Araure.- El compositor Joel Hernández podría ser uno de los últimos trovadores que le compone y canta a las llanerías, plasmando desde los amaneceres del llano con sus vacadas, ordeños, labores, caballos y amores, hasta la pérdida de esas costumbres que van pasando a ser solo recuerdos, afortunadamente grabados en el pentagrama nacional y que se han ido transmitiendo de generación en generación, a través de los versos de uno de los mejores cantautores de Venezuela.
Es miembro de una familia de diez hermanos constituida por un llanero araureño, José Gregorio Hernández Molina, y una tocuyana, Ramona Pérez.
Su hermano Amabilis Hernández escribió una copla que los describe: a una familia de Araure/ de músicos y poetas/ Ramona puso la música/ José Gregorio la letra. Y Mamá Chana, su bisabuela, les contaba que sus ancestros eran grandes interpretes del tamunangue.
«Recuerdo que estando en la Escuela ‘General Páez’ cantaba en los actos culturales acompañado en el cuatro por Rogelito Troconis Padilla. Ya en sexto grado la maestra Enedina de Troconis, nos pidió que representáramos la escuela en la única emisora de Acarigua, cantamos «Ansiedad», de ahí vengo yo».
«El llano me quiere», su primera composición
Estudiando en Caracas, su comadre Elena Virgüez le regaló un cuatro y rasgando ese instrumento se refugió en las horas de noltagia. Su primera canción “El llano me quiere» fue poco difundida. Luego compuso “Tú y las tolvaneras» que fue grabada primero por Cheo Hernández Prisco, años después por Sexagésimo Barco y, finalmente, por Simón Díaz.
«El llanero tan amoroso cree que así como las tolvaneras se llevan las hojas y las brinas de paja, así mismo, se lleva sus amores», explicó.
Incontables son, de ahí en adelante, los hilos de su poesía, producto de un verbo fácil y nutrido en las letras, el campo y en el ilimitado universo de la música, donde magistralmente va dando forma a la filigrana de sus canciones.
Llanero de pura cepa
Su abuela paterna Benigna Molina de Hernández, era dueña de un rebaño de 200 cabezas de ganado, que pastaban en los potreros comunales de Araure, ahora La Zaragoza, las Villas de Araure y Camburito (2.500 hectáreas), y una que otra mañana el pequeño Joel la acompañaba, y se maravillaba al verla dar la sal rosada que las vacas comían de su mano o tumbar un novillo para marcarlo. Recuerdos que hoy, son versos.
«Mi primera postrera, me la tomé en un vasito de plata, que ella llevaba al ordeño. Mi abuela inculcó esos apegos por las costumbres y fue reforzada cuando a los 9 años me regaló una mauta mora llamada La Joelera. A los 12, me dio los primeros billetes por la venta de un maute, hijo de mi vaca».
Medio siglo y más
Tiene mas de 50 años dedicado a la investigación de la cultura popular del llano, creando letra poética y música, para convertirlas en canciones nativistas.
Así surgieron -dijo- «La fundadora», «Viejo Soguero», «Sombrero», «La cobija» y “Deja que te ame en silencio», grabadas por la voz única de Freddy Salcedo.
A Freddy lo conoció cuando fue secretario general de Gobierno, dando apoyo al I Festival Internacional El Silbón, que se llevó a cabo en Guanare, donde fueron jurado Ángel Custodio Loyola, Joseíto Romero y Víctor Morillo. Freddy arrasó y fue contratado para hacer un primer disco donde sonó «Viejo Soguero».
«En ese entonces, la música llanera se narraba en primera persona. Me gustó el tema, que es el amor del hombre universal por su caballo y la hice bajo la figura literaria del diálogo, distinto a lo que los demás compositores venían haciendo. Freddy la graba en diciembre de 1979 y empieza a sonar en enero, desde el interior hacia Caracas. No era la promocional, pero estuvo 30 días en el Hit Parade. Se convierte más tarde, también en un éxito en Colombia. En la segunda oportunidad le di tres temas: ‘La fundadora’, ‘El taita’ y ‘Araguaney’, nombre del Long Play. La divina providencia quizo juntarnos para hacer un dueto muy aceptado por el público».
Son temas inolvidables grabados también por intérpretes de la talla de Edgar Gurmeite, Ángel Custodio Loyola, Reina Lucero, Dennys del Río y su hermano Héctor Hernández, entre muchos otros.
No caen en el olvido
«En el número de versos de cada canción, he procurado emplear términos que son conocidos como llanerismos, costumbres y vivencias del llanero, plasmando la esencia de su vida y quizá por eso permanecen como un clásico. Tuvimos la suerte de que en determinado momento de nuestra vida histórica y social, algunos gobernantes aprehendieron el canto de la música nativista del llano y lo elevaron, uno de ellos fue Pérez Jiménez, con su «Retablo de las Maravillas», donde Juan Vicente Torrealba, era el alma. Es por eso que hoy la música que representa a Venezuela dentro y fuera del país, es la llanera, no la de otras regiones. Y no me salgo de eso».
Señaló que tiene más 300 temas, se han grabado unos y ha perdido muchas otros. Compone rasgango su cuatro y tiene canciones que no se atreve a darle a nadie, porque no ha podido dar con una voz que le ponga el sentido y el corazón que él les da.
«Noto que el nuevo compositor, quizá por pobreza intelectual, se ha apartado de las raíces auténticas de la cultura popular del llano; crea cosas que no son elevadas, lo que afecta la música nativista. Es muy difícil superar eso porque los músicos no tenemos organización y nadie respeta los derechos autorales”.
Despues de cantar, habló de sus cuatros, uno regalo del lutier guanareño don Antonio Torrealba, hecho de las puertas de una casa adquirida por la gobernación como Patrimonio Cultural. Con ese compuso «Viejo Seguero». En Guanare también recibió una serenata de su amigo Diego Mendoza, quien le obsequió un cuatro de don Antonio Navarro, las cuerdas con las que dio música a «La fundadora» y que son sus tesoros.
Por su obra, ha sido homenanjeado en múltiples ocasiones. Recuerda el Festival de Música Recia de la Llanura, Festival Las Cinco Águilas Blancas, en Mérida; el Festival Nacional de la Voz del Médico, en Guanare y el homenaje recibido en compañía de compositores como Chelique Sarabia, Hugo Blanco y José la Riva Contreras, auspiciado por las Direcciones de Cultura de las Universidades Autónomas.
Tiene una reciente grabación de sus temas llamada «Bajo el cielo de abril», grabados con el Trío Kristal y dentro de muy poco saldrá a la luz otra producción, de esta conjugación musical con armonías vocales extraordinarias. Una vez más, sus versos serán motivo de admiración en toda Venezuela. (CNP: 16.100)