Araure.- Es el más destacado y famoso, a nivel internacional, de nuestros artistas plásticos. Víctor Asuaje se deconstruye a sí mismo en un diálogo profundo sobre la naturaleza del talento artístico y su objetivo vital.
Tomó su decisión de asumirse pintor desde la niñez. Aunque también estudió ingeniería, es diseñador gráfico y un poco filósofo, pero con los pies muy bien puestos sobre el camino que quiso seguir y que lo ha llevado a algunas de las más importantes galerías de Nueva York, Washington y Miami.
Asume el arte como una condición natural con la que naces, como una acción -y no un objeto- que te conecta con algunos conceptos abstractos. Declara que ser artista es una decisión, razón por la que no cree en la inspiración, sino en la disciplina.
«Mi primera exposición está documentada a los 8 años en la Casa de Cultura de Acarigua-Araure, porque en mi familia siempre hemos estado involucrados con el arte: mi hermana Amelia era bailarina y mi hermano Carlos fue pintor, y sus compañeros fueron mis amigos, por eso, siempre he estado rodeado de artistas».
A los 12 años ya era semiprofesional y a los 18 ya tenía en su haber muchas exposiciones. Su primer salón fue Motivos Araureños, luego el Salón «Rafael Ramón González» y más tarde ascendió a los nacionales. En 1989 expuso en la Galería Clave, de Caracas, su primera individual, un lugar donde exponían los mejores artistas de vanguardia. Desde ese momento se proyectó de tal manera que, más tarde, expuso durante 5 años en el Museo de Arte Contemporáneo “Sofía Imber».
Su formación en el arte contemporáneo ha sido básicamente autodidacta y de investigación. Ha cursado talleres tanto en Venezuela como en Europa y viajado mucho, teniendo al mundo como su mejor escuela.
«La formación de un autodidacta obliga a que se sea más abierto, estudias más especialidades, y te creas tu propio pensum. Yo me iba, desde los 13 años, un día a la semana, a los Espacios Cálidos del Ateneo de Caracas, donde había una de las mejores bibliotecas de arte. Así estudié por muchos años». Paralelamente, se formaba en artes escénicas y diseño gráfico.
Desde los 15 años su obra empezó a internacionalizarse, en Italia, Francia y España, porque había gente que exportaba su trabajo.
A los 20 años, Víctor abandona su carrera de ingenieria en el último año para seguir su esencia y no tardó mucho en marcharse a Barcelona, España (1983_1984), en viaje de estudio, visitaba los museos y trabajaba en La Rambla.
Las muestras internacionales más importantes
Los más significativos han sido los proyectos de Nueva York y Washington, donde estuvo a lo largo de dos años, con más de 60 obras expuestas, además de las experiencias con comunidades de artistas extranjeros.
«En 1989 fue la etapa decisiva de mi vida, a través de dos brillantes críticos de arte Juan Carlos Palenzuela y Luis Ángel Duque; ellos me abrieron todas las posibilidades para que mi obra fuera a un mercado internacional y a coleccionistas nacionales. Eso me dio una gran seguridad interna, aunque a los 20 años no se puede hablar de madurez, yo ya había expuesto miles de veces», explicó.
Lo hermoso de Víctor, es que cuenta entre estas experiencias, hasta las vividas en las comunidades rurales de los 14 municipios de Portuguesa, porque para él todo espacio es importante. Todo eso lo vincula al movimiento nacional de artistas, sin perder la perspectiva.
«Lo primero es saber quién eres, de dónde vienes y dónde estás parado, porque el artista suele enamorarse de su obra y eso es dañino y perverso, porque lo que pintas no te pertenece, es tu legado», dijo.
Cómo se elige el motivo de una temática
Muchas de sus obras tienen una temática común, que varía en expresión, colores y tamaños.
«Es una imagen que surge y van apareciendo elementos que siguen una línea; es un trabajo libre, que se va aprendiendo a sistematizar. Sin quedarte en la comodidad, para que pueda seguir siendo innovada, revisada, para que siga viva».
Actualmente, su centro temático es la mujer, símbolo de creación y de la vida, alrededor de ese rostro femenino bailan dedos, pinceles espatulas, para dar lugar a obras muy coloridas y de gran escala.
Conjugando la tecnología y arte
«Yo siempre fui un artista gráfico, pertenezco al Taller de Artistas Gráficos Asociados (TAGA). Tardé 20 años en sentirme preparado para llegar allí”.
Es un proceso que comenzó en los 80′, desde la primera computadora que usó cuando estudiaba en el Politécnico, programada en lenguajes que ya no se usan. De un tiempo para acá, estudia la blockshain, el criptoarte y la Web 3.0, en la que se ha estado especializando.
«Se trata de un cambio al que se deben ir adaptando las galerías. Una de las aristas de este mundo, es comercializar la obra a través de la moneda virtual, pero la principal, es crear arte en el Metaverso; por eso, el 22 de septiembre reuní 54 artistas plásticos venezolanos y extranjeros en este entorno de la Internet», señaló.
Los resultados y beneficios son múltiples, no solo en lo económico. En la Web 3.0 hay la posibilidad de crear y vender, como dueño, porque las galerías virtuales son suyas, en unas blockshain que no dependen de un banco ni de ninguna red social. Gana, además, mucha experiencia.
La superación de lo preconcebido
«Siempre he regresado a Araure, pero ya me planteo vivir en Europa, porque hay prohibición de sacar el arte del país, entonces, ya no puedo seguir aquí, porque de esto he vivido siempre. A mis 56 años, que es una etapa primaria en el arte, porque a partir de los 50′ es que se empieza a emplear la experiencia. Yo quiero estar en el mejor sitio, donde lo que yo haga tenga el mejor eco posible».
Es un hombre determinado, que cuando se dispone a hacer algo, lo logra. Por eso, con este proyecto de criptoarte con artistas venezolanos, ha convencido a un museo y una plataforma norteamericana para apoyarlo y, de esta manera, podrán mostrar su obra sin límites geográficos ni políticos.
Lo mejor de este artista, es que no crece y se eleva solo. Se lleva consigo hacia arriba muchos colegas venezolanos, con el fin de que tengan un entorno apropiado para mostrarse y proyectarse.
«Eso me sitúa en una posición donde me toca atacar esos lugares comunes en los que encasillan a los artistas como ‘diferentes’, ‘aislados’, ‘pobres’ y que guarda sus secretos creativos. Sí, tenemos un poco de atarantados, un poco de desenfado, pero yo me desvinculo del disfraz de bohemio y me muestro como soy, sin estereotipo», señaló.
Víctor rompe con todo lo establecido y supera las limitaciones geográficas, económicas, tecnológicas de contexto y de imagen, con una inteligencia bien encauzada, que él llama «curiosidad».
Ahora, va hacia la maduración de muchos proyectos, se ha vinculado con muchos artistas internacionales y va hacia ellos con metas claras.
Cuestionar toda su vida, para iniciar una nueva etapa en Europa no será problema para un innovador como él. “Toca empezar de cero, recomenzar, renovarse y eso me encanta».
Víctor, como artista del mundo, se va para crear -«allende los mares”- lo mejor de su obra artistica, en el cenit de su luz creativa y con la certeza definitiva de que hacer lo que le hace feliz, es la mejor manera de vivir. (CNP 16.100)