Guanare.- Cuando Miguel Enrique Villavicencio Araujo era un niño, jamás se imaginó siendo periodista. Lo que él quería, era ser un oficial militar de la Fuerza Aérea y volar aviones.
Hoy en día es uno de los periodistas de la fuente de sucesos con más experiencia en Portuguesa a través de los diarios El Periódico de Occidente, Última Hora, actualmente en Espiga Noticias, y como ancla de diversos programas de opinión en radio y televisión.
El periodista que escribe sucesos debe tener una gran habilidad para narrar historias de manera responsable, proporcionando detalles precisos sin caer en el sensacionalismo al informar sobre eventos como delitos, accidentes, desastres naturales y otras situaciones extremas. Debe ser fuerte ante el dolor y sensible frente a las catástrofes.
Inició su carrera periodística casi de manera fortuita, a través del marketing, y esta primera profesión es la que lo lleva inicialmente a la radio y luego al periódico. Entonces, ir más allá le pareció lógico y comenzó a estudiar comunicación social.

Queria ser piloto como su padre y abuelo.
“Estoy 100 z% seguro de que el deseo de ser periodista nació por los valores inculcados por mi extinto padre y por los buenos ejemplos de mi madre. Ambos, me enseñaron a luchar ante las injusticias, por la verdad, por lo correcto, por lo más necesitados, además de su amor al prójimo, sobre todo mi papá que ayudaba a la gente en sus necesidades, aunque no la conociera”, afirmó.
Villavicencio también ha ejercido como docente universitario, director de prensa del Consejo Legislativo del estado Portuguesa y de varias alcaldías. También tuvo la oportunidad de colaborar con medios nacionales como El Diario y El Universal.
Un caso que ocupó por meses los titulares le dio la oportunidad de ser conocido a nivel nacional e internacional, el del niño Dayán, que cubrió muy de cerca. “Me contactaban desde varios países. Inclusive, la propia escritora del libro ‘El grito ignorado’ (Ybéyise Pacheco)”, mencionó.
Por su trayectoria, ha recibido los premios regional de Consejo Legislativo del estado Portuguesa, y municipal de periodismo en Guanare. Recibió, además, el galardón del periodismo en el área radial e impreso, y al mejor noticiero radial, entre muchos otros. Igualmente, ha sido merecedor de condecoraciones y reconocimientos por su labor periodística, por parte del parlamento regional y las alcaldías de los municipios Sucre, Unda, Guanare, Agua Blanca, Páez y San Genaro de Boconoíto,
Ser papá
Miguel Enrique nació en Guanare, en una de las familias locales más arraigadas en el terruño llanero, un 8 de noviembre.
“Desde pequeño, recuerdo que me gustaba mucho la lectura, pero jamás pensé que estudiaría comunicación social. Al contrario, mi deseo era ser un oficial militar de la Fuerza Aérea para ser piloto al igual que mi padre, mi tío Orlando y mi abuelo, aunque ellos eran pilotos civiles, con sus propias avionetas”, explicó.
Al no poder cumplir esa meta, se fue a estudiar Publicidad y Mercadeo en Barquisimeto, época en la que también se convirtió en papá.

Miguel en compañía de su esposa Oriana Testi y entre la mayor y la menor de sus hijas.
“Mis hijos Geraldine Rebeca, Miguel Enrique, Jesús Francisco y Flavia Nathalia son mi vida entera. Por ellos y por el resto de los míos, son mis luchas. Así como yo estoy orgulloso de mis padres —honrar a padre y madre como Dios manda— quiero que ellos sientan lo mismo conmigo. Geraldine Rebeca hasta ahora es la única que quiso seguir mis pasos, estudió diseño gráfico y ha trabajado en algunos medios de comunicación”, indicó orgulloso.
Miguel resaltó que el periodismo le ha dado mucho, pero lo que más agradece es haber encontrado entre los colegas a Oriana Testi, su amada esposa y madre de Flavia, su hija menor.
Siguiendo buenos ejemplos
La carrera de publicidad le dio la oportunidad de ingresar a la radio en Guanare y recuerda con mucho afecto al locutor Domingo Araujo Jiménez, a quien acompañaba en su programa de radio dominical en Estelar 1440 AM. También fue operador de radio, para finalmente aterrizar en El Periódico de Occidente como ejecutivo de ventas, donde después se inició como periodista.
“Estando allí, poco a poco me fui animando con el periodismo. Agradezco mucho a Jota Valecillo Quintero por darme la oportunidad de ejercer la profesión cuando apenas era un estudiante. Toda esta experiencia me hizo muy fácil los estudios en la universidad”, aseguró.Villavicencio fue especialmente seguidor de periodistas como Iván Colmenares, Grossman Parra Pinto, Aquiles Ramón Pimentel, Luis Hilders López, Ramón Salcedo Arteaga, entre otros. De ellos —dijo— aprendió mucho y se impregnó de su pasión, vocación, valentía y deseo de servir.
Y agregó que no concuerda con aquellos que estudian comunicación social para llegar a ser una figura pública, porque “la verdadera esencia de esta profesión es servir, ser la voz y un aliado de la gente”.
-Soy periodista por el ejemplo de mis padres, en primer lugar, pero sin duda alguna fue Iván Colmenares mi gran inspiración. Admiraba su trabajo, su valentía, su verbo encendido, su olfato para cazar noticias. Muchas veces se lo dije a él, cuando compartimos programas de radio, compartió.
20 años no es nada
Mientras estudiaba periodismo trabajó en El Periódico de Occidente y El Regional. Al obtener el título exigido para ejercer la profesión, tuvo la valiosa oportunidad de llegar a ser parte del equipo del diario Ultima Hora.

También ha ejercido como docente universitario, director de prensa del Consejo Legislativo del estado Portuguesa y de varias alcaldías.
“Ultima Hora no solo era un nuevo trabajo, era una escuela muy exigente en la que terminé de formarme como profesional al lado del editor Néstor Ramírez Paz y de la colega Elizabeth Briceño, jefa de redacción. En este medio me faltaron solamente 15 días para cumplir 20 años de labor. Al culminar mi relación laboral con la que fue y será siempre mi casa, me contactaron para trabajar en el portal digital Espiga Noticias”, explicó.
Una carrera riesgosa
Un periodista de sucesos vive momentos de mucha tensión psicológica y a veces física, aclaró.
“Ha habido muchas situaciones de riesgo. Una vez me tocó vivir de cerca el peligro. Fue cuando las lluvias hicieron que se desbordara el río Portuguesa. Por poquito, no fui yo el protagonista de la noticia cuando me agarró la fuerte corriente”, contó.
-El periodismo siempre ha sido una carrera riesgosa; ayer, hoy y siempre. Actualmente, ejercer periodismo en Venezuela es sumamente difícil por tantos obstáculos, censura, amenazas y poco acceso a la información oficial. Sin embargo, el que quiere ser periodista debe saber sortear estos riesgos”, dijo.
Miguel ha sido también un gran gremialista y afirmó que se debe oficializar la inscripción en el Colegio Nacional de Periodistas. “No solo como requisito legal, el CNP es mi casa, mi gremio, mis colegas, mi gente y desde el año 2004 hasta el presente he ocupado varios cargos gremiales”.
Al preguntarle si nuestro gremio está debilitado o disgregado, debido a las circunstancias actuales opinó:
“No creo. Al contrario, nuestro gremio desde hace años ha sido uno de los más atacados. Siempre han tratado de silenciarlo por el rol que nos toca cumplir en Venezuela. Es cierto que nos falta mucho y que hay apatía por parte de algunos colegas, pero aún así, el CNP es un gremio que está al frente de la construcción de un mejor país para todos. Somos luz en las tinieblas y esa misma luz es la que indica el camino que se debe seguir. La mayoría de los venezolanos confía en sus periodistas”, agregó.
Fortaleza
“Siempre he dicho que el mejor periodista no es aquel que más produce y le da el mejor tratamiento a la noticia. Ante todo, un periodista debe tener mucha moral, ética, valentía, humildad y amor por su prójimo. Gracias a Dios, hasta ahora, no me he arrepentido de ninguna publicación. Siempre ejerzo con ética y humanismo mi profesión, aunque pueda haber cometido algunos errores”.

Ha sido merecedor de condecoraciones y reconocimientos por su labor periodística.
Para poder alcanzar esa adecuación y pertinencia al escribir noticias, ha realizado talleres y cursos sobre manejo de la información, con todo lo relacionado a los Derechos Humanos, procedimientos policiales y jurídicos.
“Ser corresponsal de Ultima Hora me brindó la oportunidad de cubrir todas las fuentes noticiosas. Me decía el recordado colega Luis Hilders López —con más de 60 años de experiencia y con quien trabajé en sus últimos años en el Periódico de Occidente— que como periodistas teníamos que ‘ser un océano con un metro de profundidad’. Quiso decirme que el periodista debe saber de todo un poco, porque uno nunca sabe qué le tocará cubrir”, afirmó.
Él mismo comenzó con información general. “Muchas veces me tocaban lo que en el argot periodístico llamamos ‘caliches’. En ocasiones, cubrí la fuente política, hasta que me cambiaron para sucesos. Alguien tenía que hacerlo. Lo que nunca llegué a pensar es que lo iba hacer por tantos años dentro y fuera de mi estado Portuguesa”.
Indicó que no es fácil cubrir sucesos, sobre todo ahora con tantas trabas para obtener la información oficial. Y que es importante recordar que, siempre, en la noticia de sucesos hay víctimas y victimarios, que detrás de ellos hay familiares y seres queridos. “No perder el humanismo”.
“Fíjate, cuando apenas tenía 14 años perdí a mi padre en un trágico accidente con su avioneta. Nunca olvido que esa triste noticia fue cubierta por la prensa con mucho profesionalismo por parte de mis colegas Aquiles Pimentel y Ramón Salcedo. Hay que entender que por más humanismo y ética que uno le ponga a la noticia de sucesos, siempre habrá alguien que te critique, fustigue o trate de querer enlodar tu trabajo. Gajes del oficio, diría yo, pero lo más importante es tener la conciencia tranquila”.
Poder político Vs. periodismo
-El periodista debe estar siempre en la acera de enfrente. Si estás del mismo lado, entonces no sería información, sino propaganda política. Que se entienda que eso no significa ser rival, adversario o enemigo de un gobierno de turno, expresó.
Explicó que recibir premios oficiales no lo compromete con el poder; es solo un reconocimiento a su trabajo
“‘A nadie le amarga lo dulce’, cita un viejo refrán. He recibido muchos premios, reconocimientos, condecoraciones. He rechazado algunos otros por diferentes motivos, sobre todo aquellos que pretenden ficharte políticamente o comprar tu conciencia. Quienes me conocen saben que así ha sido. Tengo amigos en todas partes sin importar su posición política, económica o religiosa. Recibir cualquier premio o distinción es una responsabilidad más, que debes asumir con mucha humildad y profesionalismo“.
Como mensaje final, aconseja a las nuevas generaciones de periodistas ejercer la profesión con ética, solvencia moral y con mucha cautela, porque el periodismo está atravesando por momentos sumamente duros.
“Que ejerzan la profesión para servir, y ser luz y guía de una sociedad”. (CNP 16.100)