Acarigua.- El 15 de enero de este 2023 es una fecha que ya parece inolvidable para Carlos Alberto Molina y otros jóvenes prospectos que consiguieron subir a un peldaño importante en el camino a su sueño, al firmar contrato con equipos del mejor béisbol del mundo, los de la MLB.
En Carlos Alberto, Portuguesa tiene una futura representación en la «Gran Carpa». El lanzador, que dio sus primeros pasos como pelotero en la calles de Trina de Moreno y un estadio en ruinas del sector Corralito en la población de San Rafael de Onoto, hoy se encuentra en una de las «granjas» de República Domicana, tras pactar por cinco años con nada más y nada menos que los Gigantes de San Francisco, el equipo de la Gran Bahía y del legendario Willie Mays.
A menos de una semana de haber llegado a la concentración en Dominicana, el joven nacido en Araure y criado en San Rafael de Onoto, habló con Portuguesa Reporta sobre su oportunidad de oro. Es uno de los 23 prospectos que la organización de San Francisco reclutó este enero, cuando la MLB dio inicio al período de firmas internacionales. 11 de los afortunados y futuras estrellas de la pelota rentada son venezolanos.
«Cerramos negociaciones el 4 de noviembre y firmé contrato el 15 de enero. Es por 5 años y dependerá de mi poder subir a las ligas mayores, pero desde ya estoy dando lo mejor de mí para cumplir ese gran sueño, por mi familia y mi municipio San Rafael de Onoto», dijo el muchacho de 17 años, próximo, en este febrero, a cumplir la mayoría de edad.
Carlos Alberto destacó de entrada que parte del logró es gracias a sus entrenadores y a sus padres. «Empecé a jugar béisbol a los 6 años de edad en la cancha Trina de Moreno, con los muchachos del barrio y a los 9 años mis papás decidieron inscribirme en una escuelita de béisbol menor en Corralito. Recuerdo a mis primeros entrenadores: Pepe, Libardo y Endry».
No pasó mucho tiempo cuando el muchacho supo que era al béisbol profesional a lo que se quería dedicar, así que tres años después de su debut en San Rafael de Onoto, sus padres, buscando explotar más su talento, lo cambiaron a una escuela más estructurada, así que paró en Lanceritos, en Araure.
«Ahí empezó todo, porque iba ya para los 13 años, cuando me llevaron a la academia de Jesús Hernández, en Guanare y quedé seleccionado. Mi mente cambió y comencé a enfocarme y a trabajar más en lo que quería ser, un jugador profesional. Pensaba en sacar a mi familia adelante, en ayudar a mis papás y a mis abuelos, y poner a mi municipio en alto. Ya era un béisbol más organizado», comentó el joven.
Con una visión clara de lo que anhelaba para su futuro, Carlos Alberto empezó a dedicarse más en sus lanzamientos y su poderío con la zurda, así que aumentó sus técnicas de fuertes entrenamientos.
«Aunque hubo muchas altas y bajas. Llegó el momento en que pudimos cerrar contrato y por supuesto que fue una emoción muy grande. Hoy le doy gracias a Dios por ayudarme a ser una persona de bien, por ayudarme a cumplir mi sueño. También agradezco a todos mis entrenadores que estuvieron ahí cuando me iba bien y sobre todo los días que me iba mal, siempre estuvieron para corregirme, así como mi familia. La persona que soy ahorita es gracias a ellos, a mi Dios y a mi madre y mi padre que me dieron la oportunidad», indicó.
El lanzador zurdo sabe que aún queda mucho camino por andar y que se trata de una carrera muy competitiva, pero está dispuesto a batallar para que su nombre aparezca en un par de años en el roster del equipo grande.
«Es una carrera muy bella y también muy competitiva. Desde el martes pasado estoy en un ‘cam’ trabajando duro por un propósito, porque mi meta es llegar a Grandes Ligas y manteneme ahí, y así sacar a mi familia adelante», sentenció el jovencito con la misma seguridad y velocidad con el que deposita cada pelota desde el montículo a un mascotin para hacer abanicar a más de uno.
Este 2023, los Gigantes de San Francisco no escatimaron en gastos y desembolsaron un total de 5.284.000 dólares para armarse para las próximas temporadas, con la contratación de los 23 prospectos. (CNP 25.482)