, apreciado y muy valorado. Saben que la cultura es una de las manifestaciones humanas más elevadas, lo que diferencia un país de otro pero, a la vez, se convierte en un lenguaje universal que no distingue a las personas sino por su talento, que no tiene fronteras y, en el tiempo, es muestra de las civilizaciones presentes y antiguas.
Así pasa Isamar de un país a otro en Europa, acompañada de Ianco, su pareja; su perro Shaggy y Los Iankovers, la banda de la que forma parte.
Parece un sueño, pero ningún migrante la tiene fácil. Sin embargo, basta saber cuál es tu talento, tu fuerza y tener la convicción de que eso es lo que quieres, debes y puedes hacer para ser feliz, que las personas indicadas aparecen en tu camino y ¡voilà!, tu vida cambia.
Esta cellista que salió de Venezuela en el año 2018, pasó inicialmente por Perú. Allí no fue músico, luego de 5 meses viviendo en Lima decidió trasladarse a Bogotá, Colombia, por tierra. Logró, entonces sí, pertenecer a una orquesta de cámara, pero como extranjera era imperioso generar dinero, así que no pudo regresar a la orquesta y empezó a tocar en la calle.
Ese día -cuenta Isamar- fue el principio de muchas cosas. Bogotá para mí ha sido una escuela, he pasado de tocar en la calle a tocar en grandes escenarios, acompañando a maravillosos cantantes y haciendo repertorios de alto nivel.
Esta araureña, (@isavioloncello), además tiene como proyecto solista publicar su primera producción de covers instrumentales con el violoncello, trabaja para hacer crecer su canal Isavioloncello en Youtube y próximamente estará en Varsovia para tocar en la Voz Ucrania.
Araure la vió nacer…
Isamar Fernández, esta muy cerca de cumplir años. Nació en Araure, el 28 de agosto, y como muchos de los músicos regados aquí y allá, se formó en el núcleo Acarigua-Araure de El Sistema, bajo la dirección de Roberto Zambrano.
«Recuerdo con mucho cariño a mi primera profesora Lisbeth (+) y a Roberto, también que mis primeros pasos fueron un poco chuecos porque yo me quedaba dormida en las clases de música y no mostraba ningún interés, pero luego prometí que estudiaría y sin saber yo, a los 7 años de edad, empecé a prepararme para lo que hoy es mi vida».
Fernández tocó, posteriormente, con la Orquesta Sinfónica Juvenil del estado Lara, Orquesta de Cámara de la UCLA, Orquesta Municipal de Barquisimeto y en la Orquesta Pequeña Mavare, esta última -señaló- marcó momentos muy especiales en su vida, porque tuvo la oportunidad de tocarle a la Divina Pastora en repetidas ocasiones.
En su búsqueda por superarse como violoncellista, se trasladó a Caracas, donde además de estudiar formó parte de la Orquesta Francisco de Miranda y diversos cuartetos en la ciudad.
Bogotá la recibe…
«En 2018 cuando me fui a Bogotá, tuve la oportunidad de tocar como solista en la Catedral Primada de Colombia. Para mí, fue maravilloso; allí mi vida desde que amanecía hasta que anochecía era netamente musical».
Hasta el año pasado fue la violoncellista del Instituto Senjong Bogotá y Fundación Asia Iberoamérica, una organización muy importante a nivel mundial que se encuentra en diferentes países y promueve la cultura coreana, de la que tuvo que empaparse para interpretar luego canciones tradicionales coreanas.
«El director de la fundación y del instituto antes mencionado, el Sr. Samil Yang, me escucha tocar casualmente frente a la ventana de su apartamento. Él baja, nos da dinero y me dice: ‘Te voy a llamar pronto’ y así fue. Se vinieron un mar de oportunidades con ellos e, incluso, directamente con la Embajada Coreana. Hoy en día tengo una estrecha amistad con el Sr. Yang y todo su equipo de trabajo», relató la artista.
Además de tocar, Isamar tiene talento para el maquillaje. Por su trabajo siempre debía estar bien arreglada, así que aprendió a través de tutoriales, practicó con amigas y en pandemia dio clases virtuales de maquillaje básico.
«Me encanta la pintura, este talento lo descubrí acá en mi viaje en Europa. Me ayuda mucho, soy muy ansiosa y así como hay días buenos, los hay no tan buenos. En un momento donde estaba pasando por un cuadro bastante fuerte, salí, compré lo que consideraba que necesitaba en ese momento y empecé a pintar».
Shaggy, otro más de la banda
– ¡Wow! Shaggy es un perro que decido adoptar en Bogotá. Él llegó en el momento perfecto. Mi camino con Shaggy no ha sido fácil, su raza y tamaño no ayuda, es un pitbull, así que a simple vista no genera una buena impresión. Es un perro maravilloso, es mi vida, es el hijo que hasta ahora no he tenido.
Cuando viajó a Europa lo tuvo que dejar en su guardería, pero al mes le dicen que está deprimido y bastante enfermo, por lo que tomó la decisión de trasladarlo, sin saber lo difícil que podría ser viajar con él.
«En menos de un mes Shaggy llegó a España, tuve que trabajar extra con el grupo, muchísimo. Fue una época muy fuerte, se requería mucho dinero, pero mi compromiso con él empezó desde el día uno; le prometí jamás abandonarlo y así ha sido y seguirá siendo.
Hoy, Shaggy es un perro que ha viajado por muchísimos países y lo conocen millones de personas, porque ha participado en los videos del grupo, le han mandado regalos de Ucrania, el público quiere tocarlo, siempre está con Isamar e, incluso, le acompañó a un festival que organiza el consulado de Ucrania en Barcelona.
Tocar en la calle
Comenzó a tocar en la calle con mucho miedo y mentalidad limitada, ya que en un momento pensó que estaba haciendo mal y fue en cambio una etapa maravillosa.
“Ese cambio lo obtuve luego de entender que es, más bien, un aporte a la cultura popular. Es gratificante escuchar tantas palabras bonitas. Una vez que estaba tocando una suite de J.S. Bach, una señora se me acerca y me da las gracias y me dice: ‘Nunca pensé poder escucharlo en vivo y usted me lo hizo posible’. Ese día cambié de sentirme mal a sentirme útil para una sociedad que quizás por tiempo o por los medios, no puede ir a un teatro a escuchar un concierto.»
…Y el mundo la ve crecer
Hoy en día lo sigue haciendo y gracias a esas actividades ha tenido la oportunidad de recorrer muchas ciudades de Europa Occidental y Europa del Este, como Suiza, Francia, Praga, República Checa, Rumanía, Macedonia del Norte, España, Bulgaria, desde donde escribe esta entrevista, y Ucrania.
«Ucrania se me hace muy parecida a Venezuela y no por su música ni su gastronomía, sino en lo maravillosa que es. Su música es fascinante, me encanta su idioma. Actualmente estoy aprendiendo ucraniano y es un idioma muy lindo, para mí es muy importante aclarar que no es parecido al ruso. Las personas súper afectuosas, tal cual como somos nosotros los venezolanos; su comida, es exquisita, me encanta, ya he aprendido a ser algunos platos como el famosos Borcht”.
«La realidad de Ucrania la vivo muy de cerca. Nosotros Los Iankovers, somos embajadores de su cultura en toda Europa. Es muy fuerte acostarte todos los días o pasar noches enteras despierto pensando que el país vecino va a bombardear esa noche tu ciudad; es difícil para cada madre despedir a su hijo sin saber si volverá de la guerra o recibir la noticia que ninguna madre quiere recibir nunca. Yo admiro mucho a los ucranianos. Pasó de ser un país donde su fuerza militar no era tan grande (personalmente para mí) a pasar a ser uno de los países con una fuerza militar inmensa», expresó.
Solo pudieron estar dos días en la ciudad de Lviv porque precisamente la noche que llegaron, bombardearon las plantas eléctricas. “No entendíamos que pasaba realmente, se respiraba una tensa calma, era una sensación muy extraña. Aún así, vi muchos locales de café abiertos y personas caminando, tiendas abiertas, pero como mucho silencio, hasta que nos enteramos sobre ese bombardeo. Decidimos salir rápido a encontrar bus para Rumanía que era nuestro próximo destino, todo estaba colapsado, así que decidimos pagar un carro hasta la ciudad fronteriza con Rumanía para estar tranquilos”.
– Lo poco que vi me encantó y sin duda es un país que volvería a ir al terminar la guerra. A pesar de todo esto que está pasando, su gente mantiene esa sonrisa esperanzadora y eso se me hace muy familiar con mi país, dijo.
Muchas personas de Europa del este y, en especial, ucranianos, los reconocen en la calle. Cada vez el público es mayor y se lo están disfrutando al máximo.
En este momento, la cellista y demás miembros de la banda, se encuentran en Bulgaria nuevamente. De e allí van a Polonia, específicamente a Varsovia, porque su director Ianko Peñafort ha sido invitado para participar en el concurso, la «Voz Ucrania», que este año tendrá sede en esta ciudad. La banda completa tendrá participación especial en esta edición.
«Para mí, es muy importante, como venezolana, pisar ese escenario, donde haré música ucraniana pero con sabor latino. Es una gran oportunidad. La mayor información la tiene nuestra manager Nina Karnaut, pero tengo entendido que en septiembre tenemos una gira por Alemania».
La experiencia
Una de las cosas que le ha encantado de viajar es esa curiosidad que tienen por Venezuela: les gusta mucho.
Isamar explicó que escuchar «Moliendo café» en Europa Occidental es muy normal hoy en día, pero en Macedonia del Norte no, ni en Bulgaria; escucharlo en vivo y tocado por una venezolana, es una novedad y eso le encanta, porque está dejando una huella con sello venezolano.
«Viviría esta vida así, tal cual, las veces que sea necesario. Como todo ser humano he cometido errores, he sacrificado muchas cosas, pero que hoy en día digo: ‘si no hubiera pasado eso, yo no estuviera acá’, así que, sí, mi vida es maravillosa, así tal cual como es y cada día doy gracias por esto que puedo contarle a las personas sobre mi experiencia y que sé que vendrán muchas cosas más”.
Por fortuna, su familia la apoya al máximo. Para Marisabel, su mamá, no existe la diferencia de horario; su tío Juan Alberto, su papá Edixon y su tía Odalys Piña, son sin duda alguna su fortaleza.
«Ianko Bogdan Peñafort, mi pareja es colombiano con procedencia ucraniana. Nos apoyamos muchísimo, mutuamente; él también me acompaña a tocar en la calle, quiere mucho a Shaggy, y adora Venezuela y su cultura. El año que viene queremos pasar unos días allá, en especial, ir para Araure, porque quiere conocer la quebrada y compartir con mi familia”.
-Hay mucho que ver alrededor del mundo, hay que salir a buscar nuevas experiencias. Mi consejo es: sigue adelante, no te cierres por miedo, inténtalo, lo peor que puede pasar es que no funcione, pero quizás es porque no es el momento; continúa, estudia, no tengas pena de preguntar ni de equivocarte. Los retos dan miedo, pero siempre hay una enseñanza acompañada de una recompensa, concluye. (CNP 16:100)
En ésta vida, cuando se tiene sueños y metas no queda de otra que tomarlos con mucha fuerza 💪 y salir volando con ellos, vivirlos y disfrutarlos.