El expresidente Jimmy Carter falleció este domingo 29 de diciembre a los 100 años de edad, confirmó su familia y el Centro Carter.
Carter, que se encontraba en su hogar bajo cuidados paliativos, y votó en las elecciones de noviembre, había recibido tratamiento por una forma agresiva de cáncer de piel tipo melanoma, con tumores que se habían extendido al hígado y al cerebro.
«Mi padre fue un héroe, no solo para mí, sino para todos los que creen en la paz, los derechos humanos y el amor desinteresado», dijo Chip Carter, hijo del expresidente, a medios locales.
«Mis hermanos, mi hermana y yo lo compartimos con el resto del mundo a través de estás creencias comunes», agregó.
«El mundo es nuestra familia por la forma en que unió a las personas, y les agradecemos por honrar su memoria al seguir viviendo estás creencias compartidas», sostuvo.
El político demócrata llegó a la Casa Blanca en enero de 1977 después de ganar las elecciones presidenciales contra Gerald Ford antes de perder ante el republicano Ronald Reagan cuatro años después.
Medio Oriente fue el centro de su política exterior. El tratado de paz de 1979 entre Egipto e Israel, basado en los acuerdos de Camp David de 1978, puso fin a un estado de guerra entre los dos vecinos.
La crisis de los rehenes
Considerado uno de los líderes más progresistas que ha tenido Estados Unidos, Carter vio su mandato impactado (1977-1981) por la crisis de los rehenes estadounidenses en Irán.
El 4 de noviembre de 1979, revolucionarios devotos del ayatolá iraní Ruhollah Khomeini irrumpieron en la embajada de Estados Unidos en Teherán, capturaron a los estadounidenses presentes y exigieron el regreso del derrocado shah Mohammad Reza Pahlavi, que contaba con el apoyo de Estados Unidos y estaba siendo tratado en un hospital estadounidense.
Al principio, los estadounidenses apoyaron a Carter, pero su apoyo se desvaneció en abril de 1980, cuando una operación de comando no logró rescatar a los rehenes y ocho soldados estadounidenses murieron en un accidente aéreo en el desierto iraní.
Irán retuvo a los 52 rehenes hasta minutos después de que Ronald Reagan prestara juramento el 20 de enero de 1981 para reemplazar a Carter y luego liberó los aviones que los transportaban a la libertad.
Ese hecho hirió profundamente la moral del país y provocó que los más conservadores lo etiquetaran para siempre como un mandatario débil.
Su legado de paz y humanitario
No obstante, con el tiempo, el mandato de Carter pasó a ser considerado muy positivo, hasta el punto de que logró el Nobel de la Paz en 2002.
«Mi vida después de la Casa Blanca ha sido la más gratificante para mí», admitió en una rueda de prensa en agosto de 2015.
Pese a que Carter dejó el cargo siendo profundamente impopular, trabajó con energía durante décadas en favor de causas humanitarias.
En 2002 recibió el Premio Nobel de la Paz en reconocimiento a su «incansable esfuerzo por encontrar soluciones pacíficas a los conflictos internacionales, promover la democracia y los derechos humanos y promover el desarrollo económico y social».
Con EFE y Reuters
