Acarigua.- La escena de un grupo de personas reunidas alrededor de una mesa, con el café humeante sobre ella y el diario Ultima Hora entre las manos, era tan común en cada hogar o panadería portugueseña, como la salida del sol en las mañanitas llaneras.
En el recorrido hacia los lugares de trabajo, los pregoneros gritaban a todo pulmón “¡Uuultima Hooraaaaa!”, repartiendo parte de los 35.000 ejemplares que rápidamente compraban conductores y lectores asiduos, siempre pendientes de las noticias impresas del que fue conocido como “el primer diario de Portuguesa”.
Al final de su edición impresa y por la falta de papel, salían a la calle 6.500 ejemplares que dejaron de llegar a los portugueseños, al cerrar sus puertas el 31 de agosto del 2018 y publicar solo a través de la página web www.diarioultimahoradigital.com.
Tras los últimos acontecimientos políticos en Venezuela, esta página cesó sus operaciones aunque se mantiene de manera intermitente, al igual que sus redes sociales.
En este 2024, ese, nuestro diario, llegó a la edad dorada, y aunque ya no estemos juntos en sus pasillos, salas de redacción, publicidad, diseño, administración o rotativa, donde quiera que vayamos seguiremos coincidiendo, nos reconoceremos y diremos orgullosos: «yo soy parte de la familia Ultima Hora».
El periódico fue fundado hace 50 años, el 30 de octubre de 1974, por el empresario Juan Romero, pero fue con el impulso y la amplia visión y dirección de don Ruvico Ramírez González, que la editorial Llano Adentro adquiere el lustre y la importancia como medio de comunicación, convirtiéndose en la «escuela de periodismo» por excelencia de varias generaciones de periodistas y fotógrafos de la región.
Parte de los miembros de Portuguesa Reporta, Mariangel Moro, María Beatriz Parilli, William Torres y Beatriz Quintana, tuvimos el honor de estar en ese gran equipo dirigido, para ese entonces, por sus hijos Néstor y Diana Ramírez Paz, y como jefa de redacción a Elizabeth Briceño, a quienes admiramos y respetamos profundamente.
Pero mucho antes que nosotros, extraordinarios periodistas y trabajadores, escribían, administraban e imprimían el acontecer diario, del que algunos nos comparten sus memorias.
Nayibe Arambule
Ingresó al diario en 1981 y ha permanecido con la familia Ramírez hasta la actualidad como asistente administrativo, mano derecha y de mayor confianza tanto de don Ruvico como de Néstor y Diana.
Nayibe es parte, no solo de la historia de principio a fin de Ultima Hora, sino de los Ramírez; es quien más los conoce y aprecia.
«Ellos me han hecho parte de su familia, Diana y Néstor Luis son mis hermanos. Yo fui testigo de los momentos iniciales cuando en momentos difíciles el propio Sr. Romero salía a cobrar. El Sr. Ruvico no me daba ordenes me llamaba ‘hija’ y me decía amablemente lo que requería. Yo seguiré junto a ellos hasta el último día de mi vida».
Iván Colmenares
«Ruvico Ramírez es un ser fundamental en mi vida como periodista, como político y como ser humano. Como editor, siendo yo un recién graduado, me designó coordinador general del diario Ultima Hora, solo por debajo de Horacio González y Eligio Elorga César. Ese inicio fue mi escuela ¡y cómo ayudaba a forjar el carácter imparcial, porque siendo ya un dirigente político, supo canalizar esas energías! Recuerdo que estuviese donde estuviese, a golpe de siete de la noche, él (Ruvico) conocía plenamente el contenido de la edición del día inmediato. Era implacable con las noticias que repetía a una misma persona –recordemos que antes se imprimía como una fotografía, cada texto se recortaba y se pegaba, de acuerdo a la diagramación– y a la hora que fuera, si encontraba dos noticias con un mismo protagonista había que buscar otra información», señaló el periodista y exgobernador.
«Una vez en esos avatares políticos, Lucía Barrios de Miraglia, al referirse a Ultima Hora, afirmó: ‘yo no leo ese pasquín’, lo que salió publicado en el diario. Al día siguiente, uno de nuestros reporteros, que cubría el aeropuerto, le toma una foto a la gobernadora leyendo Ultima Hora y yo salí a consultarle a Ruvico, con foto en mano, emocionado porque periodística y políticamente era un duro mentís. Me dijo tranquila y razonadamente: ‘Esa señora no sale ni de espaldas’”.
-¡Un bautizo apasionante fue esa pasantía inicial! También tuve como político, el respaldo de la primera infraestructura comunicacional del estado. Como ser humano, conmigo fue excepcional. Nunca le escuché un reclamo pasado de tono, más bien una sugerencia. Fue una casa donde compartimos con muchos colegas valiosos como Pastor Asuaje, Aquiles Pimentel, Eligio, Víctor Morales, Elizabeth Briceño, el maestro Luis Bazán. Como consejero fue constante. Y yo resumo en este título ‘Arquitecto de amistad’ a Ruvico Ramírez González, que tendrá mi agradecimiento, mi reconocimiento y mi afecto eterno.
Mayami Alvarado
La reconocida periodista indicó que hasta la aparición de UH solo circulaban semanarios. El más reconocido de ellos, fue El Imparcial, de la familia Escalona.
Da UH un vuelco a la información en la región –dijo–, abrió una ventana de posibilidades tanto a redactores, gráficos, técnicos de impresión, comercializadores, los famosos pregoneros. «Agradecidos estamos todos los que formamos parte de esa gran familia que encumbró Ruvico Ramírez González».
-Hasta la hora aciaga del cierre de la edición impresa, UH cumplió a cabalidad sus objetivos, no dudando su director actual, licenciado Néstor Ramírez de mantenerlo en edición digital, sellando el compromiso de su padre de no cerrar esa puerta que se abrió para más nunca cerrarla, pese a cualquier tipo de adversidades.
Miguel Enrique Villavicencio
Llegó para unirse al equipo de periodistas el día en que UH cumplía 30 años. Este 15 de octubre, 20 años después, cesaron sus funciones allí.
-Fue un honor haber trabajado con Néstor, Diana y Elizabeth. Las ruedas de prensa en Portuguesa no se comenzaban si no estaba su periodista, porque siempre ha sido una empresa prestigiosa y nosotros también brillábamos con esa luz, que te abría muchas puertas. A mí me dio la oportunidad de ser conocido a nivel nacional e internacional, con casos como el del niño Dayán, que cubrí, y me contactaban desde varios países. Inclusive, la propia escritora del libro El grito ignorado (Ybéyise Pacheco). También cuando se publicó la presencia de grupos subversivos en predios portugueseños, avalada por un alcalde que luego se retractó. Como periodista, mantuve mi palabra y el periódico fue mi respaldo ante algunos organismos de seguridad del Estado. Siempre he cubierto sucesos, no fue que lo escogí, hay que ser muy fuerte para mantener esta fuente.
«UH es una ‘escuela’ de periodismo y yo espero que en algún momento pueda volver a ocupar el importante lugar que se ha ganado».
William Torres
El periodista encargado de la sección de Deportes, indicó que UH, en su mejor momento, llegó a ser la fuente de ingreso directo de más de 100 familias e indirecto de unas 300 más.
«En lo personal, fue ese hogar con el que siempre sueñas, la casita a la que llegas con poco o nada, pero que con el tiempo le tomas cariño. El equipo era más bien una familia, que siempre entendió, a pesar de las diferencias de momentos, que el objetivo era uno y de allí nadie podía sacarnos. Fueron 13 años de mucha pasión, entrega, crecimiento personal y, al final, un poco de nostalgia.
-El día que supimos que no saldríamos más en papel, tuvimos una sensación extraña, similar a que te quiten algo con un valor sin igual. Esa mañana, todos sabíamos que era el último día y estábamos más pendientes de las anécdotas que otra cosa. Era una historia de más de 40 años para varios compañeros presentes. Y, de repente, se hizo la hora. Todos en una oficina, al oír los discursos, lloramos como si no fuéramos a vernos más. Era un lazo que se cortaba de forma abrupta y sin poder hacer más de lo que se hizo.
«Gracias a toda la directiva de Ultima Hora, a mis compañeros, a los lectores, a todos siempre muchas gracias y si un día ha de regresar, no duden en contar conmigo».
Más allá de lo que se ve
Sin duda alguna aprendimos mucho sobre cómo ser periodistas sin miedo a decir la verdad, buscar más allá de lo que apenas se ve, a no ser cómodos ni complacientes. Asimismo, sobre solidaridad, apoyo, camaradería, como una verdadera familia, donde hay días buenos y malos, pero también donde prevalece el afecto, el respeto y los buenos recuerdos por encima de los aspectos fútiles de la vida. (CNP 16.100)